Aunque no queramos hablar de ello, siempre está presente
El pasado fin de semana vivimos la tragedia de perder a un joven piloto, Jason Dupasquier. Los más próximos al joven piloto suizo intentarán encontrar consuelo en aquello de ‘murió haciendo lo que amaba’, etc, pero lo cierto es que Jason se fue demasiado joven, demasiado pronto, más allá de su pasión por las carreras.
La muerte es algo que siempre forma parte ya no de las carreras de motos, sino del motociclismo en sí. Todos sabemos que ese factor y ese riesgo existen, pero -obviamente- nadie cree que le pueda pasar a uno, menos todavía en un entorno muy seguro como son los circuitos actuales y con el excelente equipamiento de los pilotos, que ya hace años han incorporado el airbag en sus monos.
Pensamos que es algo que sí, que está, pero lejos. Nadie piensa en ello hasta que se presenta, sin previo aviso, para recordar que siempre está allí, agazapada.
Posiblemente los únicos en el motociclismo de competición que tienen asumido que la muerte forma parte de su manera de vivir y de su día a día sean los pilotos de las ‘road races’, con el Tourist Trophy como principal exponente.
El TT tiene la macabra cifra de alrededor de 500 fallecidos desde su primera edición de 1907. El negro promedio de las últimas décadas en el TT es de dos pilotos fallecidos por edición -en 1970 hubo hasta 6 muertos- pero los asiduos a esta carrera, muchos de ellos muy veteranos, siguen llegando a la isla año tras año… Como Michael Dunlop, que ha perdido en las ‘road races’ a su tío Joey, a su padre Robert y, más recientemente, a su hermano William… Sin duda estos hombres son de otra pasta, sino no se puede entender como tras morir su padre en sus brazos -en una caída en los entrenamientos de la North West 200-, Michael corriera -y ganara- la carrera al día siguiente, y luego fuese al entierro.
No están habituados como ellos los pilotos de MotoGP -con una media de edad mucho menor que los veteranos de la Isla de Man, otro factor a tener cuenta- y se mostraron muy afectados tras conocer la triste noticia del fallecimiento del joven suizo.
Posiblemente Dorna se equivocó con el acto y el minuto de silencio -me refiero al momento, no al acto en sí- realizados justo antes de la carrera de MotoGP, con la moto y el equipo de Dupasquier en medio de la pista, algo que lógicamente afectó a todo el mundo. Algunos de ellos, como Bagnaia, Petrucci o Aleix Espargaró, estaban muy afectados como para subirse luego a motos de cerca de 300 CV y que superan los 350 km/h, y manifestaron que no se debería haber corrido.
Al final no dejan de ser chicos jóvenes y es realmente imposible que no se viesen afectados. Quizás lo más lógico habría sido hacer dicho homenaje al finalizar la carrera y no antes de ella. Es incluso posible que el despiste de Morbidelli en la parrilla de salida tuviera que ver con todo ello.
Los circuitos actuales ya no tienen guardarraíles, ni tampoco árboles a su alrededor como antaño; las escapatorias son mucho más largas, y los pilotos van infinitamente mejor equipados que hace algunas décadas, pero el riesgo siempre existirá. Si una caída en sí no suele comportar demasiadas complicaciones, el hecho de hacerlo dentro de la pista y ser embestido por otras motos es un peligro real, que forma parte inherente de las carreras de motos.
Y como nada se detiene, casi sin tiempo a asimilar nada, este fin de semana hay GP en Montmeló. Show must go on…
Descansa en paz, Jason.
Tomado de solomoto.es