Entrevista a Inspector Harry: «Merecer cosas e ir de víctimas no va con nosotros, somos de escuela pública»
Rock, más rock y una buena dosis de sentido del humor son los ingredientes principales que los madrileños Inspector Harry vierten en su ‘Sopa de sobre’, su más reciente creación. La banda al completo nos sirve de guía para descubrir todos los detalles de este álbum a través de las preguntas de Alberto «Sarel» Cañete Zamorano. Mario Arias «Molo» (voz y guitarra), Fernando Navarro «Nano» (guitarra), F. Javier Zamarra Díaz (bajo) y Antonio Canseco «Toñín» (batería) forman la banda a la que tendremos en Madrid el 27 de enero en El Elefante Blanco.
¿Cómo fue gestionar la creación de este disco con el cambio de formación de la banda? ¿Cómo influyó que hubiera una persona nueva en un equipo ya asentado que estaba desarrollando un disco?
«Aprovechamos el impase. Programar con Iñigo se estaba volviendo tarea imposible y cada vez lo veíamos mas despegado de la directriz del grupo. Fue un momento duro por la incertidumbre, por la propia confrontación y por la incapacidad de llevar nada hacia delante. Nano llevaba tiempo sin tocar y necesitaba un periodo de adaptación que nos vino de lujo para preparar ‘Sopa de sobre’ al margen de los ensayos y parando totalmente las actuaciones. Al final pudimos presentar disco y guitarrista a la vez».
Hay mucho de madurez y de estoicismo en este disco; de aceptar alimentarse de sopa de sobre. ¿Os sentís representados por esto, ya sea por el presente o por alguna circunstancia pasada?
«Es un hecho, somos lo que somos y estamos donde estamos. Sabemos que esto es una carrera de fondo y que lo importante es la continuidad y la cohesión de la banda a nivel musical y personal. Lo de merecer cosas e ir de víctimas no va con nosotros, somos de escuela pública».
¿Cómo está funcionando la performance del disco en los bolos? Porque, desde luego, escucharlo podía, fácilmente, inducir a uno a introducirse mentalmente en un concierto vuestro.
«Entendemos que bien. La verdad es que seguimos sin saber encajar bien al público actual. Nano y Molo vienen de grupos de los 90 y han vivido el desgañite del personal coreando canciones y los pogos salvajes. Ahora todo es más estático, la gente te observa, te graba, hablan entre ellos… La muestra de pasión no es tan evidente, pero entendemos que funciona porque vuelven».
Volvisteis al ruedo tras un arranque en el que tocasteis un bolo pocas semanas antes del inicio de la pandemia. ¿Cómo este suceso influyó en vuestro modus operandi?
«Evidentemente, el Covid supuso un cambio en nuestras vidas a nivel personal y, por extensión, a nivel del grupo. Hoy por hoy estamos mas deslocalizados geográficamente que nunca, pero a la vez mas unidos. Los ensayos se han reducido en número pero han ganado en intensidad y eficacia. Durante el Covid supimos mantener latente el grupo aunque nadie sabía con certeza cómo iba a acabar aquello.
El bolo en cuestión, efectivamente, fue el 22 de febrero del 2020, tres semanas antes del estado de alarma, con media sala tosiendo como en un albergue de tuberculosos. En fin, como decimos en nuestros conciertos: “Salimos reforzados, somos mejores personas y ya le estamos dando salida a las balas que no se vendieron durante esos meses»”.
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Sois autores de experiencia y conocimiento del rock español. ¿Cómo veis el panorama, sobre todo desde que las salas volvieron arrancar tras poder volver a abrir?
«El tema esta complicado, especialmente para los que tocamos canciones propias cantadas en “castellano antiguo”. Pero tampoco es nada nuevo. Aceptamos que la industria musical y las salas son un negocio y su objetivo es ganar pasta, pero la endogamia musical que vive este país es culpa directa de ellos. Fíjate en los festivales en los que por estilo encajaríamos, son los mismos grupos que hace 25 años, además, todos tienen su versión barata en forma de grupo tributo que son los que llenan las salas.
Hay sangre nueva, pero no quieren mezclarla y jamás llega al público. Siendo un país monárquico, deberíamos conocer en qué acaba esta endogamia. Por otro lado, tenemos claro que la única manera de entrar en esta rueda es con la pasta por delante, propia o de papá. Ni el trabajo duro ni el virtuosismo ni tener un amigo en Virgin o en el “tal” grupo que te va a abrir ninguna puerta. En la ruta de los sordos están más sordos que nunca».
¿Cómo una banda, la vuestra en concreto, se puso de acuerdo para tomar cada decisión relacionada con el disco, tanto en lo creativo como en lo logístico?
«El secreto está en confiar cada arte al mejor capacitado para ello, sin interferir en su trabajo y con la total convicción de que el resultado va a ser optimo. A nivel de banda somos profundamente tecnócratas».
Inspector Harry se está convirtiendo en una identidad estilística en cuanto a lo musical; una música que se sabe, nada más escucharla, que es vuestra. Esta identidad, ¿pasa ahora por reforzar lo que ya hay o por indagar en nuevos terrenos para enriquecerla?
«A y B son correctas. Creemos que la línea musical de ‘Sopa de sobre’ nos favorece y nos sentimos cómodos en ese campo, pero tampoco descartamos explorar nuevas sendas sonoras. De hecho, lo estamos haciendo. Además, con la entrada de Nano se están empezando a componer canciones conjuntas Arias/Navarro, y de Arias/Navarro solo se pueden esperar buenas noticias…».
¿Qué fue para vosotros no poder tocar durante un tiempo para toda la gente que fuera a veros y mostrase su devoción, y tener que centraros en otros derroteros?
«Nosotros somos cuatro curritos de oficina, no vivimos de esto. Para nosotros la música no deja de ser un hobby caro que, afortunadamente, podemos autofinanciar. Tenemos que centrarnos en otros derroteros si queremos comer y alimentar a Harry. ¡Recordad que también cambiamos su vieja bañera por un plato de ducha!»
Tenéis a la vuelta de la esquina vuestro señalado concierto en Madrid, y hay unos cuantos más en camino. ¿Qué expectativas tenéis ante ellos y qué le decís al público para que no dude un ápice en acudir?
«Sí, se está programando una girilla que va cogiendo cuerpo, pero la precariedad está presente en muchos sitios. Cuando tocamos en casa, y como cada uno somos de un lado, tenemos muchas casas, la cosa se compensa. Con el tiempo hemos de aprender a seleccionar.
Aún hay sitios en los que la gente va a ver música en directo por el mero hecho de ver música en directo, en otros muchos, chicos y chicas jóvenes esperan a que acabemos de recoger, para entrar a perrear y beber colirio con Hola-Cola del Día a tres euros el cubata.
Así está el patio. ¿Qué le diríamos al público? Que si quieren escuchar un rock casero, hecho como se hacía antaño, con un directo sólido y contundente no duden en entrar. Hay sopa para todos».
Escucha ‘Sopa de sobre’ en Spotify:
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Tomado de https://mariskalrock.com