Los diez mandamientos moteros. Este es el manual de las reglas más sagradas que debes seguir como motorista
Hay muchas personas que se suben a la moto por primera vez; el inicio de una pasión siempre es emocionante. Para ellos y para quienes ya llevan tiempo disfrutando de esta afición, hay una serie de cuestiones que jamás deben pasarse por alto, y que habitualmente no se tienen en cuenta encima de una moto.
Son los diez mandamientos para los motoristas. En cristiano, un conjunto de reglas no escritas que todo motorista no solo debe cumplir, sino que ha de conocer casi obligatoriamente. Sí o sí, y son estas.
Diez normas sagradas para los motoristas
Uno, primer mandamiento, eres invisible. Métetelo bien en la cabeza: las motos están en muchas ocasiones en el punto ciego del resto de vehículos, lo que nos hace invisibles para el resto de la circulación. Por eso siempre hay que intentar ser lo más prudentes y hacerse ver, por ejemplo, con prendas reflectivas o de colores vistosos, como los cascos fluorescentes.
Segundo, cuida a los neumáticos como si fuesen tu madre o tu padre. Unos buenos neumáticos te ayudan a mantenerte encima de la carretera sin peligrar. Unos en malas condiciones te llevarán al suelo de cabeza. No olvides comprobar la presión de los neumáticos con regularidad; cámbialos sin esperar y si no puedes, evita montar en moto.
Tres. Motorista, la lluvia no es tu amiga; más bien tu enemiga. Andar en moto bajo la lluvia no es divertido; todo lo contrario, puede llegar a ser una auténtica pesadilla. Es desagradable, peligroso, y te pone en tensión. Lo que es aún menos divertido es perder tracción; así que tómatelo con calma y date más distancia de frenado de la habitual. Consejo de oro.
El cuarto es que la lluvia no es tu solo enemigo, tienes muchos más. Por ejemplo, las dichosas líneas blancas. No se te ocurra pisar una, evítalas siempre que puedas. Si ya patinan de costumbre con el suelo seco, en mojado ni te lo imaginarás. Alcantarillas, gravilla, aceite o gasolina en el suelo… Siempre avizor.
Quinto, átate el casco tan bien como rezas el padrenuestro. Te pensarás que es una tontería, pero a muchos se les olvida abrocharse el casco cuando salen en la moto, y así de claro te lo decimos: puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.
Sexto, y mucho más espiritual: nunca supongas nada. Nunca supongas que no hay gravilla en una curva. Nunca supongas que el otro conductor te ve. Nunca supongas que el conductor no va a girar a la izquierda por donde pretendías adelantar. Nunca supongas nada.
Séptimo. Los moteros pertenecen a un colectivo que se cuida entre sí. Es costumbre que, si te encuentras con cualquier motero detenido que parece necesitar ayuda, te detengas, pregunte si todo está bien y ayudarlo en la medida de lo posible. Da igual que no tengas habilidad mecánica; la compañía y camaradería son impagables.
Octavo, apréndete el lenguaje motero. Sí, los motoristas tenemos nuestro propio lenguaje, y es un auténtico manual de todos los gestos moteros que puedes utilizar en carretera. Has de aprendértelo.
Nueve. Si montas en grupo, las reglas no escritas que debes dominar se reducen todas al mismo concepto: prestar atención a los demás. Ir solo es más seguro, pero ir en grupo dispara los posibles incidentes. No compartas posición en el mismo carril, estate atento a las señales, utiliza un intercomunicador para avisar de peligros como animales, congestión del tráfico…
Ah, y último, saluda. Siempre saluda. Los moteros llevamos en nuestro ADN lo de ser un colectivo muy unido, y una de las cosas que nos une es el saludo motero, las «V’ss y ráfagas». Así que siempre saluda y devuelve el saludo.
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Tomado de https://www.motorpasionmoto.com/