Regreso triunfal de Lacuna Coil a México: una noche gótica en el Pabellón Oeste › Heavy Mextal
Fotografías: Johanna Malcher
Siete largos años habían transcurrido desde la última vez que Lacuna Coil pisó suelo mexicano, una ausencia que los fanáticos del metal gótico sintieron como una eternidad. Pero la espera terminó el pasado 29 de marzo de 2025, cuando los italianos, liderados por la carismática Cristina Scabbia y el siempre intenso Andrea Ferro, hicieron vibrar el Pabellón Oeste del Palacio de los Deportes en la Ciudad de México. Fue una noche que no solo marcó el retorno de una de las bandas más icónicas del género, sino también el debut en vivo de su décimo álbum, Sleepless Empire, un disco que ha sido recibido con entusiasmo por su mezcla de atmósferas oscuras y una evolución sonora que sigue desafiando las fronteras del metal gótico.

El ambiente en el recinto era eléctrico desde horas antes de que las luces se apagaran. El Pabellón Oeste, con su capacidad para miles de almas, lucía una entrada imponente, con hordas de fanáticos ataviados con camisetas negras, maquillaje dramático y una energía contenida que solo un concierto de esta magnitud puede desatar. La velada comenzó con dos actos de apertura que calentaron motores de manera formidable. Primero, los mexicanos de Sense of Noise irrumpieron con un set cargado de riffs contundentes y una presencia escénica que dejó claro por qué el metal nacional sigue ganando terreno. Les siguieron los londinenses NeonFly, cuya actuación dinámica y llena de actitud mantuvo al público en constante movimiento, preparando el terreno para lo que estaba por venir. El tiempo voló entre breakdowns y coros pegajosos, y antes de que nos diéramos cuenta, el momento estelar había llegado.

Cuando Lacuna Coil subió al escenario, el rugido del público fue ensordecedor. Desde el primer acorde de “Layers of Time”, un corte de su anterior obra Black Anima que ya se ha convertido en un himno moderno, quedó claro que la conexión entre la banda y sus seguidores mexicanos seguía intacta. Cristina, con su voz poderosa y su aura magnética, se adueñó del escenario como una reina gótica, mientras Andrea complementaba con su intensidad visceral. La banda, fundada en Milán en 1994, ha sabido mantenerse relevante por más de tres décadas gracias a esa química única entre sus vocalistas y una propuesta que fusiona melancolía, potencia y teatralidad.
El setlist de la noche estuvo cuidadosamente diseñado para promocionar Sleepless Empire, un álbum que vio la luz el 14 de febrero de 2025 y que explora temas como la alienación en la era digital y la lucha por la identidad en un mundo caótico. “Reckless”, también del Black Anima, llegó pronto, con sus riffs afilados y un estribillo que el público coreó como si ya fuera un clásico. Le siguió “Hosting the Shadow”, uno de los sencillos más potentes del nuevo disco, cuya versión en estudio cuenta con la colaboración de Randy Blythe de Lamb of God. En vivo, sin embargo, la canción se sostuvo por sí sola.

Pero Lacuna Coil no vino solo a mostrar su nuevo material; también trajo consigo un arsenal de éxitos que han definido su legado. “Our Truth”, del emblemático Karmacode (2006), desató una ola de nostalgia y euforia, con miles de voces uniéndose al coro mientras las luces parpadeaban en tonos púrpura y rojo. “Trip the Darkness”, de Dark Adrenaline (2012), mantuvo la intensidad, su ritmo hipnótico llevando al público a un trance colectivo. Estos momentos demostraron por qué Lacuna Coil sigue siendo un pilar del género: saben equilibrar la crudeza del metal con melodías que se graban en el alma.
Antes, uno de los puntos álgidos llegó con “Tight Rope XX”, una reinterpretación oscura y doom del tema original de Comalies, regrabada para el proyecto Comalies XX en 2022. La versión en vivo fue un viaje introspectivo, con Cristina y Andrea alternando líneas vocales como si dialogaran entre sombras. Luego, “Kill the Light” y “Apocalypse” mantuvieron el fuego encendido, mostrando la versatilidad de la banda para moverse entre la agresividad y la emotividad. “Now or Never”, también de Black Anima, resonó con su mensaje de resistencia, mientras que “In the Mean Time”, otro corte de Sleepless Empire con la colaboración de Ash Costello en estudio, brilló por su energía cruda y su estribillo infeccioso.

La sorpresa de la noche llegó con “Enjoy the Silence”, el célebre cover de Depeche Mode que Lacuna Coil hizo suyo en Karmacode. La interpretación fue un regalo para los fans, con Cristina elevando las notas a nuevas alturas y el público cantando cada palabra como un mantra. Es un tema que encapsula la esencia de la banda: tomar influencias externas y transformarlas en algo profundamente gótico y personal.
El concierto avanzaba y la intensidad no decaía. “Entwined XX” trajo un respiro melódico, seguido por la explosiva “Heaven’s a Lie XX”, otra joya reimaginada de Comalies. Este tema, que catapultó a Lacuna Coil al reconocimiento internacional en 2002, sonó más pesada y teatral que nunca, con un público entregado que no dejó de saltar y gritar. “Blood, Tears, Dust” aceleró el pulso, y “Oxygen”, el primer sencillo de Sleepless Empire, envolvió al Pabellón en una atmósfera asfixiante y bella, reflejando esa lucha emocional que Cristina ha descrito como el corazón del álbum.


La recta final antes del encore fue pura catarsis. “I Wish You Were Dead”, con su riff machacante y su tono desafiante, puso a prueba la resistencia de los asistentes, mientras que “Veneficium” cerró el set principal con una mezcla de furia y melancolía que dejó a todos al borde del colapso emocional. Tras una breve pausa, la banda regresó para el encore, y el Pabellón estalló una vez más. “Never Dawn” abrió esta última parte con su energía implacable, seguida por “Gravity”, un medio tiempo cargado de teclados atmosféricos que mostró el lado más experimental de Sleepless Empire. “Swamped XX” trajo de vuelta el espíritu de los primeros años, con su riff inolvidable y un cierre que hizo temblar las paredes.
El broche de oro fue “Nothing Stands in Our Way”, un himno de determinación que resonó como una declaración de principios. Con poco más de hora y media de show, Lacuna Coil dejó el escenario entre aplausos ensordecedores y un mar de manos alzadas. El público mexicano, conocido por su pasión desbordada, no decepcionó: cantó, gritó y se rindió ante una banda que, tras 30 años de carrera, sigue reinventándose sin perder su esencia.

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