ENTREVISTA: Gonzalo Larrañaga; De punta a punta
Más que un reto, es una aventura de Gonzalo que tiene como objetivo grabar el nombre de un motociclista mexicano en el libro Guinness de récords por completar el American Challenge en moto.
El desafío de Gonzalo Larrañaga consistió en batir la marca de los británicos Kevin y Julia Sanders, quienes realizaron el recorrido en 35 días en agosto de 2003.
“El sueño de cualquier motociclista, de cualquier parte del mundo, es recorrer todo el territorio americano de punta a punta. Cuando comencé a hacer mis planes, mis cálculos, pensé que podía hacerlo en menos tiempo, y 33 es mi número favorito”, explicó el piloto nacido en Ciudad de México y radicado en Quintana Roo desde hace más de 30 años.
La ruta de la aventura comenzó en Ushuaia, Argentina, y ha subido por Chile, Ecuador, Perú, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, El Salvador, Guatemala, México, Estados Unidos y Canadá.
“Decidimos construir el recorrido así, comenzando por la zona sur, para buscar un punto medio en los climas”, sostuvo Gonzalo, quien compartió que, gracias a un patrocinio, consiguió un traje especial para soportar los cambios de temperatura, ya que pasó del frío de la montaña argentina al calor del desierto chileno de Atacama.
El viaje terminó en Alaska, en Prudhoe Bay, a temperaturas de -16 grados, con una sonrisa más grande que el cansancio o estrés por los inconvenientes presentados durante el camino.

¿Cómo fue la idea, de dónde surgió?
Soy un viajero solitario que empecé a preguntarme quién había hecho el viaje en menor tiempo, puesto que yo hago viajes seguido de Playa del Carmen a Ciudad de México en 14 horas. Comencé a sacar tiempos y distancias y me di cuenta que era súper viable hacerlo, pues los ingleses lo habían hecho en 35 días. Saqué mis cuentas y supe que podía hacerlo.
¿Tuviste patrocinios para el viaje?
No, ninguno. Bueno, Revit, quienes me apoyaron con equipo de seguridad, pero el viaje lo costeé solo.
¿Cuántos kilómetros recorrías a diario?
Entre mil 200 y mil 500.
¿Cómo fue el arranque de la aventura?
Bueno, en Argentina comenzó con un banderazo de salida y a una temperatura de -5 grados. Nunca había manejado en esas condiciones en las que había hielo en el suelo, ¡hasta estuve a punto de caerme apenas a los 7 kilómetros!

¿Qué peligros enfrentaste en Argentina?
Los guanacos, una especie propia de América del Sur. Es un animal salvaje, grande, que parece que su trabajo es cruzar la carretera. Todo el tiempo lo hacían, a toda hora; parecían suicidas porque parece que te esperaban a que pases para aventarse.
¿Cómo fueron los cambios de clima?
Fue un contraste muy duro por momentos porque bajaba de nieve al desierto. Pasaba de 42 grados en Monterrey y Texas, a 0 grados y con nieve en Denver.
¿Hubo restricciones por la pandemia?
Sí, ya mi nariz me duele de tanto PCR que me hice, sobre todo en Perú, que es donde estaban cerradas las fronteras por la pandemia y no lo sabía. Pero pude pasar súper bien. Ahí son muy estrictos porque me pedían tres vacunas y yo tenía dos.
¿Cómo fue el trato en Sudamérica?
Muy bueno, excelente, nada que quejarme. Incluso, cuando llegué a Ecuador me estaba esperando un policía federal que era mi fan y seguía mi viaje. Fue muy bueno el trato.

¿Cuánto tiempo hacías en cada país?
Dependiendo de su tamaño, hacía entre uno y dos días. En Colombia hubo retrasos porque había muchos paros, bloqueos de carreteras y protestas armadas, y tenía que ir a Barranquilla para que contara el récord mundial; además, de ahí salía el barco a Panamá.
¿Qué veremos en el documental?
De todo: migración, ecología, cultura, ideas de cómo piensa la gente, que opinan de México, y una sistematización del viaje para que sirva a otros viajeros a planear mejor sus rutas y evitar contratiempos, como en Nicaragua, donde no permitían el uso de drones y nosotros llevábamos uno, fue un problema que al final se pudo pasar.
Visitante Local, el nombre del filme, también busca invitar a la gente a que viaje, a los jóvenes, que no dejen sus sueños, y a los niños, que no dejen de emocionarse y de sorprenderse.
¿Los caminos estaban en buenas condiciones?
Estoy muy sorprendido con los caminos en Sudamérica, en Argentina y Perú… en Guatemala sí había algunos baches grandes y ahí fue donde se me ponchó una llanta y una mujer me ayudó a cambiarla.

¿Sentiste peligro en algún momento?
Nunca lo sentí. En Colombia en la noche me recomendaban no manejar por el movimiento armado. Pero de ahí en fuera siempre me trataron de maravilla. En México tuve que tirar una piel de borrego curtida para el asiento y me hicieron quitarla para fumigarla, pero se hizo pedazos.
¿Cómo se comportó tu moto?
Tenía una BMW R1250 GS de 2018 para este viaje, pero la vendí para comprar una 2021 en BMW Fussen, en Ciudad de México, para tener menos kilometraje. Le metí unos 10 mil kilómetros para probarla antes y la verdad es que varias marcas me ofrecían sus motos. Harley-Davidson me ofreció una Panamerican, y Ducati, la Multistrada; pero aunque la BMW no es tan rápida como esas motos, tiene el mejor balance para este tipo de viajes, y la autonomía es extraordinaria. La suspensión es inigualable y todas las prestaciones de manejo funcionan muy bien. Es muy versátil y no tiene rival.

¿Cuál fue la parte más difícil y la más divertida de tu viaje?
En los Andes y el desierto de Atacama, así como la zona de Yukon, fueron increíbles por su fauna y vistas. Lo más difícil fue en Prudhoe Bay, donde el barro era muy suelto y no se podía subir a más de 30 km por hora y las motos eran pesadas.
¿Cómo manejaste el cansancio?
Fue mi enemigo más fuerte, sin duda. Tenía que ser disciplinado porque dos veces se me cerraban los ojos, entonces, tenía que parar a descansar aunque mi voluntad no quería, pero mi cuerpo lo pedía y me tomaba un descanso.
¿De cuánto fue el récord finalmente?
De 27 días y horas, pero aún no lo tengo exacto hasta que lo certifiquen.

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