Rider Ráfagas Béjar: el desafío charro
El primer fin de semana de septiembre asistimos a la primera edición de la Rider Ráfagas Béjar, una ruta-desafío turístico con epicentro la populosa población salmantina y donde disfrutamos de tres días de moto, amigos y… ¡su deliciosa gastronomía!
Como sabrás, en SOLO MOTO nos hicimos eco de esta primera edición de la Rider Ráfagas Béjar. Un plan de lo más entretenido para recorrer una buena parte del sur de Salamanca y programado justo a la vuelta de vacaciones. Que nos sentó de maravilla para ir adaptándonos a la inevitable “vuelta al cole”…
La cita era en la animada localidad de Béjar, enclavada al pie de la sierra a la que da nombre. Rodeada de reclamos orográficos siempre tan interesantes como son la Sierra de Gredos y Las Batuecas-Sierra de Francia, entre otras espectaculares zonas como el Valle de Ambroz o del Jerte, así como la más inhóspita de Las Hurdes. De hecho, el viaje hasta allí ya resulta todo un aliciente. Sobre todo, como fue en nuestro caso, al poder evitar llegar por autopista. Aunque Béjar también está bien comunicado gracias a la A-66, más conocida como Ruta de la Plata, que vertebra el oeste de España.
Ágape de recibimiento, empezamos bien
No tardamos en localizar el punto de encuentro de la Rider Ráfagas Béjar, donde se iban sumando una variedad de modelos y años interesante. Algunas ya muy descatalogadas pero en perfecto estado y listas para vivir una aventura más.
Como prometía el programa del Rider Ráfagas Béjar, al llegar el viernes por la tarde, junto con la inscripción ya formalizada, se recibía un obsequio de bienvenida y se amenizaba el encuentro con degustación de jamón exquisito y embutidos típicos locales, regados con buen vino y refrescos. ¡Así da gusto llegar!
Una breve explicación por parte de la atenta organización de cómo era la mecánica del evento. Consistente en realizar las rutas del sábado y el domingo con recorridos secretos hasta horas antes de su inicio. Con el aliciente de ir encontrando los diferentes puntos de paso que se debían de acreditar en el cuaderno de ruta previsto. Para conocer los itinerarios se empleaba la app Gas Biker compartidos mediante grupos de Whatsapp. Para los que preferían usar el GPS también se facilitaban archivos GPX.
En el libro de ruta también se recogían los diversos establecimientos colaboradores. Los restaurantes donde se podía comer y cenar el sábado, canjeando los comprobantes incluidos con la inscripción. Además del mencionado ágape de bienvenida. También durante la bienvenida se sorteó una paletilla de jamón entre los inscritos. Desde luego no se puede empezar mejor un fin de semana de moto.
Primera jornada: 300 km de curvas
Citados al día siguiente a las 9 de la mañana en la céntrica Plaza Mayor de Maldonado, la salida se realizaba por parejas cada minuto. Aunque la prueba no se regía por tiempos ni suponía ningún tipo de penalización llegar con retraso a los puntos de paso secretos. La única premisa era disfrutar montando en moto por esta espectacular zona castellana.
La antigua N-630 cruza Béjar y enseguida la tomábamos en dirección norte. Su trazado zigzagueante va paralelo a la más rectilínea A-66, pero ofrece todo el encanto de las antiguas nacionales que comunicaban toda la península. No tardamos en encontrar curvas de todo tipo y copiando fielmente el relieve su trazado. Un escenario que nos “obliga” a trabajar, aunque no hace más que confirmar por qué nos gusta tanto montar en moto.
Pronto abandonamos la N-630 por la provincial SA-102, alcanzando enseguida Sorihuela y poniendo rumbo a Piedrahita. En Puente del Congosto superamos el río Tormes a través de su recia edificación de piedra. Más adelante nos rencontraremos de nuevo con el río pero ya mucho más crecido en El Barco de Ávila. Dejamos Salamanca y nos adentramos en Ávila hasta llegar a Piedrahita. Allí nos buscamos la AV-932 para encarar el Puerto de la Peña Negra por su vertiente norte. A medida que ganamos altura la vista de la inmensa planicie que acabamos de recorrer resulta impresionante. Son 1.909 metros los que se alcanzan al coronar la cima. A continuación, la panorámica por su otra vertiente resulta antagónica aunque no menos espectacular sobre la Sierra de Gredos. El techo del Sistema Central con el pico Almanzor (2.591 m.) como mayor exponente.
Descendemos y cogemos la AV-941, que recorre las faldas de Gredos rumbo a El Barco de Ávila. Allí está instalado el primer control de paso. Una vez localizado y sellado el libro de ruta, aprovechamos para cambiar impresiones con otros participantes de lo disfrutado hasta el momento.
La N-110 recorre Ávila, y en dirección sureste nos conduce al retorcido Puerto de Tornavacas. Frontera natural entre Ávila y Cáceres, es decir, entre Castilla y Extremadura. Más adelante, ya adentrados en el Valle del Jerte y una vez superado el pueblo de mismo nombre, encontramos el desvío al Puerto de Honduras (CC-102). Carretera estrecha y sinuosa que atraviesa un poblado robledal.
Tras superar el Puerto ¡Cómo nos encanta la bajada al Valle de Ambroz! Llegamos a la animada Hervás, que bien merece una parada y su visita si no la conoces, y si ya la conoces ¡pues también! Cuenta con judería y hasta Museo de Moto Clásica. Ponemos rumbo a Béjar pero en lugar de tirar por la cercana nacional o la autopista, la app nos guía por una entretenida carretera por la ladera de la Sierra de Béjar.
En Candelario –joya arquitectónica por su singularidad y perfecto estado conservación– encontramos el siguiente control de paso. Allí mismo había uno de los restaurantes colaboradores. Así que, como ya era medio día, aprovechamos para repostar nosotros. ¡Tres platos y postre! Y con cuidada presentación. Béjar está muy próximo y allí finalizaba esta primera etapa de la Rider Ráfagas Béjar. Pero espera, ¡Que por la tarde hay más!
Tarde aprovechada: rumbo a la Sierra de Francia
En esta época del año el sol no tiene prisa en ocultarse, lo que permite parar a comer reposadamente y sin temor a que se eche la tarde encima. Así que tras registrar un nuevo control pusimos rumbo hacia Las Batuecas. En concreto a la villa medieval de Miranda del Castañar. Siguiendo las indicaciones de la aplicación, que nos llevaba hasta Valero por una solitaria y retorcida carretera de montaña, donde nos sorprendió el aumento de la temperatura por el calor allí concentrado. Control de paso en Miranda, bajada a Sotoserrano cruzando su precioso puente romano, y directos a Baños de Montemayor para completar el siguiente control.
Un poco antes se cruzaba el trazado original de la calzada romana del Camino Real de la Plata, como reivindica la reproducción del hito miliario de piedra allí ubicado. La vuelta a Béjar se realizaba por el trazado original de la N-630. Vamos, un absoluto disfrute en términos de conducción hasta prácticamente el final del recorrido también en esta segunda etapa de la Rider Ráfagas Béjar. Con otros 122 km de absoluto disfrute.
No se vayan todavía, aún hay más…
La cena entre compañeros de fatigas (¡bendita fatiga!) concluyó la entretenida jornada, en otro de los restaurantes colaboradores. Sin duda, unos establecimientos más que recomendables por la presentación de sus locales, atención del personal y el rico género ofrecido. Una merecida recompensa tras la entretenida jornada. Al día siguiente nos esperaba otra nueva etapa de unos 160 km, con más y más curvas.
Otro punto de salida y nuevo recorrido previsto. De nuevo hacia Las Batuecas y Sierra de Francia pero sin coincidir con la jornada anterior y que profundizaba más en la zona. El primer punto de encuentro estaba en Montemayor del Rio, dominado por su castillo –ahora con uso hostelero, además de museo– y donde aprovechamos a hacer la foto de familia de recuerdo.
Nuevo paso por el puente de Sotoserrano ¡Qué paraje más bonito!, esta vez en sentido contrario, y rumbo a Las Mestas (Cáceres) para adentrarse de lleno en Las Batuecas. La ascensión de Las Revueltas tiene como recompensa alcanzar La Alberca, el primer Conjunto Histórico Artístico declarado en España (1940). Esta vez seguimos hasta Mogarraz, también Conjunto Histórico Artístico y actualmente protagonizado por los retratos que adornan sus paredes, donde se encontraba el punto de paso. Rumbo a Ledrada, ya en la meseta, y vuelta a Béjar por la entretenida N-630.
¡Objetivo logrado!
Alcanzar de nuevo Béjar supuso lograr el desafío de la Rider Ráfagas Bejar, premiado con el obsequio de una simpática medalla que así lo acreditaba. Esta vez no se trataba de hincharse a hacer kilómetros o pasar una interminable jornada al manillar, sino simplemente disfrutar en moto por esta atractiva y algo retirada parte de España. En todo momento arropados por el equipo de MotoDeporTV, hospitalarios y orgullosos anfitriones de la zona.
Si asististe, aquí tienes todas las fotos de la primera edición de la Rider Ráfagas Béjar para que te puedas encontrar. Junto al video con todo lo vivido.
Esta primera Rider Ráfagas Béjar ha supuesto un éxito de organización. Esperemos que el estímulo necesario para seguir sumando ediciones, que permitan a los apasionados de las rutas a seguir descubriendo y disfrutando en moto este privilegiado territorio. Un simple vistazo al mapa nos invita a soñar con nuevos y futuros itinerarios.
Triumph Tiger 900 GT Pro: insaciable rutera
Para la ocasión elegimos la Triumph Tiger 900 GT Pro, que no es la última novedad pero sí una de las más interesantes a la hora de recorrer muchos kilómetros. Lo que más me ha impresionado es la comodidad que ofrece, que permite acumular horas y horas sin acusar el paso de los kilómetros, y a lo que contribuye su parco consumo. Con un gasto máximo comprobado de 5,49 litros/100 km (285 km de autonomía) en modo barra libre –es imposible resistirse a utilizar todo el régimen del motor con el Quickshifter– aunque sin hacer uso de velocidad crucero elevada por autopista, y que no usamos en ningún momento. El mínimo registrado ha sido de 4,38 litros/100 km (383 km), que permiten una cifra media final de 5,11 litros/100 km (391 km de autonomía media). No está nada mal, teniendo en cuenta sus 95 CV y el abundante par motor siempre disponible.
Al explorar todo su potencial, la parte ciclo está a la altura. Aunque, como decimos, sin acusar falta de comodidad por trasmitir ningún tipo de rigidez o aspereza alguna de uso. Entre sus componentes destacan las pinzas de freno delanteras Brembo Stylema, pensadas para uso en circuito, aunque que no llegan a resultar bruscas al aprovechar su contundencia. Entre su completísimo equipamiento sólo echamos en falta la llave remota para el contacto. Un minúsculo detalle que enseguida se diluye ante las excelentes sensaciones trasmitidas por el resto del conjunto.
La Triumph Tiger 900 GT Pro es una apuesta segura y que admite todo tipo de uso. Evidentemente, donde más destaca es en su faceta viajera gracias a su concepto trail asfáltico. Aunque también la permiten abandonar la carretera con prudencia, gracias a la suficiente altura libre y la protección del motor que dispone. Y tras un fin de semana inolvidable, la se ha comportado como la compañera perfecta para afrontar la Rider Ráfagas Béjar.
La Ruta:
Tomado de solomoto.es