La DGT se ha hecho con otra remesa de los Velolaser, los radares invisibles que todo el mundo teme

La Dirección General de Tráfico (DGT) acaba de hacerse con una nueva remesa de radares móviles. Concretamente 70 Velolaser que se unirán a los 300 radares fijos que ya se anunciaron hace unos meses y que pretenden controlar las infracciones relacionadas con los excesos de velocidad.

Y es que para la DGT la velocidad excesiva o inadecuada sigue siendo uno de los principales frentes a combatir, ya que se mantiene como la segunda causa más recurrente en accidentes con fallecidos. Sin embargo, las multas resultantes también son de lo más rentables para el organismo, representando casi el 64% de las sanciones totales en 2021 con 3,05 millones de denuncias de las 4,79 millones totales.

Radares Velolaser: los radares invisibles que todo el mundo teme

La inversión para hacerse con estos 70 Velolaser ha supuesto una inversión de 610.678,25 euros en base a la memoria de contratación de suministros del Estado como detalla ABC. Este montante se añade a la partida de 17,5 millones de euros destinada a los 300 fijos ya anunciados.

La empresa que ha recibido la adjudicación de estos radares ha sido Saima Seguridad S.A., firma que ya dotó a Tráfico de de los anteriores y que se encarga de su mantenimiento. Irán destinados a la Guardia Civil de Tráfico y se sumarán a los 545 radares móviles de los que ya dispone la DGT, de los cuales 60 unidades pertenecían ya a este tipo.

Desde la llegada de los Velolaser en 2018, o lo que es lo mismo, los radares invisibles, tanto los policías locales como los agentes de tráfico hacen uso de ellos. Cuentan con un tamaño bastante compacto de unos 50 centímetros y pueden ubicarse en trípodes, coches, adheridos a la señalización vertical (señales, biondas) o hasta ser transportados en las motos de la Guardia Civil, lo que los hace prácticamente indetectables.

Pero aparte de «invisibles» son muy efectivos, ya que entre sus funciones destaca la detección de infracciones con hasta 50 metros de distancia, miden velocidades de entre 30 km/h y 250 km/h y pueden manejarse a distancia porque son inalámbricos (pueden controlarse por WiFi y también con tecnología 3G/4G). Además, funcionan igual de bien por el día que por la noche pudiendo discriminar la tipología del vehículo utilizado (turismos, motos, vehículos comerciales, industriales…).

Su uso se puede dar tanto en ciudad como en carretera, aunque la DGT ya ha dicho más de una vez que su principal objetivo es reducir las infracciones en carreteras secundarias o convencionales, especialmente las usadas por los moteros por su alto índice de accidentalidad, por lo que no sería extraño que diera prioridad a estas carreteras para colocar los nuevos dispositivos.

No obstante, los radares móviles como los Velolaser también son ideales para controles de velocidad en estas vías en las que, además, no tienen porqué anunciarse como sí sucede con los radares fijos. Para saber los lugares donde más se suelen colocar, la aplicación Social Drive cuenta con un mapa donde tienen señalados en su última actualización más de 120 ubicaciones.

Las multas por exceso de velocidad son exponenciales en cuanto en tanto se supere el límite fijado en una vía o tramo. Las sanciones oscilan así entre los 100 y los 600 euros, y pueden llevar aparejada una resta de hasta 6 puntos en los casos más graves.

Además, en vías interurbanas, si se excede en más de 80 km/h el límite fijado en la vía o en un tramo dado, pasa a considerarse delito contra la seguridad vial. Puede acarrear penas de cárcel de hasta seis meses y la retirada del carnet entre más de un año y hasta cuatro.

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Tomado de Motorpasion – Moto