Crónica de La Vela Puerca en Málaga: Vamos, La Vela de mi corazón

por admin · 29 mayo 2023

Un martes no es un día cualquiera de la semana si tienes un concierto de una de las bandas de rock más relevantes del momento en Sudamérica. De hecho, pasa a convertirse en todo un gran día, y es que los uruguayos nos lo hicieron pasar garufa, como viene siendo costumbre en ellos, en esta nueva visita a nuestro país, donde ya estuvieron el pasado curso con la presentación de su último disco, editado en 2022, ‘Discopático’ (Dromedario Records), regresando a muchas de las ciudades que visitaron por entonces. La Vela Puerca son bastante conocidos por aquí, encabezando y participando en diferentes festivales desde hace años. Ahora regresaban con un nuevo tour llamado, «20 años de gira por Europa (2003-2023)», cargados con todo su potencial musical.

Las inmediaciones de la Trinchera malagueña evidenciaban que había fiesta con sabor charrúa, banderas y camisetas con la azul y blanca y de Peñarol así lo indicaban. La cola de entrada a la sala era numerosa y ya no quedaban entradas. Al pasar junto a la peña, se escuchaba ese acento clásico de los nacidos en el Rio de la Plata.

Para los que viven en nuestro territorio era todo un acontecimiento imperdible poder ver a una de las grandes bandas de su tierra en una sala para unas seiscientas cincuenta personas. Los cánticos de un público expectante («Vamos, vamos, la vela, vamos, la vela de mi corazón») calentaban el magnífico ambiente.

Aunque en los carteles indicaban las 21:00 como hora de inicio, no estamos en el Reino Unido, así que hasta las 21:30 no se apagaron las luces para que la banda cruzara la pasarela que separa camerinos del escenario y diera comienzo al concierto «sin avisar», con «El Enano», Sebastián Teseyra, y «El Cebolla», Sebastián Cebreiro, en primera línea de fuego.

«Potosí» y «La teoría» fueron suficientes para que fueran campeones antes de salir a jugar, como dice la letra de «Somos mascotas», una de las coplas donde el «Cebolla» tiene más protagonismo.

La primera en sonar del último disco fue «Jugando con fuego», donde Santiago Butler saca brillo a su guitarra, sin aparcar su ‘Discopático’. Continuaron con «Un frasco», «Contra el viento» y «La pastilla», intercalando un tramo de las nuevas en un setlist que, como me comentaba su manager, es un repaso a sus grandes éxitos, algo que hicieron en el DVD en directo de 2017, con ’20 años, Festejar para sobrevivir’, cambiando algunas de aquel directo.

«La revancha», otra para «El Cebolla», donde los metales, que forman parte del sello personal de la banda, tomaban presencia (saxo y trompeta). Antes de «Soldado de plomo» ya nos sentíamos como en el cono sur americano. La sala era un mar de cabezas saltando y de voces cantando hasta dejarse el alma.

Uno de los momentos más emotivos llegaba con el tema dedicado a los que no pueden escuchar. «El Enano», colgándose la acústica, presentaba «Para no verme más», una gran balada, que tocaría la fibra de todos, al igual que «Ves».

La noche continuaba, y tras varias de su extensa cosecha llegábamos a uno de los himnos, con el que parecíamos estar en una auténtica fiesta nacional: «Llenos de magia», donde las voces llegaron más allá del charco, con la cual se retiraban por la pasarela a tomar un poco de aliento.

Diez minutos después, de nuevo a la cancha, y a atacar con una recta final llena de algunas de las más grandes de La Vela: «Va a escampar», «Zafar», y otra de las que formaron parte de los cánticos de sus seguidores, «Vuelan palos» («Vamos, la vela de mi corazón»).

Intento fallido de retirada, porque no les dejaron, y es que un concierto de una banda sudamericana no es un concierto cualquiera. No esperes menos de dos horas de auténtica fiesta y pasión, la que ellos ponen en todo y donde hasta el sol de la bandera uruguaya saltaba y cantaba.

«El viejo» y «El profeta» son ejemplos de cómo las palabras y letras cobran importancia en las composiciones de esta familia que forman La Vela Puerca, con un líder natural como es «El Enano» y músicos que suman su calidad, como por ejemplo, la base rítmica con Nicolás «El Mandril» al bajo y Pepe Canedo a la batería, o los teclados de Diego y todos los demás.

Esta vez sí se retiraban definitivamente tras saludar y ver cómo todos se rendían felices, hasta el propio Fernando Madina de Reincidentes, allí presente, sonreía, pero «El Enano» dejaría una última bala en el cargador, y con su acústica, ya en solitario, sentado en el escenario y con los focos fijos en él, nos regalaba como despedida final «José Sabía», con otra gran letra: «Y con orgullo levantó, copas y copas al dolor, al dolor de seguir vivo, que es lo bueno que tiene el dolor…» cerrando así una noche más de auténtico rock latino.