Crítica de Azrael: Dimensión V
Noveno álbum de pura adrenalina recién salida del horno de los veteranísimos Azrael, granadinos que desde 1991 se mantienen en lo más consagrado del heavy metal nacional. Un disco de nueve cortes que rezuma metal por todos sus poros y que arranca con el único corte que permitirá respirar durante toda su escucha, “Ad Aetenam”, bellísima introducción de piano y órgano que presagia que la batalla está a punto de comenzar.
“Vivir-morir” arranca de manera épica dejando claras sus credenciales, speed y power metal de la vieja escuela con unas guitarras afiladísimas. Mención especial para “Sueños rotos”, videoclip incluido, que recoge algo que se da muchas veces; aparcar el rock por motivos diversos y después no poder vivir sin él.
“Trece rosas” es un alegato contra las injusticias de la guerra, narrando la historia de trece jóvenes republicanas fusiladas durante la guerra civil, la cual ya ha sido recogida anteriormente por la literatura y el cine. Todo ello bajo el tamiz de un apoteósico ritmo trepidante, con unas guitarras muy poderosas junto con un evocador videoclip realizado por Alfonso de la Osa.
La velocidad es una constante en todo el disco, con la salvedad de “Noche infiel”, tempo más calmado donde quien despliega sus alas vocales es el guitarrista Enrique Rosales mostrando una tesitura vocal muy elegante que por momentos nos recuerda a grandes cantantes como Fortu de Obús; sin duda ofrece un enfoque alternativo a los agudos en los que se mueve en todo el plástico un espectacular Marc Riera.
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Emocionante “Ni un paso atrás”, dedicada a la pérdida de Adán Moreno, músico y mánager mexicano de origen andaluz que ayudó tanto a Azrael como a otras muchas bandas como Saratoga a hacerse un hueco en Latinoamérica. “Tormenta” y “Renacer” siguen la misma esencia de Azrael, mientras que cierra el disco la versión “Llorando por Granada” de 1976, original de Los Puntos, pertenecientes al movimiento de rock andaluz de los setenta. Dicha pieza ya fue versionada anteriormente por El Barrio o Medina Azahara, aunque no de una forma tan cañera. Toda una composición que las gentes del lugar se ponían como banda sonora cuando tenían que emigrar.
Como guinda de pastel de este gran trabajo, se puede reservar una lujosa edición limitada de cien unidades que contiene muchos extras. Yo ya tengo la mía. ¿Y tú?
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Tomado de https://mariskalrock.com
