Crónica de Hell & Heaven en México con Guns N’ Roses, Slipknot, Muse o Helloween: Entre el cielo y el infierno

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Empezó a sonar un escenario, la gente se movilizó emocionada hacia donde sonaba la música, a meterse y tomar actitud, pero seguía la angustia en sus caras. ¿Voy a ver a mis bandas o no? El cielo y el inferno empezaron a pelear para ver quién ganaba. ¿La anarquía, incendiar los escenarios y fin del festival o el ritual esperado por un año para el mundo del metal?

La gente empezó a arribar lento pero continuo hasta caer la noche. In Flames hizo su presentación con un llamativo carácter de nostalgia por parte del público. No lo tomen a mal, al contrario. Es una banda a la que se sigue mucho desde los 90, y hay mucha historia entre esta audiencia y sus canciones. El final, con «The Mirro¡s Truth», «I Am Above» y «Take This Life» rubricó una excelente actuación.

Finalmente, el barco vikingo llegó a México. Amon Amarth descargó su potencia con un setlist conocido, con el diseño de escenario que tienen desde hace algunos años, pero no deja de sorprender su entrega sobre las tablas, su calor y fuego nos ayudaron a empezar a calentar aquella noche fría e incierta que se abrió con «Guardians of Asgaard» y dejó por el camino temas como «Death in Fire», «Put Your Back Into the Oar» o el final marcado por «Raise Your Horns» y «Twilight of the Thunder».

Llego el momento de Helloween, aunque sabíamos que estaban en el lugar, no había certidumbre de si iban a tocar. Se apagaron las luces y apareció esta tremenda banda que pasan los años y seguimos cantando sus canciones como si fueran de ayer. Canciones como «Eagle Fly Free» o «Dr. Stein» comenzaron a deleitarnos.

Kiske y Andi se retiraban del escenario dejando al increíble Kai Hansen en él tocando un set muy largo del ‘Walls of Jericho’ entre «Metal Invaders», «Victim of Fate», «Gorgar» y «Ride The Sky». Para los que somos fans de esa época de Helloween, nunca habíamos oído en México un set así. Nos conmovió hasta los huesos ver y escuchar a un genio musical interpretar su trabajo del año 1985. No pudo faltar el final con «I Want Out». Helloween, gracias.

Cerraban el día Slipknot. ¿Qué nos podíamos esperar? Después de haber grabado en ese lugar el ‘Day of the Gusano’ hace algunos años y presentarse otras veces en este recinto, Slipknot tocó brutal, como pocas veces lo habíamos visto, canciones fuertes, tremendas y alucinantes, con las que se pudo ver un show espectacular, lleno de energía entre la inicial «The Blister Exists» o «The Dying Song (Time to Sing)» y las finales «Duality» y «Spit It Out», que enmarcaron un set de dieciséis temas sin que echáramos de menos «Psichosocial», «Wait and Bleed» o «People=Shit».

Obviamente, no hay ni han existido muchas bandas con esa clase de energía en el escenario. Dos días después, el mundo se enteraría de que este había sido el último concierto de Jay Weinberg con la banda. Jay, te deseamos lo mejor, eres un gran batería.

Este primer día solo hablamos de estas bandas porque prácticamente fueron las únicas que tocaron, pero gracias a ellas y su esfuerzo, salvaron la jornada.

A Day To Remember tomaron el escenario en el segundo día. No perdieron tiempo, sabían que el público estaba nervioso por lo ocurrido la jornada anterior. Así que entregaron un potente y directo set, que no dejó ni respirar.

The 69 Eyes hizo conmover durante sus 45 minutos con sus mejores clásicos, dejando a sus fans contentos y listos para disfrutar de Ville Valo. El que fuera vocalista de HIM, con un gran número de fans, se presento con el carisma que siempre lo ha hecho, elegante y haciendo su trabajo con una buena presentación esta vez como solista. Un buen juego de luces acompañó una atmosfera digna del artista. Buen trabajo.

Exodus tocaron al mismo tiempo que Muse. De esta forma, el público que tenían fue íntegramente formado por fans del increíble sonido que nos da esta banda de la costa este. Gary Holt no hace más que ir y venir de un lado al otro del escenario, animando a todos y desgarrando nuestros oídos con sus maléficos y brutales riffs y solos de temas como «Piranha», el regreso al repertorio de «Corruption» o el desenlace del show con «Strike of the Beast». Lo que decimos de ellos es que nunca te dejan mal y te hacen pasar un excelente momento.

Muse se presentaban por segunda vez en México en este año. Salieron a tocar en una noche muy fría. Con su producción completa, tocaron más de dos horas. Matt Bellamy se enfrentó a un público muy exigente en un lugar que las cosas no podrían salir muy bien. Entre fuego, pirotecnia, máscara gigante y lanzallamas rompió su guitarra.

Una banda de ese nivel sabe perfectamente su trabajo, y lo hizo con un set de veinte canciones que comenzó con el trío de «Will of the People», «Interlude» e «Hysteria» y se cerró con «Kill or Be Killed» y «Knights of Cydonia», dejando en el camino miles de referencias a bandas como Guns N’ Roses al terminar «Plug In Baby», a Nirvana en «We Are Fucking Fucked» o a RATM en «Stockholm Syndrome».

A todos los que criticaron su presencia en este cartel, les dieron una cerrada de boca. Gran banda, no importa si te gusta mucho o no. Es una banda que necesitas ver en vivo.

Para cerrar el segundo día, con un horario de dos a tres de la mañana, teníamos a Candlemass. Los enigmáticos señores dieron cátedra del doom metal con un escenario lleno y el público cantando sus canciones. Vivimos un gran momento. Como dato extra, los guitarristas expresaron acabando el show que «no podía una canción más, mis dedos estaban congelados en las cuerdas».

Con los ánimos y el metal en la sangre, la gente se acercó al ritual malvado, sobreponiéndose a las premuras que habían tenido sus dos días anteriores. El publico diferente llegaba, los metalrockers más ochenteros arribaban en olas para ver al final del día a la única y fascinante banda Guns N’ Roses. Mamás rockeras iban a mostrar a sus pequeñas criaturas una educación que millones de metaleros tenemos en el mundo.

Los escenarios suenan, el día camina y llegan los dioses antiguos de estas tierras para ver el ritual de la banda Cemican. La banda mejor representada de México aparecía después de cancelar el día anterior en el escenario principal. Tras su gira por Europa y su presentación en el Waken, nos traían el ritual de los dioses aztecas. Una banda de folk metal sacrifica a una persona en el escenario, Xaman Nek saca el corazón y lo ofrece al público, después el misterio de aquel que levanta a los muertos aparece para llevarlo al Mictlan. El público mexicano y extranjero quedó impresionado de su ritual.

Biohazard tomó el tercer escenario, los locos de Brooklyn nos aplastan con su fuerza, sabedores de que se requería su presencia. Nada les faltó.

El público se movía por todos los escenarios, la cerveza corría y todos estábamos entusiasmados por ver lo que nos deparaba este ultimo día en el que Flogging Molly nos divirtió y nos hizo llorar con su propuesta irlandesa.

Este día también nos ofreció la actuación de los españoles Hamlet, cuya metalera descarga concentró gran número de seguidores a tempranas horas de la tarde en el escenario principal, dejando un gran sabor de boca a todos los asistentes.

El tiempo de Billy Idol es único, quien no lo ha visto tiene que verlo. Con la genialidad del guitarrista Steve Stevens, nos llevaron al sonido único y la personalidad hermosa del ídolo. Gracias, Billy. Nos viajaste.

Carcass, la única y hermosa banda de Jeff Walker, ofrecía su locura en el otro escenario. El líder, acabando su presentación, tomó su tiempo y se hizo fotos con todos sus fans, sin chamarra y con un frío tremendo, el señor hizo lo que nadie hizo en el evento. Hermoso, Jeff.

Llegamos a lo más esperado del día, Guns N’ Roses. Con un retraso de una hora y algún error en la producción, se presentaron con un sonido claro y con un setlist brillante entre canciones nuevas como «Absurd», «Perhaps» o «The General», y otras que se añoraban desde su primera etapa. Tres horas tocaron, algo que nunca habían hecho en México, tierra en la que se despidieron de la gira mundial, ya que decidieron acabar aquí. Ellos dicen que es un descanso, esperemos que así sea, ya que el mundo del rock requiere a esa enorme banda.

«Paradise City» puso el mejor final al enorme concierto en el que pudimos volver a disfrutar de clásicos como el «It’s So Easy» con el que abrieron, «Welcome to the Jungle», «You Could Be Mine», las versiones que ya parecen propias de «Live and Let Die» y «Knockin on Heaven’s Door» o el tramo final con «Sweet Child O’ Mine», «November Rain» o «Patience».

Con 25 bandas canceladas, interminables filas para los baños, comida y cerveza, esta edición de H&H fue un evento único gracias a las bandas. Todas las que tocaron mostraron algo más, esfuerzo, entrega, liderazgo y se expresaron ante un público que desde hace décadas los ama.

El festival se salvó gracias a las bandas y al increíble público, que, con tristeza, miedo y un tremendo esfuerzo para pagar y estar en el lugar, nos divertimos, lloramos, reímos y gritamos como locos. Gracias a todos. Gracias, bandas por su arte.

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Tomado de https://mariskalrock.com