Crónica de Albertucho en Madrid: Perro que ladra, rockea… ¡Y mucho!

por admin · 2 diciembre 2023

Albertucho se presentaba en la mítica sala madrileña La Riviera. La expectativa era enorme por parte del público y también las ganas del artista de presentar en vivo y defender con cuerpo, alma y rock su último disco publicado este año llamado ‘El regreso del perro andaluz’, como ya le trasladó a Mariskal en su última entrevista concedida el día de su cumpleaños.

Pasadas las 21:30 horas, rugía el público presente en la sala y se proyectaba la imagen de la luna llena en distintas tonalidades en las pantallas para dar paso a una eléctrica intro. “Yo soy andaluz”, decía un cartel sobre el escenario y aparecía Albertucho ante los ladridos de sus fans con un collar unido a un trozo de cadena. Atención, perro suelto sobre el escenario.

“Soy el perro andaluz y no tengo raza”, cantó el músico y comenzó el show. ¡Vaya comienzo de su directo! Si desde la primera estrofa se prende fuego el público, ya se imaginan que el resto del concierto solo podía seguir elevando la temperatura.

“Buenas noches”, dijo Albertucho, y prosiguió con “Frío”, “Amasijo de porrazos” y “No existe viento”. Un trío de canciones para deleite de sus fans, o como cariñosamente se refiere a ellos, los perros. Se proyectaba una imagen de un lobo aullando y el músico sevillano decía: “Menuda noche de perros”, antes de dar comienzo a la contundente “La persiana “. Increíble letra e interpretación de este rock.

“¿Traemos los colmillos afilados?”, consultó el hispalense, y ante la respuesta afirmativa de los canes, cantó “Dentadura de algodón” y “El faisán”. Quedaba demostrado que perro que aúlla es lobo de rock.

Albertucho le comentó al respetable que “Hoy se van a subir solamente al escenario mis hermanos. Recibamos a Astola”, que se cantó “La gata”. En esta canción se pone el traje de Bob Dylan y toca a la vez guitarra y armónica en una interpretación magnífica. Posteriormente a esta colaboración, cantaron “La gravedad de la teoría”, “Todo será verdad” y “Así me va”. Esta última se la dedicó a su batería Jesús Pedrote y a José Luis Garrido, productor de su disco ‘Lunas de mala lengua’.

“Tengo el honor de tocar junto al guitarrista del rock callejero andaluz, un tesorito, un amigo, un hermano. Ni Tom Morello, ni Carlos Santana, ni Raimundo Amador. El gigante Diego”, explicó antes de poner una bandera de Andalucía sobre el escenario.

Puedo garantizar que hasta Hércules y los leones aplaudieron la segunda colaboración de la noche. “Este señor tiene linaje y casta de rock. Con ustedes, Aaron Romero”, dijo Albertucho y a continuación interpretaron “La manzana podrida”.

Momento para un par de canciones de claro perfume punk rock como son “Mi Estrella” y la ramoniana “Me gustan más los perros que los hombres”. Debo admitir que coincido plenamente en esta última sentencia de Albertucho. Ambas fueron bailadas y cantadas con una energía increíble por parte del respetable.

“Sería hermoso que existiera un más allá para poder bajar y mear sobre mi tumba, rock and roll madrileño”, dijo el músico sevillano y tocaron “Acostumbro”.

Momento para que el hispalense hablara de nuevo con los perros: “Este regreso me hace ilusión, con canciones nuevas. Recuerdo que cuando empecé a grabar canciones llamé a un amigo, un amigo-amigo, y le dije: «Quiero que cantes conmigo». Es el mejor letrista que conozco. Hoy le comenté que me he comprado unos pantalones de leopardo y con esa sinceridad que lo caracteriza me ha recordado que hay una fina línea entre ser guay y ser el cantante de los Mojinos Escozíos. Con ustedes, Kutxi Romero”.

El cantante navarro devolvía la gentileza refiriéndose a Albertucho como “el embajador del rock”. Tocaron con una electricidad y un poder descomunal “Uróboros”, canción que integra su más reciente material discográfico, ‘El regreso del perro andaluz’. Kutxi se retiraba del escenario al grito de “¡Viva Andalucía!”. Digno de estudio por la universidad del rock es el magnetismo de este artista.

La banda se mostraba con una contundencia inimitable. “Nunca habrá un torero como yo”, cantaba en la reveladora “El rey de los afortunados” y a continuación un merecido y vital descanso para el grupo por el trabajo descomunal que estaban realizando en directo y para la jauría rockera que acompañaba todas las canciones. Momento para refrescar golas.

Después del intervalo, y con un impactante juego de luces que estuvo presente en todo el show, tocaron “Escuece”, “Respirar” y “Volví a la barra”. “Quiero dedicar esta canción a todos aquellos que viven de alquiler”, dijo Albertucho y tocaron “El pisito”. Sin bajar los decibelios, y con unos riffs celestiales, tocaron la descriptiva “El ángel de la guarda”.

“Esta noche entramos en la casa del rock and roll”, dijo un Albertucho emocionado, antes de dar paso a la grandiosa interpretación de su hit “Capitán Cobarde”. Los perros se mostraban extasiados y llenos de placer al escucharla.

Para concluir una noche de puro rock callejero andaluz tocó su himno “Descuida”. Albertucho interactuó por última vez con sus fans: “¡Gracias, hasta siempre y que viva el rock andaluz! Me voy a celebrar mi cumpleaños. Mis cuarenta tacos”

El público satisfecho abandonaba paulatinamente La Riviera siendo conocedor de que había disfrutado del concierto más importante en los veinte años de trayectoria del artista. Había duende por todo el recinto.

Albertucho, el perro del rock andaluz, tomó Madrid a fuerza de talento y rock. Perro que ladra, rockea… ¡Y mucho!

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