Alice Cooper cumple 76 años: los cinco episodios más estrambóticos de su vida

por admin · 4 febrero 2024

4 febrero, 2024 5:18 pm Publicado por Alfredo Villaescusa –

Alice Cooper en Barcelona Rock Fest. Foto: Iñigo Malvido.

El caso de la gallina destripada

Empezamos fuerte con la que quizás sea la anécdota más salvaje asociada a Alice Cooper, aunque lo que sucedió en realidad tampoco fuera tan espectacular. Cooper y su banda tocaban en el Toronto Peace Festival, con acompañantes de lujo de la envergadura de The Doors o una improvisada Plastic Ono Band, con John Lennon, Yoko Ono y Eric Clapton. Con tantas insignes estrellas, era fundamental causar una buena impresión y para eso recurrió a un numerito que solían realizar al final deshaciendo varias almohadas de plumas que se lanzaban al público con tanques de oxígeno.

Entre tanto frenesí, Alice miró hacia abajo y observó que había una gallina en el escenario, así que la cogió y la soltó con la esperanza de que volara por encima de la concurrencia, pero en su lugar acabó junto a un emocionado público que la destripó y la devolvió en cachitos a las tablas. El revuelo que se armó fue monumental, pues al día siguiente la prensa decía que Alice Cooper le había arrancado la cabeza o se había bebido su sangre, en un episodio que recordaba demasiado al que vivió Ozzy Osbourne con un murciélago. Nota mental, no traer animales a conciertos, a veces ya hay demasiados.

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La banda “más asquerosa” que los Sex Pistols

En el mundo del rock n’ roll siempre se llevó la pose de malote, el típico “encierren a sus hijas” que le funcionaba genial a The Rolling Stones, pero en ocasiones eso estaba tan visto que quizás convenía hacer el camino a la inversa. Tal vez eso mismo tuvo en mente Alice Cooper al conformar una banda compuesta por atletas como The Earwigs, algo que en palabras del músico les hacía parecer “más asquerosos y bizarros que los Sex Pistols”. Y no le faltaba razón, imaginemos a unos tíos que salían a correr, sanotes, fuertotes… Y encima haciendo rock. Qué asco, ¿no?

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Perdió la virginidad en un ataúd

Seguro que no existen demasiadas personas en el mundo que puedan proclamar con orgullo que han perdido la virginidad en un espacio tan propio para el reposo eterno como un ataúd. Cooper declaró en una ocasión que la primera vez que tuvo sexo con una chica fue en una caja fúnebre que en esos momentos se estaba fabricando, por lo que únicamente estaba cubierta con un plástico. Por desgracia para el propio Alice, la pareja no se encontraba sola mientras fornicaba en tan íntimo lecho, por lo que los empleados de la funeraria no se perdieron lo que sería un episodio realmente único en sus vidas.

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Casi muere ahorcado

Cualquiera que haya visto a Alice Cooper en directo, sabrá de sobra los peculiares numeritos que se pueden observar sobre las tablas, caso de decapitaciones, ahorcamientos y demás actos peligrosos en los que no resultaba descabellado pensar en accidentes. En este sentido, nos acordamos de aquella vez en la que casi muere ahorcado durante un ensayo en el Wembley Stadium en abril de 1988.

El montaje que utilizaba por aquel entonces incluía una horca para ejecutar al vocalista y un arnés conectado a una gruesa cuerda de piano que colgaba desde el techo para proteger a Cooper. Pero en un momento dado, la mencionada cuerda falló. Así lo recordaba en declaraciones a EW: “La cuerda se rompió. Escuché cómo golpeaba mi barbilla y en un instante eché mi cabeza hacia atrás. Eso debió producirse en una fracción de segundo porque si hubiera cogido mi barbilla, el resultado habría sido diferente. Me cayó por el cuello y me hizo una quemadura importante”.

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Una vez que estuvo en el suelo, sacó el cuello de la cuerda y se desplomó en el suelo, “casi a punto de perder el conocimiento”. Ese trabajo no era para todo el mundo.

Antídoto contra hippies

En otra ocasión tocaron en Los Ángeles junto a The Doors, Buffalo Springfield o Love, bandas muy apreciadas en la escena hippie. Muchos andarían en un viaje épico de ácido cuando de repente irrumpió en escena un tipo con maquillaje tenebroso y cierta violencia, tanto musical como en actitud. Aquello gustó tan poco que el público huyó despavorido del lugar.

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Los únicos que permanecieron impertérritos al espectáculo, sin apenas pestañear, fueron Frank Zappa, el mánager de Alice Cooper, Shep Gordon, y una groupie. Zappa quedó tan encantado con lo que había visto que pensó de inmediato: “Si una banda puede desalojar a tantos comeflores, ¡tengo que firmarla!”. Alice y su banda se habían transformado en el antídoto definitivo contra hippies.