La magia del vino y la carretera: así se vivió el Triumph Grand Tour en San Miguel de Allende
El fin de semana, San Miguel de Allende se convirtió en el epicentro de una experiencia única que fusionó la pasión por las motocicletas Triumph, la camaradería de la comunidad biker y la sofisticación del mundo enológico. Un evento que dejó memorias imborrables entre los asistentes y consolidó el vínculo entre la aventura y la elegancia.
Un inicio lleno de emociones
La jornada comenzó con un cálido recibimiento que incluyó un exclusivo kit de bienvenida, que incluía una mochila, un termo, una playera, un chaleco, una gorra y un juego de stickers por parte de los patrocinadores Motul, Gopro, Michellin y LS2.
Los participantes, provenientes de distintos puntos del País, se reunieron en una cena inaugural que marcó el tono del evento: amistad, anécdotas y la expectativa de un fin de semana inolvidable.
Hubo 100 motos aproximadamente, provenientes de Monterrey, Lerma, Ciudad de México, Puebla y Satélite, principalmente.
En la cena, acompañada de música con DJ, se dio la bienvenida a todos por parte de Roy Nieto, director de mercadotecnia de la marca; Carlos Martínez, director general adjunto, y Jorge Díaz De la Vega, director comercial. Además, se presento la nueva TF250X, para motocross.
Rodadas y paisajes que enamoran
El segundo día arrancó con un desayuno en el restaurante Oro Azul, donde la energía del grupo se recargó antes de partir hacia Triumph Querétaro. Ahí, cada motociclista recibió un brazalete numerado, elemento clave para el esperado sorteo de una motocicleta Triumph Scrambler 400.
La rodada continuó hacia el viñedo Puerta de Lobo, una parada que mezcló el rugir de las motos con la calma de los viñedos. Los asistentes disfrutaron de un recorrido guiado, una cata de vinos y una comida que deleitó los sentidos, enmarcada por los paisajes majestuosos del Bajío.
Una noche de reconocimientos y premios
El evento cerró con una cena de gala, donde la emoción alcanzó su punto máximo. En una ceremonia llena de sorpresas, se reconoció a los bikers destacados del año: desde el piloto con más kilómetros acumulados hasta aquel que demostró habilidades excepcionales en la restauración de una Triumph.
El momento cumbre fue la esperada rifa. El tercer lugar se llevó un casco LS2, el segundo un juego de llantas Michelin, y el gran premio, una Triumph Speed 400, quedó en manos de un afortunado participante de Triumph Querétaro.
Más que un evento, una comunidad
Entre el rugido de las motos, el brindis con buen vino y las risas compartidas, esta experiencia Triumph en San Miguel de Allende dejó claro que la pasión por la carretera trasciende el viaje: se trata de crear historias, fortalecer lazos y celebrar la vida sobre dos ruedas.
San Miguel de Allende no sólo ofreció sus caminos y paisajes; se convirtió en el escenario perfecto para celebrar una cultura que combina aventura y estilo con Triumph.
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