«Moteros premium» y el equipamiento de AliExpress
Llevo como unos 20 minutos sentado en un taburete de los que circundan las mesas que hay en la puerta de la Venta, donde suelo parar a desayunar tras haber disfrutado de la ruta motera que lleva hasta el lugar. En ese escaso lapsus de tiempo habrán llegado como 50 o 60 moteros que, al igual que un servidor, han recorrido esta serpenteada carretera que bordea la costa hermosa murciana hasta el límite provincial con Almería.
El sitio es un referente de la zona si lo que te gusta es almorzar a tutiplén por lo que te cuesta un paquete de cigarrillos: bocadillo de tamaño XL, bebida, café y chupito (para aquel que precise calentarse), 6 euros. Y luego dicen en la tele que vivimos peor desde que Pedro Sánchez es presidente… (Modo ironic on).
El equipamiento de AliExpress y las grandes contradicciones del motero
El caso es que, junto a mí, se ha sentado un grupo de 5 aficionados que han llegado a los mandos de sus fantásticas monturas adventure de última generación. Me he percatado de su presencia porque al bajarse de las motos, y pasar junto a mi veterana de ojos rasgados, uno de los integrantes del grupo le ha susurrado a otro entre dientes “¿has visto que pintona la Honda?…”
Indudablemente, a mí, que lo he escuchado con total nitidez, se me ha puesto la moral por las nubes, aunque yo no profese la misma admiración por las tecnológicas monturas que pilotan. Máquinas tremendas en todos los sentidos, pero carentes de esa esencia noventera que nos embaucó de manera profunda a más de uno (y de dos) para hacernos adictos a esto de las dos ruedas. Además, como suele decir mi colega Ramón… “Hermano, con esas bichas somos pilotos todos.”
Apreciaciones personales y gustos aparte, lo llamativo del asunto tras ojear las motos que disfrutan los colegas, todas ellas nuevas de paquete y con precios de tarifa que superan ampliamente los 3 kilos de las antiguas pesetas, es la conversación que durante unos instantes desarrollan los susodichos, a razón de la cola de escape que monta uno de ellos en su montura de última generación.
Al parecer, según explica con detalle el propietario, la ha comprado en AliExpress por solo 120 euros. Eso sí, pone Akrapovič y hace ruido como para despertar a un sordo de una placentera siesta. El tipo se vanagloria de su compra maestra y en sus propias palabras alega con tono jocoso y de manera textual, “que se jodan las marcas y si no que pongan precios más baratos”.
Para rematar el argumento, confiesa que los guantes “replica Dainese” que emplea también son fruto de una compra impulsiva en el famoso portal asiático, de esos que simulan ser cuero y que con el paso del tiempo terminan oliendo a perros muertos cada vez que te los quitas. Claro, escuchándolo se me vienen algunas preguntas a la mente en ese mismo momento. Por ejemplo:
- ¿Sabrá el colega la poca calidad que suelen tener este tipo de falsificaciones?
- ¿Será consciente de que lo pueden multar por no cumplir con la normativa de ruido actual?
- ¿Habrá tenido en cuenta que en caso de una indeseada caída, esos guantes lo protegerán entre poco y nada?
Yo creo que no. Además, uno no se explica cómo hay aficionados que invierte un riñón en una moto nueva (totalmente respetable) y luego adoptan este tipo de conductas a la hora de adquirir accesorios y equipamiento. Porque ojo, este es solo un ejemplo de lo muchísimos que actúan de esta misma forma. Ya sabemos que en nuestra España querida, eso de aparentar se lleva un montón.
Tras terminar el último sorbo de café, y tomar algunas notas en mi móvil, (con la clara intención de “chivarme de todo” en estas líneas) me dispongo a pagar, ponerme el equipo y salir por patas (o ruedas) del sitio. Sin embargo, justo antes de arrancar, ese mismo grupo de moteros me gritan desde el lugar donde están sentados;
“Compañero, dale gas que escuchemos ese V4”, a lo que les contesto lo más educadamente posible, “Ya si eso otro día, cuando le monte el Arrow de AliExpress que estoy esperando…”
He de confesar que, tras hacerse el silencio en la mesa que ocupaban, me miraron con cara de pocos amigos. Es el resultado de sacar tu vena periodística, y empaparte demasiado de lo que cuenta el que tienes sentado al lado.
Tomado de https://soymotero.net/