Una moto alemana con alma japonesa que casi nadie conoce… y que hoy vale una fortuna
Pensad en una moto que ofrezca al mismo tiempo un alto grado de iconicidad, eficiencia, acabados y componentes premium, además de la potencia exacta para pasártelo como un enano a sus mandos, ¿nada?… Ya os doy yo la respuesta: Horex 644 OSCA.
Supongo que más de uno no habrá oído hablar de ella en la vida y es algo totalmente normal, teniendo en cuenta que apenas se fabricaron 50 ejemplares del modelo a principios de los años noventa.
Por otro lado, tenemos la historia de la propia marca, de esas que no dejan indiferente a nadie y que, como otras muchas firmas nicho del sector, tuvo épocas verdaderamente malas a lo largo de sus más de 100 años de historia. Particularmente en la época a la que pertenece esta 644 OSCA, el especialista japonés CK Design, tras uno de sus viajes a los salones de moto europeos, recibe una propuesta del propietario de la marca, Fritz Roth para construir un modelo en colaboración.
Horex 644 OSCA: Alemania y Japón en la búsqueda del equilibrio perfecto
Ahora hagamos un ejercicio de memoria y pensemos en qué tipo de motos se estaban poniendo de moda por aquellas fechas: Las deportivas monocilíndricas, fruto de las conocidas copas S.o.S (Sound of Singles). Al igual que esta 644 OSCA, otras marcas también apostaron por esta configuración técnica, dando lugar a monturas verdaderamente únicas como la Bimota BB1 Supermono, Ducati Supermono o MuZ Skorpion, por ejemplo.
En cualquier caso, CK Design y Horex tenían claras sus ideas, pero hacía falta lo más importante para poder acometer el proyecto: dinero contante y sonante. Así que optaron por fabricar un modelo haciendo uso de soluciones técnicas, fiables y vanguardistas a partes iguales. Por ejemplo, el motor elegido para propulsar a esta joya, el mismo que en aquel tiempo hacía lo propio en uno de los modelos trail por antonomasia de la época, la Honda Dominator.
El conocido propulsor monocilíndrico de 644 cc (de ahí la denominación comercial del modelo) lograba ofrecer de serie una potencia final de 44 CV a 6.000 rpm. Sin embargo, desde CK Design obraron la magia a base de instalar, entre otros, un pistón aligerado, sistema de escape a medida o realizar mejoras en el sistema de admisión. El motor quedaba asociado a una caja de cambios Nippon Seiki. Para entonces la 644 OSCA ya declaraba 50 CV a 7.000 vueltas y 57 Nm de par máximo a 5.500 rpm.
La plataforma que envolvía a la mecánica estaba presidida por un chasis de acero al cromo-molibdeno de tipo Trellis totalmente ajustable al gusto. La marca declaraba una distancia entre ejes variable entre los 1.365 y los 1.388 mm. Así mismo, el basculante posterior era otro de los componentes dignos de examinar una vez nos postrábamos ante la silueta de la moto. En este caso fabricado en cuadrado de Cr-Mo y con un refuerzo inferior.
Otros detalles de la propia parte ciclo eran, por ejemplo, un equipo de suspensiones Showa, con horquilla invertida de 41 mm en el frontal, con hasta 12 posiciones de regulación en dureza y un amortiguador posterior, anclado al chasis y basculante por uno de sus lados.
Para la frenada, la 644 OSCA recurría a un disco delantero de 320 mm, accionado por una pinza Nissin F-1 Racing de cuatro pistones y una segunda unidad instalada en el buje trasero, en este caso de 220 mm de diámetro y asociado a una pinza de dos pistones. El equipo quedaba instalado en unas preciosas llantas de aluminio 7-Spork, diseñadas exclusivamente para este modelo, y calzadas con neumáticos Metzeler.
En cuanto a la estética que lucía la 644 OSCA destacaba por la sencillez y pulcritud de sus líneas, con una imagen en consonancia a los recursos estilísticos de la época. Si tuviéramos que compararla en este aspecto, su apariencia se asemejaba a los modelos SS de Ducati del momento. Más allá de este aspecto, resaltaba en ella su carenado fabricado e FRP, el depósito de combustible tallado en aluminio o por lucir un emblema en el propio tanque con acabado esmaltado de vidrio y un diseño basado en el que lucía la última Regina de Horex.
Con un peso de apenas 150 kilogramos en orden de marcha, unido a su excelente calidad de componentes y el buen hacer del motor Honda, hacían de esta 644 OSCA una montura especial y apetecible a partes iguales. Sin embargo, un precio de venta de casi 3,5 millones de yenes de la época, unos 5 millones de pesetas al cambio, supuso un gran lastre para aquellos interesados en hacerse con un ejemplar del modelo.
Es por ello que se estima que solo se fabricaron algunas 50 unidades a principios de los noventa. Una de ellas está ahora a la venta por un precio de 14.000 dólares, algo más de 12.000 euros al cambio. Con apenas 21.000 kilómetros recorridos se encuentra en perfecto estado y lista para circular.
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Tomado de https://soymotero.net/