Hace 30 años las marcas japonesas llegaron a un pacto: ninguna moto superaría los 300 km/h. Y entonces llegó la Suzuki Hayabusa a casi 450 km/h
La Suzuki Hayabusa no necesita presentación. Durante más de 20 años ha sido sinónimo de velocidad absurda, motos tuneadas al límite y vídeos muy locos. No nació como una moto más. Fue una declaración de guerra entre los japoneses, literalmente.
Cuando llegó en 1999, rompió todos los esquemas. Literalmente. Mientras el resto del mundo seguía hablando de las deportivas de litro, Suzuki soltó un misil con 1.299 cc y 173 CV que, sin ningún tipo de limitación electrónica, pasaba de los 300 km/h. Así, sin anestesia.
Un pacto entre caballeros… Que los preparadores deshacen
Tan bruta fue su irrupción que los fabricantes firmaron un pacto no escrito: a partir del año 2000, ninguna moto japonesa pasaría de los 299 km/h (186 mph). La Hayabusa se domesticó, pero solo sobre el papel. La realidad era otra bien distinta… Y posiblemente distorsionada (si uno quería).
En 2008 llegó la segunda generación, con un motor subido a 1.340 cc y 191 CV, más rápida, más afinada… pero limitada. Quitabas el tope, le metías escape, centralita o turbo, y la cosa se iba de madre. En algunos casos, muy de madre.
Ahí es cuando nace la leyenda del cuarto de milla. De serie, una Hayabusa ya es una dragster con matrícula. La primera versión hacía el 0-100 en 2,8 segundos y recorría el cuarto de milla en 9,8. La segunda bajaba un poco más: 2,7 segundos y 9,7 segundos en el 1/4 de milla.
Pero donde la cosa se pone seria es en el mundo de los turbos. Las Hayabusa modificadas han llegado a desarrollar más de 800 CV. Jack Frost (Holeshot Racing) reventó todos los cronos en 2023 con una Hayabusa turbo de 274,9 mph (442 km/h) en una milla lanzada. Por si no te suena el nombre: le quitó el récord a Guy Martin, otro que se toma la vida como un deporte extremo.
La generación actual: más civilizada, pero sigue picando. Desde 2021, Suzuki vende la tercera generación. Motor más afinado, 188 CV, mucha electrónica, mejor suspensión, mejores frenos. Es más moto. Pero también más sensata. Acelera algo menos (0–100 en 3,2 segundos) y ha dejado de competir por la corona del top speed. Ya no quiere ser la más salvaje, sino la más equilibrada.
Pero ojo: sigue siendo una Hayabusa. Grande, rápida y con una presencia que impone hasta en parado. En carretera abierta, pocos misiles te van a seguir el ritmo con tanto confort y aplomo. ¿La H2R de Kawasaki corre más? Claro. Pero no es matriculable. La ‘Busa sí. Y eso hace toda la diferencia.
Imágenes | Suzuki
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Tomado de https://www.motorpasionmoto.com/