Murió el día que estrenaba su Yamaha R7 en un accidente y alguien robó su moto antes de que llegasen a atenderla. Ahora la Policía busca al ladrón
Tenía solo 19 años, una moto japonesa recién estrenada y una pasión desbordante por las dos ruedas. Annabel Force no lo sabía, pero aquel 8 de junio sería el último día que rodaría por las calles de Phoenix.
Aquel anochecer, en la transición hacia la autopista, su Yamaha YZF-R7 negra se desvió contra el muro de la mediana. Annabel salió despedida y cayó desde una altura de 24 metros. Murió en el acto. Pero lo que pasó a continuación fue deshumanizante.
Sin ella, la policía no puede determinar la causa del accidente
Hasta aquí, una tragedia difícil de asumir. Pero lo que ocurrió después supera cualquier lógica humana: alguien se llevó su moto antes de que llegaran los servicios de emergencia.
La Yamaha R7, modelo 2022, había quedado tirada en la calzada. Mientras los equipos de rescate acudían al lugar del accidente, un individuo (aún sin identificar) decidió llevársela como si se tratase de un despojo olvidado.
El Departamento de Seguridad Pública de Arizona ha confirmado que la moto no estaba cuando la policía llegó, y que su desaparición está entorpeciendo la investigación del accidente. Sin la moto, no hay pruebas clave. No se puede determinar si falló algo, si hubo un defecto, si alguien la golpeó.
Para la familia, el dolor es doble: han perdido a Annabel y también el último vínculo físico con ella. Su esposa, Sakura Keiser, ha pedido públicamente la devolución del vehículo: «Solo devuélvanla, por favor», declaró a medios locales. «Es la moto de mi esposa. Me gustaría recuperarla. Necesito saber qué ocurrió. Necesito entender qué causó el accidente».
Annabel apenas llevaba unas semanas con la Yamaha. Había soñado con ella durante meses. Era su primera moto grande. Su forma de escapar, de vivir, de sentirse libre: Disfrutaba cada momento sobre su moto», han dicho amigos cercanos.
Se ha lanzado una campaña para recaudar fondos que cubran los gastos del funeral, pero también para mantener viva la memoria de Annabel. La historia, recogida por medios locales como Arizona Family, ha provocado una oleada de solidaridad (y de indignación).
Porque el robo de una moto, en mitad de una tragedia como esta, no es solo un delito: es un acto que duele más que cualquier cifra de potencia o velocidad.
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Tomado de https://www.motorpasionmoto.com/
