Ha muerto Ozzy Osbourne. La leyenda del rock era un friki de las motos, y las amaba tanto que la suya era una obra de arte, literalmente
Ozzy Osbourne no solo fue el “Príncipe de las Tinieblas”, el frontman que redefinió el heavy metal con Black Sabbath y su carrera en solitario. También fue, en el fondo, un apasionado de las motos. No por postureo, sino por devoción.
Y tanto fue así, que su chopper personalizada sigue siendo una de las más icónicas del custom americano: la Ozzy Chopper. Es lo más parecido a una obra de arte con ruedas, literalmente.
Se ha ido una leyenda, pero su legado permanece en forma de música… Y de moto
Diseñada en 2005 por los legendarios Counts Kustoms de Las Vegas (sí, los del programa de televisión que seguro que te suenan) esta chopper no era un simple regalo de esos que hacen a los famosetes de turno. Esta moto era una declaración de principios: una moto larga, baja y agresiva, construida sobre un bastidor LS300 rígido y con una horquilla Springer firmada por Sugar Bear. Todo con una silueta que recuerda al estilo chopper sueco, pero con un neumático trasero de 260 que grita América por los cuatro costados.
El depósito es pura poesía metálica: una cruz celta en relieve, su nombre “OZZY” en letras doradas y un diseño artesanal que parece forjado en los hornos del mismísimo infierno. El guardabarros trasero rinde homenaje a su inseparable Randy Rhoads con un guiño directo a la guitarra Polka Dot Flying V. Incluso el interruptor de pastilla de una guitarra eléctrica sirve para activar los LED del conjunto. Sí, su moto tenía alma… y sonido.
El conjunto se remata con una pintura negra y roja oscura que encajaría más en la portada de un disco de Black Sabbath que en una Harley de catálogo. Es siniestra. Es elegante. Es 100% Ozzy.

Nunca quedó claro si Ozzy llegó a conducirla más allá de las cámaras de MTV. Pero lo que sí se sabe es que la moto desapareció del radar durante años, tras ser vendida por un concesionario en 2014 y recuperada por Counts Kustoms en 2022. Su valor, ahora que Ozzy ha fallecido, se dispara no solo como objeto de coleccionismo, sino como reliquia de uno de los músicos más carismáticos y excesivos del siglo XX.
Ozzy Osbourne ha muerto, pero su chopper, como su música, seguirá rugiendo. Porque una obra así no se guarda en un garaje: se exhibe en la memoria colectiva del rock.
Imágenes | Counting Cars
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Tomado de https://www.motorpasionmoto.com/