Geezer Butler revela la fragilidad de Ozzy Osbourne en los ensayos finales de Black Sabbath

El eco de la despedida de Black Sabbath sigue resonando con intensidad. En una emotiva reflexión publicada por The Sunday Times el domingo 27 de julio, el legendario bajista Geezer Butler reveló detalles conmovedores sobre los ensayos previos al último concierto de la banda antes del fallecimiento de Ozzy Osbourne.
A sus 76 años, Butler compartió recuerdos crudos y sinceros sobre aquel reencuentro musical. “Los ensayos comenzaron un mes antes del concierto, en un estudio ubicado en la campiña de Oxfordshire”, escribió. “Tony Iommi, Bill Ward y yo repasamos siete canciones juntos. Al no haber tocado juntos en veinte años, nos costó un par de días quitar el óxido.”
Pero el momento más impactante llegó cuando Ozzy se unió al ensayo. Butler confesó que, aunque sabía del deterioro de salud de su compañero, no estaba preparado para enfrentar lo que vio. “Ozzy llegó con dos ayudantes y una enfermera. Caminaba con un bastón negro adornado con oro y piedras preciosas, fiel a su estilo. Cantó sentado en una silla, sin decir mucho más que los saludos habituales.”
La escena, cargada de simbolismo, mostró al “príncipe de las tinieblas” en su forma más humana: vulnerable, silencioso, pero aún dispuesto a cantar. Ese ensayo no fue solo un momento de preparación musical, fue un acto de unión, de nostalgia, de cierre emocional.
El peso de una despedida
El último concierto de Black Sabbath, realizado en Birmingham semanas antes del fallecimiento de Osbourne, ya tenía una carga épica. Ahora, con los relatos íntimos de Butler, se revela la dimensión emocional detrás del escenario. La imagen de Ozzy, rodeado de sus compañeros, haciendo lo posible por participar desde una silla, no es una simple anécdota. Es el reflejo de una carrera vivida con intensidad, y una amistad que sobrevivió décadas de excesos, rupturas y reconciliaciones.
Black Sabbath no solo revolucionó el metal. También construyó una historia humana llena de altibajos, y ese ensayo fue la síntesis final: tres músicos reencontrándose con el cuarto que los marcó para siempre.
La fragilidad de una leyenda
La revelación sobre la condición física de Ozzy durante los ensayos ha conmovido a miles de seguidores. Butler no lo describe con sensacionalismo, sino con respeto. Verlo frágil, quieto, distante, fue para él una sacudida. Pero incluso en ese estado, Ozzy cantó. No rugió como en sus mejores años, pero su voz —esa misma que cambió el curso del metal en los 70— volvió a sonar. Fue un acto de amor al arte, al legado y a sus hermanos de banda.
El bastón negro con oro y piedras preciosas no fue solo un objeto: fue símbolo de la elegancia sombría de Ozzy, de su capacidad para convertir el dolor en estilo, y para vestir la enfermedad con la misma irreverencia que marcó su carrera.
Black Sabbath: más allá del metal
El testimonio de Butler es un recordatorio de que detrás del volumen, las giras y las portadas, hay hombres. Hombres que envejecen, que enfrentan enfermedades, que se reúnen para cerrar ciclos, incluso cuando el cuerpo ya no responde. El ensayo en Oxfordshire no fue solo un evento técnico: fue un rito de despedida.
El fallecimiento de Ozzy Osbourne ha dejado al mundo del rock en duelo. Pero relatos como este le dan sentido a ese adiós. Porque nos muestran que, incluso en sus últimos días, Ozzy fue fiel a su espíritu: teatral, comprometido, silenciosamente colosal.
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