Koroyd: te contamos por qué todos hablan del sistema que podría salvarte la vida en moto
Koroyd es un claro ejemplo de cómo la ingeniería puede transformar una tragedia en una herramienta para salvar vidas. A día de hoy, su uso en el equipamiento de motoristas representa una mejora tangible tanto en seguridad como en confort. Y lo más prometedor es que apenas estamos viendo el comienzo: con desarrollos en marcha para nuevas generaciones de protecciones, materiales aún más avanzados y aplicaciones más amplias, el futuro de la protección personal parece estar construido sobre una base: los microtubos.
La historia del Koroyd se remonta al trágico accidente aéreo de Kegworth, en Inglaterra, en 1989, cuando un Boeing 737 se estrelló, dejando 47 muertos. De las investigaciones posteriores sobre cómo minimizar los traumatismos en los pasajeros surgió una idea que, décadas después, ha sido refinada y aplicada a ámbitos tan diversos como el esquí, la construcción, la seguridad infantil y, más recientemente, el equipamiento para motoristas.
La empresa Koroyd, con sede en el principado de Mónaco, ha desarrollado una gama completa de productos de protección para la cabeza y el cuerpo que no solo prometen una mayor eficacia en la absorción de impactos, sino también mejoras reales en ventilación, comodidad y durabilidad frente a las soluciones tradicionales como el poliestireno expandido (EPS).
La semilla de Koroyd fue plantada a raíz de los estudios de biomecánica realizados tras el accidente de Kegworth, ocurrido el 8 de enero de 1989. Como os comentamos al principio, aquel siniestro dio lugar a una pionera investigación sobre cómo se podía mejorar la protección pasiva de los pasajeros frente a impactos bruscos. Uno de los hallazgos clave fue que las estructuras tubulares cilíndricas tenían una eficiencia excepcional a la hora de disipar la energía de un choque.
Koroyd tomó ese principio y lo transformó en una tecnología tangible. Es decir, un sistema formado por miles de microtubos de polímero dispuestos verticalmente y fusionados térmicamente, creando una malla con capacidad para deformarse de manera controlada durante un impacto, absorbiendo así gran parte de la energía y reduciendo la que se transfiere al cuerpo humano.
Koroyd: aplicación en cascos
Una de las primeras industrias en adoptar esta tecnología fue la de los deportes de nieve, pero con el tiempo llegó al mundo de las dos ruedas, gracias a la colaboración con Klim, una marca norteamericana de equipamiento premium para motoristas de aventura y touring. De hecho, Koroyd ha sido incorporado en varios modelos de cascos Klim, como el Krios Pro, donde reemplaza parcialmente el EPS tradicional del interior y ofreciendo claros beneficios.
Detalles del Koroyd
- Mayor absorción de impacto: Se estima que Koroyd es hasta un 42 % más eficiente que el EPS convencional.
- Mejor ventilación: Gracias a su diseño de celda abierta, permite una circulación de aire más fluida, lo que se traduce en una cabeza más fresca en conducción prolongada.
- Comportamiento térmico estable: A diferencia de la espuma EPS, que puede endurecerse o ablandarse según la temperatura, la estructura de Koroyd mantiene un comportamiento más constante en frío o calor.
Tal como explica Ben Lzicar, responsable de mercado de la marca, la clave está en que “el aire no queda atrapado en el material”, lo cual evita que se comprima y endurezca como sí ocurre en las espumas cerradas.
Como os estamos contando, desde 2024, Koroyd ha dado un paso más allá desarrollando una línea de protecciones para extremidades y cuerpo, pensadas especialmente para motoristas.
Estas protecciones, que cumplen los estándares europeos EN1621 en niveles 1 y 2, han sido diseñadas con una estructura en forma de panal deformable, elástica y con una tecnología llamada estructura auxética.
Este tipo de diseño geométrico tiene la particularidad de que, al estirarse o comprimirse, se expande en múltiples direcciones, adaptándose al movimiento del cuerpo del piloto. Esto ofrece varias ventajas significativas:
- Flexibilidad dinámica: El protector se mueve con el cuerpo, eliminando la sensación de rigidez que muchas veces se percibe con protecciones convencionales, sobre todo en condiciones frías.
- Transpirabilidad: La forma abierta de la estructura permite que el aire fluya fácilmente, ayudando a disipar el calor corporal durante la conducción.
- Comodidad térmica: A diferencia de la espuma, que puede volverse incómodamente dura a bajas temperaturas, Koroyd mantiene su flexibilidad incluso en mañanas frías.
Según los desarrolladores, esto permite que los protectores no solo sean más seguros, sino también más cómodos desde el primer momento, lo cual es esencial para trayectos largos.
Koroyd también es una solución más sostenible, ya que permite reducir el uso de plásticos convencionales como el EPS, ofreciendo un producto más duradero y reciclable en muchos casos. Su fabricación optimizada y modular, permite diseñar productos personalizados según las necesidades de cada disciplina.
Tomado de https://soymotero.net/