Otra marca de motos eléctricas que se va a pique. Apostaron todo a las bicis eléctricas, ahora las están vendiendo por piezas
Erik Buell siempre fue un tipo inquieto. Ingeniero, piloto y uno de los nombres más brillantes que pasaron por Harley-Davidson, su firma dejó huella con motos deportivas tan personales como adelantadas a su tiempo con la marca Buell. Pero también con un historial de caídas empresariales que se repite como un patrón. La última, hace nada.
Tras el cierre de EBR Motorcycles, Buell volvió a la carga con Fuell, un proyecto pensado para conquistar la movilidad eléctrica en las ciudades. La idea era ambiciosa: combinar motos y bicis eléctricas bajo un mismo sello premium, dirigido a un público urbano. Las bicis debían ser el punto de entrada. Las motos, el siguiente paso. Spoiler: ha salido francamente mal.
De revolucionar la movilidad eléctrica a venderse por piezas
Pero el plan salió mal desde el principio. En lugar de impulsar a la marca, las bicis acabaron devorando los recursos. Modelos como la Flluid, con asistencia al pedaleo y una autonomía sobresaliente, eran técnicamente brillantes pero demasiado caras. Su distribución fue escasa y su marketing, confuso. Mientras en Europa las eléctricas se abrían camino, en Estados Unidos el mercado apenas respondía.
El resultado fue un colapso anunciado. A finales de 2024, Fuell se declaró en quiebra. Solo un año después, la compañía ha acabado subastada por 170.000 dólares, una cantidad simbólica que apenas cubre el 2% de las deudas pendientes.
La subasta, según medios como Elektrek, fue más una limpieza de trastero que una operación industrial. Se incluyeron la marca y los derechos, el sitio web, herramientas, maquinaria y una pequeña flota de bicicletas. Algunas unidades de la Flluid (que en su día se vendían por varios miles de dólares) se liquidaron por menos de 500.
Quedaron sin comprador apenas unos cuantos lotes menores: sillas de oficina, útiles de mantenimiento y piezas sueltas. Un cierre casi simbólico para una empresa que había nacido con el objetivo de «redefinir la movilidad eléctrica urbana».
Lo paradójico es que la división eléctrica de Buell no cayó por sus motos, sino por las bicis que debían salvarlo. La parte más ligera del negocio fue la que terminó hundiendo al conjunto. En cierto modo, es la historia de su vida: proyectos que arrancan con innovación y pasión, pero que se estrellan al intentar ser empresas rentables.
Nadie sabe quién ha comprado los restos de Fuell ni qué hará con ellos. Tal vez alguien intente revivir la marca o usar su nombre para otra aventura eléctrica. Pero todo apunta a que Fuell pasará a la historia como otro intento frustrado de llevar la genialidad técnica de Buell al terreno comercial.
Imágenes | Buell, Fuell
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Tomado de https://www.motorpasionmoto.com/