¿Puedo montar neumáticos diferentes en una moto?

¿Montarías cuatro neumáticos diferentes en un coche? ¿Y dos diferentes en el mismo eje? ¿Entonces por qué montas dos diferentes en una moto? Eso es lo que nos deberíamos plantear si hemos pensado mezclar dos modelos, e incluso dos fabricantes distintos, a la hora de cambiar los neumáticos de nuestra moto. Nada bueno puede salir cuando mezclamos elementos pensados para trabajar juntos.
Aunque nos parezca incoherente esta idea, e incluso tengamos un amigo que nos recomiende poner «una goma más blanda delante para que agarre más«, lo cierto es que los neumáticos son desarrollados para trabajar de forma conjunta. Cuando no seguimos esta recomendación tan sencilla, lo más probable es que consigamos que la moto vaya mucho peor y, por lo tanto, sin darnos cuenta estemos asumiendo más riesgo a la hora de rodar con ella.
¿Por qué no es buena idea mezclar neumáticos diferentes de moto?
Cada fabricante desarrolla una estructura del neumático que es diferente a la de otra marca. Tanto en su forma, rigidez, materiales de construcción… Por lo tanto, podemos cometer el error de tener un neumático con una carcasa más redonda y otra más triangular. Esto hará que ambas ruedas no estén sincronizadas a la hora inclinar, y tendremos reacciones extrañas e imprecisiones. De igual forma, la rigidez de la carcasa hará comportarse a la suspensión de forma errática y no equilibrada en ambos ejes.
Por encima de la carcasa está la banda de rodadura, que también presenta características diferentes entre fabricantes y por supuesto, en los distintos modelos del mismo fabricante. De nuevo jugar a mezclar gomas hará que podamos tener dos gomas que calientan diferente, o que no reaccionan o se comporten igual al rodar. Un neumático turístico es diseñado para un fin concreto, que no tiene nada que ver con uno pensado para uso deportivo. Juntar ambos en una moto, genera enormes riesgos.
Volviendo a la conocida frase de: «delante más blando, que agarra más«, nos encontraremos en la situación de que no calentemos suficiente el neumático delantero (más blando equivale casi siempre a temperatura de trabajo más alta), mientras que el trasero, ayudado por la tracción en las aceleraciones, si lo haya hecho. Llegados a una curva, la rueda trasera tiende a empujar la delantera, y lo que pensábamos que nos hacía ir más seguro, acaba siendo todo lo contrario.
Es más, incluso los dibujos se diseñan para que trabajen de forma conjunta. Cuando rodamos en lluvia, la rueda delantera está pensada para que abra un camino apartando el agua que hay en el asfalto, permitiendo al trasero trabajar sobre una superficie que contenga menos agua.
Si las gomas son diferentes, el dibujo no trabaja en consonancia y por lo tanto, el comportamiento en agua podría llegar a ser hasta peligroso, aumentando enormemente las posibilidades de aquaplanning.
Hay una última razón, que es la económica. Suele salir más barato comprar un juego de neumáticos delantero y trasero que, por el contrario, pillar primero uno y luego otro. Así que si puedes, cambia ambos neumáticos a la vez y si no, al menos monta uno igual para mantener el equilibrio.
Tomado de https://soymotero.net/






