Moto del día: Yamaha RX‑Z 135
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La Yamaha RX‑Z 135 es uno de esos modelos que en Europa apenas suenan, pero que en países como Malasia o Singapur se convirtieron en auténticos iconos juveniles. Apareció a mediados de los años 80 como versión deportiva de la familia RX, en un segmento muy concreto: motos ligeras de 135 cc, pensadas para moverse por ciudad con alegría pero con suficiente estética “racing” como para convertirse en objeto de deseo de los chavales. En 1985 ya se habla de la RX‑Z 135 como la opción “macho y atrevida”, más agresiva que las 100/115 de la gama y mucho más moderna que rivales como las Honda Raider, Suzuki Katana o Kawasaki GTO.
Bajo una carrocería muy afilada para la época, con faro carenado, depósito alto y colín recortado, esconde un humilde pero brioso monocilíndrico de dos tiempos de unos 132‑135 cc, refrigerado por aire y alimentado por carburador con sistema de carga “Torque Induction”. Las primeras versiones entregan algo más de 14 CV a unas 7.500 rpm, pero a finales de los 80 Yamaha revisa cambio y escape: en 1990 llega la caja de seis marchas y un nuevo escape con cámara de resonancia y silenciador que dispara la potencia declarada hasta los 20‑21 CV, con una velocidad punta real que ronda fácilmente los 120 km/h en manos de usuarios entusiastas. El chasis de doble cuna en acero, el peso contenido por debajo de los 115 kilos y el disco delantero le dan un comportamiento muy vivo en carreteras secundarias y tráfico urbano.
Con los años, la RX‑Z 135 va cambiando de piel sin renunciar a su base. A principios de los 2000 recibe un frontal más pequeño, intermitentes integrados en el carenado y un colín inspirado en la 125Z, buscando un aspecto aún más moderno sin tocar en exceso el bastidor. Sobre esa plataforma, muchos propietarios trabajan en la carburación, la apertura del escape y el desarrollo final para exprimir al máximo el potencial del pequeño 2T, lo que ha alimentado su fama de “bala urbana” fácil de potenciar. Después de más de dos décadas en catálogo, y con la lenta desaparición de los dos tiempos de calle, la RX‑Z 135 ha pasado de ser una moto juvenil machacada a convertirse en pieza de nostalgia y culto local, un equivalente asiático a las deportivas 125 europeas noventeras, pero con sabor propio.
En Malasia, la Yamaha RX-Z 135 fue una de las monturas sociadas a los llamados Mat Rempits, grupo de personas, a menudo jóvenes, que participaban en carreras callejeras ilegales y que, como cabe esperar, acababan siempre huyendo de la policía.
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