Moto del día: Suzuki TS50X

La Suzuki TS50X fue, para miles de chavales europeos, la puerta de entrada al trail. Lo tenía todo para enamorar a un adolescente: estética de moto grande, espíritu de enduro light y la sensación –ilusoria, pero potente– de que podías salir del instituto y perderte por caminos sin que a la moto le importara demasiado. Inicialmente se presentó en Japón en la década de los 70, pero la TS50X, la última de la saga, apareció en 1984.

Como muchos ciclomotores de aquella época, tenía un aspecto imponente. Vista de lejos, solo aquellos que saben del mundillo serían capaces de reconocer que estaban ante un ciclomotor. Además, parecía una auténtica todoterreno, con el asiento a 830 milímetros del suelo y una distancia libre respecto al suelo de 190 milímetros. La TS50X mezclaba elementos del enduro con toques muy propios de Suzuki: colores vivos, adhesivos grandes y esa imagen de “mini-DR” que la hacía inconfundible

En realidad, la TS50X era mucho más civilizada de lo que aparentaba. Montaba un monocilíndrico 2T refrigerado por aire, sencillo y duro como un ladrillo. Curiosamente, el motor refrigerado por aire solo se usaba en los modelos de exportación, que además, se combinaba con un cambio de cinco relaciones. En Japón, el motor tenía refrigeración líquida y un cambio de seis relaciones, aunque en ambos casos la potencia era notable para el cubicaje, al rondar los 7 CV. Otro detalle llamativo es que, en su versión destinada al mercado sueco se eliminó la quinta marcha y se montó un grupo termodinámico especifico –cilindro específico, sin canal para la admisión por láminas y una culata de diseño exclusivo–.

La parte estructural, es decir, el chasis, era de tipo simple cuna fabricado con tubo de acero, nada extraordinario pero suficiente para su propósito. Las suspensiones siempre se han descrito como “blandas pero nobles”, lo típico de Suzuki en la época: no hacían milagros, pero no te pegaban sustos, con un recorrido útil de horquilla de 32 milímetros. Frenos justitos, lo habitual en un 50 de uso mixto. Lo importante estaba en las sensaciones: la postura erguida, el manillar ancho, el depósito estrecho… todo te hacía sentir en una moto mayor.

Es interesante destacar que la moto estuvo en producción durante varias décadas, desde los años 70 hasta inicios del Siglo XXI. Obviamente, recibió diferentes evoluciones aunque, en su mayoría, eran cambios menores como nuevos colores y decoraciones, ligeros rediseños de los plásticos o faros de formas diferentes y soluciones que ofrecían mejor iluminación. El motor se mantuvo casi intacto durante toda su producción.