Alex Rins, objetivo: sobrevivir en Yamaha… y MotoGP más allá de 2026
Alex Rins afronta la temporada 2026 como el último año de su contrato con Yamaha y, visto lo ocurrido en las dos campañas anteriores, también como una prueba definitiva para seguir en MotoGP más allá de ese punto.
El 1 de agosto de 2024, Yamaha sorprendió al paddock al anunciar la renovación de Alex Rins por dos temporadas, hasta finales de 2026. El acuerdo llegaba en un momento delicado para ambas partes. Primero porque Rins acababa de completar una primera mitad de año muy complicada, claramente superado por Fabio Quartararo y lastrado por una sucesión de lesiones que todavía arrastraban las consecuencias del grave accidente sufrido en Mugello en 2023. Aun así, Yamaha apostó por la continuidad en plena reestructuración interna.
Los números explican por qué aquella renovación fue recibida con escepticismo. En el ecuador de la temporada 2024, Rins apenas había sumado ocho puntos y ocupaba el último puesto del campeonato. Su adaptación a la M1 tras dejar LCR Honda no había sido sencilla y el físico seguía pasando factura. El impacto del accidente de Mugello fue tan serio que incluso en 2025 el piloto catalán seguía recurriendo a muletas fuera de la pista, aunque desde Yamaha siempre insistieron en que no existían limitaciones médicas para pilotar una MotoGP.
El problema es que el rendimiento en pista tampoco acompañó en 2025. Con números en la mano, en una temporada larga, Rins solo logró batir a Quartararo en una ocasión en un duelo directo, en Australia, donde fue séptimo mientras el francés terminó undécimo. En el cómputo global del campeonato, la diferencia fue contundente: 133 puntos y diez posiciones separaron a ambos pilotos al final del año. Un balance muy difícil de justificar dentro de un equipo oficial.
Tampoco ayudó la comparación interna con el resto de pilotos Yamaha. Jack Miller, con la Pramac M1, acabó dos puestos por delante de Rins. Miguel Oliveira finalizó por detrás en la clasificación, pero se perdió ocho carreras por lesión, mientras que Rins disputó las 22 pruebas del calendario. El contexto deja poco margen para lecturas optimistas.
Hay que entender, eso sí, por qué Yamaha tomó aquella decisión en 2024. La marca atravesaba uno de sus momentos más bajos en MotoGP, inmersa en una profunda reorganización: llegada de un equipo satélite, fichajes masivos en el área técnica y el arranque del ambicioso proyecto del motor V4. En ese escenario, asumir el riesgo de fichar a un piloto nuevo no parecía una opción realista. Rins, con contrato en vigor y experiencia contrastada, era una apuesta conservadora.
En 2025, el panorama deportivo apenas mejoró. Yamaha siguió cerrando la clasificación de constructores por detrás incluso de Honda, pese a algunos destellos de Quartararo. Aun así, el ambiente interno comenzó a cambiar con la vista puesta en 2026 y 2027, especialmente tras confirmarse la llegada de Toprak Razgatlioglu al proyecto de MotoGP. El turco es una pieza clave del futuro, y su entrada obliga a tomar decisiones duras.
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Los contratos de Quartararo, Miller y Rins expiran a finales de 2026. Todo apunta a que el gran objetivo de Yamaha es retener a Quartararo, campeón del mundo en 2021 y referencia clara del proyecto. En ese contexto, el margen de Rins es mínimo. Para seguir, no basta con algún resultado aislado: necesita batir a Quartararo de forma sostenida durante toda la temporada.
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Tomado de Todocircuito.com




