Crónica de Poison Ruïn + Ze Izela + Zikin en Bilbao: Revuelta campesina
Que realmente existe un movimiento creativo se confirma gracias a diversos indicadores. Por ejemplo, al ver siempre a una determinada gente en unos sitios concretos y no en otros. Lejos de ridículos prejuicios sibaritas, se trata más bien de una especie de concepto de hermandad en el que jamás se dejará en la estocada a ningún grupo y se montará la mayor jarana posible para arropar a los oficiantes en escena. Imposible sentirse solo de esta manera. El poder de la colectividad o de la acumulación de fuerzas.
Poison Ruïn
Debido al actual ambiente represivo preelectoral en la capital vizcaína en el que se castiga la música en directo, nos abstendremos de dar demasiados detalles acerca del lugar en el que se vivió el concierto de los norteamericanos Poison Ruïn a su paso por Bilbao. Basta mencionar que hacía un calor digno del infierno y encontrar espacio vital se tornaba bastante complicado, pero lo experimentado allí seguramente pervivirá en la mayoría de los asistentes, pues fue casi como haber estado en Saint Martins College viendo a Sex Pistols a finales de los setenta. El epicentro de todo un terremoto cultural.
Zikin
Con la atmósfera cargada a tope, se batieron el cobre en un primer lugar Zikin, todo un grupazo enérgico de street punk ideal para ir entrando en harina. Estaban tan motivados en escena que su vocalista hasta pegaba saltos en el aire. Fueron breves, pero tenían en su catálogo canciones contundentes de esas que te limpian el forro, como se suele decir. Para seguirles la pista.
Ze Izela
Otros que también se tornaron interesantes fueron Ze Izela, una suerte de colectivo con gente de Vulk, Serpiente y otras formaciones locales que por su estructura y coros mixtos recordaba a los míticos Paraíso de Fernando Márquez “El Zurdo”. Me pareció escuchar que era su primer bolo, pero como ya habíamos visto a algunos de sus integrantes en otros combos, sabíamos que iba a molar fijo. Clavaron en especial la versión de Eskorbuto “Intolerable”, aunque el halo que poseían de la banda más honrada del mundo tampoco se difuminaba en otras composiciones. Genial este grupo armado. De buenas ideas.
Los que tampoco podrían calificarse ni mucho menos de tradicionales eran los norteamericanos Poison Rüin, que despojan a los caballeros medievales de toda connotación pasada de extrema derecha y la transforman en una revuelta campesina contra el yugo del patrón que se sigue enriqueciendo mientras los siervos apenas tienen para comer. ¿A qué nos sonará todo esto en un contexto con precios indecentemente disparados?
Poison Ruïn
El anarco punk de los de Filadelfia se mostró muy rotundo en las distancias cortas, con pogos desatados y saltos en el aire desde la primera canción. Vale que no contaran con un repertorio abundante, pues apenas poseen un par de discos, pero brillaron piezas de su reciente ‘Härvest’ como “Torture Chamber” o “Pinnacle of Ectasy”, con una pomposa intro de teclado que parecía salida de una mazmorra. Sin duda, este tipo de detalles épicos es lo que les otorga su verdadera personalidad como grupo y les hace diferente a cualquier otra cosa.
En un limbo entre el punk y el metal, exhibieron cierto deje tanto a Motörhead como a lo que se denomina ‘UK82’, es decir, la segunda oleada del punk británico con bandas como The Exploited o Discharge, entre otros. Y hay incluso los que todavía encuentran en su música rasgos de la primigenia NWOBHM. En cualquier caso, han logrado un sonido propio que es probable que cree escuela en el futuro. La semilla por lo menos está sembrada.
Poison Ruïn
La cosecha a la que hace referencia el título de su último disco, ‘Härvest’, nada tiene que ver con reservar material para el porvenir, sino que se antoja una llamada a las armas para solventar injusticias. Sin rollos. La lucha de los de abajo contra los de arriba, ese concepto tan emponzoñado recientemente en el panorama político, pero que sigue conservando vigencia absoluta cuando los que llegaron para cambiar las instituciones desde dentro terminan pareciéndose sospechosamente demasiado a los dueños del cotarro.
El bajo techo de la sala se transformó en un inconveniente para los que desearon elevarse a las alturas a lo largo del show, aunque los ánimos no disminuyeron lo más mínimo. Los más recatados tuvieron que ponerse a salvo ante las explosiones de júbilo desatadas sobre todo en la parte más cercana al escenario. Ver al personal dándolo todo con un entusiasmo que sorprendía para un grupo que podríamos calificar de reciente creación era otro espectáculo digno de contemplar.
La alta temperatura del recinto se acabó convirtiendo en un problema para los músicos, que llegado cierto punto dijeron: “Tenemos solo una canción más. Eso es todo lo que podemos hacer. Hace un calor increíble aquí”. Diría que se arrancaron entonces con “Not Today, Not Tomorrow”, pese a que sus cortes tampoco eran para tararear en la ducha. Pura rabia, por si alguno todavía se había quedado con ganas. “Salid fuera, bebed agua”, aconsejó el vocalista al final.
La revuelta campesina que montaron demostró que hay cosas que no cambian ni aunque las separen siglos de distancia. El mensaje de la lucha de clases sigue más vigente que nunca. Otro asunto es que convenga desacreditarlo y calificarlo de antiguo cuando uno se funde con las aborregadas masas o con los consejos de administración. Los símbolos están para modificarlos, queda claro.
Poison Ruïn, a cuenta de la publicación de su disco ‘Härvest’, es una de las bandas protagonistas del número 451 de La Heavy, el que ha llegado con Ghost en portada con una brutal entrevista. Iron Maiden, Def Leppard, Dio, The 69 Eyes o Axel Rudi Pell entre muchísimos otros también esperan en las páginas de este número. Corre a tu kiosco o visita nuestra tienda online para no perderte nada.
Eclecticismo en vena. No hay nadie que no dispare el viernes por la noche, ni hay quien esquive los disparos.
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Tomado de https://mariskalrock.com
