Por los Cárpatos en Himalayan
En esta ocasión partimos con dos Royal Enfield Himalayan con la mítica carretera de los Cárpatos en el punto de mira. Sí, nos vamos de ruta a Transfagarasan Road, menos de 100 km que requieren de un viaje de 8.000 km para llegar. ¿Merecen la pena? ¡Os lo contamos!
Transfagarasan Road está en Rumanía y es una de las carreteras más espectaculares de Europa. Es espectacular poder recorrer los 90 kilómetros de curvas y asfalto irregular que atraviesan la columna vertebral de los Cárpatos occidentales.
Para llegar hasta allí desde Barcelona y volver, decidimos hacerlo con dos Royal Enfield Himalayan, por carreteras secundarias desde Orange, en Francia. Porque la Himalayan es una moto ideal para este tipo de ruta, una trail estilo retro que permite aventurarse fuera del asfalto en un viaje on-off road por los Cárpatos, los Balcanes y los Alpes.
Encuentro en los Alpes
Tuvimos la suerte de encontrarnos con el presidente del Moto Club Veteranos de Bergamo en Grumello del Monte que, al ver las Himalayan, detuvo su BMW para saludarnos y preguntar sobre ellas.
Nosotros aprovechamos para preguntarle por dónde ir hasta Eslovenia sin pisar la autopista y él, muy amablemente, nos indicó una ruta muy interesante por carreteras secundarias por el norte de Brescia, Verona y luego hacia Treviso.
Zona por la que atravesamos pueblos con grandes extensiones de viñedos y maizales camino de Portogruaro y Jesolo. Una tierra de buen vino, buena comida y final en el pueblo de Talmassons, donde recalamos en un lugar recomendable: Hostería La Grise. Genial el lugar, genial la comida, el personal y el vino.
Los Cárpatos
Ya en Rumanía nos preparamos para recorrer íntegramente los Cárpatos, empezando por la naturaleza salvaje de extensos bosques y prados de montaña en el corazón de Transilvania como son los montes Apuseni. De Lunca a Turda hay 180 km de curvas non stop, pero también se pueden hacer pistas en la estación de esquí de Vartop, donde nos adentramos en los bosques de hayas del monte Bihor, con fuertes rampas de piedras y bastante barro, que nos obligó a trabajar duro.
El norte de Rumanía es como volver a los años setenta y es una delicia poder circular sin tantas trabas y normas como en occidente. Hasta los pueblos de Barsana, Budesti, Leud, Viseu… en el Maramures profundo, se puede ir por carreteras secundarias con nada de tráfico y asfalto bacheado.
La Himalayan supera con nota al permitirnos llevar un ritmo muy alto y prolongado, mientras también nos adentramos en algunas pistas entre grandes extensiones agrícolas y ganaderas, con muchos campesinos que aún van en carros tirados por caballos, las últimas familias campesinas tradicionales que quedan en Europa.
Factor Aventura
Entrar en los montes Calimani sin saber si encontraremos la pista buena que nos lleve a algún lugar, o cuánto tiempo nos llevará y adónde, provoca una sensación de inseguridad placentera en este mundo que todo está controlado y planificado.
Con un poco de intuición, la brújula y Mr. Maps a intervalos (afortunadamente hay lugares sin cobertura) hemos cruzado los Calimani de norte a sur por una pista con muchas piedras en la subida hasta los 1.970 m y una bajada con más piedras y mojadas por el agua que bajaba entre los preciosos bosques.
No vimos a nadie en todo el trayecto, ni tampoco osos o lobos, que abundan por esta zona, y por la tarde, adrenalina a tope en la pista de Durau a Bicaz. No la usa nadie, es asfalto muy antiguo, roto, con enormes agujeros, y apetece forzar al máximo el ritmo.
La Transalpina es una carretera de montaña tallada en los bosques de los montes Candrel, un espacio natural impresionante donde se ha construido la presa de Oasa, y aquí se puede elegir seguir por asfalto o rodear el lago por la pista que transcurre por la otra orilla.
Territorio desconocido
La elección con una trail es la pista que se interna en los espesos bosques con tramos muy variados y por la que se puede ir a tope. Territorio desconocido es el valle que transcurre entre los montes Retezat, Vulcan y Cernei.
El tramo asfaltado se acaba unos kilómetros después de Lupeni y empieza una pista de más de 60 km con algunos tramos bastante duros. Cuando ya nos daba la noche y no habíamos visto a nadie en todo el tramo, empezamos a preocuparnos porque no sabíamos dónde estábamos y cuánto quedaba. Por fortuna aparecieron unas cabañas al otro lado del río. Lo vadeamos y pudimos pasar la noche y cenar ciervo al fuego de campamento.
Hacia los Balcanes
Después de hacer la Transfagarasan abandonamos Rumanía por la Porta de Fierro, un puente sobre el Danubio que es la entrada a Serbia, que nos recibió con un vendaval que hizo volar sillas y mesas de la terraza del bar donde paramos a comer.
Al día siguiente nos adentramos en las zonas rurales de montaña por las retorcidas carreteras secundarias de los Balcanes, con asfalto irregular, donde el tiempo pasa despacio y los visitantes extranjeros son rareza.
Pero la gente es muy amable, no duda en hacerte de guía con su bicicleta o su automóvil para llevarte a un apartamento o a la salida de su pueblo y enseñarte la ruta que has de tomar.
Bosnia Herzegovina es un país para disfrutar de la moto siguiendo el cañón del Drina y los picos más salvajes de los Balcanes a través del espectáculo natural y las emociones fuertes que surgen circulando por las carreteras de curvas sin descanso, con algunos pequeños pueblos y largos tramos con poco tráfico. No han podido olvidar la guerra, que se percibe a veces en algunas de sus gentes, pero te reciben con los brazos abiertos.
Un placer para los sentidos es viajar por la costa croata del Adriático y para el motard con ganas de muchos kilómetros con inclinadas al límite, como nosotros, lo mejor es el menos turístico norte, siguiendo la costa con buenísimo asfalto hasta el pequeño pueblo de Karlobag.
Viento Itálico
Al día siguiente un fortísimo viento de levante, que nos castigaba una curva por babor y otra por estribor y nos hacía bailar de lado a lado de la carretera. Nos acompañó hasta Rijeka, para ya entrar en Italia apretando duro las Himalayan, en buenos piques con los numerosos italianos que nos encontramos en los Dolomitas, Lago di Garda y el valle de Aosta.
Allí la nieve nos cerró el paso a Francia y nos obligó a retroceder y buscar otra alternativa para poner punto final en Barcelona a un apasionante viaje de 8.000 km en 22 días, la mayoría por carreteras secundarias.
Un viaje que pudimos llevar a cabo gracias a la esponsorización de empresas como Motorien, Royal Enfield, Shad, Motocard, Sidi, Dynamic Line, Schuberth, Alpinestars, Frutti Tossa, Croshouse Bellaterra, Granja la Roca, Bubel, Pirelli, Neumáticos V2 o GoPro.
Tomado de solomoto.es