Este hombre casi murió dando la vuelta al mundo con una Yamaha R1 en 19 días: 30.000 km de viaje épico sobre una deportiva
Nick Sanders siempre fue la excepción. Mientras medio planeta asociaba la aventura con maletas de aluminio, trail de litro y postureo en Instagram, él cogió una Yamaha R1, el equipaje justo para no morirse de frío y se largó a dar la vuelta al mundo en menos de 20 días.
Nada de suspensiones de largo recorrido ni defensas de acero. Una superbike, un ritmo salvaje y un objetivo: llegar más lejos y rápido que nadie. Sanders convirtió eso en su firma personal. Y hasta hoy, pocos han sido capaces de superarlo.
La filosofía del viaje rápido: menos equipaje, más kilómetros
Lo curioso es que ni siquiera empezó con motos. En los años ’80 ya se había hecho un nombre como ciclista de ultradistancia. Londres–Sídney en bici y luego una vuelta al mundo en 79 días que, para 1984, era una barbaridad. Aquello marcó un patrón: obsesión por la distancia diaria, por el flujo constante, por esa forma de viajar.
Cuando saltó a la moto, el guion fue el mismo. Siete vueltas al mundo, cada una más rápida o más absurda que la anterior. En 1992 lo hizo con una Royal Enfield Bullet 500. En 1997 repitió con una Yamaha TDM 850. Y en 2005 llegó la que lo catapultó a la mitología viajera: una Yamaha R1 para cubrir unos 30.000 kilómetros en unos 19 días. Equipaje mínimo, enlaces interminables, paradas medidas al minuto y una media diaria que hoy sigue pareciendo ciencia ficción. Mientras otros defendían que una deportiva no sirve para viajar, Sanders directamente las convirtió en su pasaporte.
Su enfoque es casi quirúrgico. Nada de grandes maletas ni acampadas bucólicas. Descanso mínimo, navegación precisa y ritmo de locos. Él no buscaba ver el mundo con calma, ni vivir en la carretera. Lo suyo es un reto físico y mental, una especie de prueba de resistencia personal donde la moto es el vehículo y la velocidad, una herramienta.
Las cifras hablan solas. América de norte a sur varias veces; África entera; medio planeta arriba y abajo, siempre con el mismo estilo: rápido, directo, sin adornos. En 2010 incluso hizo una vuelta al mundo doble, ida y vuelta, como si fuera un trámite más en su agenda. Y aun así, sigue siendo un tipo discreto, más interesado en la sensación de avanzar que en las fotos de recuerdo.
Hoy dirige el Nick Sanders Expedition Centre en Gales, desde donde monta rutas por Marruecos, Turquía, los Balcanes y medio continente. Lo hace con una Yamaha Ténéré 700, más lógica que la R1 para llevar grupos, pero su leyenda sigue ligada a las deportivas. De hecho, para muchos su récord de 2005 es directamente intocable en condiciones reales, sin asistencia masiva y sin convertir el viaje en una operación de ingeniería.

Como es obvio, recorriendo medio planeta… Hay anécdotas que llaman la atención. A punto estuvo de morir por una infección en Turquía cuando viajaba con la TDM 850. En algunos récords dormía tres o cuatro horas al día, muchas veces sentado junto a la moto. Y jamás ha ocultado que no viaja para descubrir países, sino para descubrir sus propios límites.
Ese es el punto diferencial. No vende filosofía aventurera. No se esconde detrás del postureo del viaje. Va, hace lo que tiene que hacer y vuelve. Muchos estarán en contra… Otros, de acuerdo. Va más de filosofía personal que aventurera.
Imágenes | Motorcycle Tires, ADVP
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Tomado de https://www.motorpasionmoto.com/







