Prueba Mash X-Ride 650 Classic. Vuelven los 80’
O mejor dicho, nunca se fueron. No de forma definitiva. La generación del baby boom dejó una impronta indeleble que todavía hoy es capaz de influir de manera notable en todos los ámbitos. Los sedimentos de la era previa a internet siguen presentes y de vez en cuando se materializan en canciones, series, perfumes, películas…y vehículos. Motos como esta Mash X-Ride 650 Classic que rescata el concepto original de las trail de esa mágica década.
Subirte a la Mash X-Ride 650 Classic es casi como hacerlo a una máquina del tiempo. Recuperas sensaciones de hace 40 años, impresiones que ya creías olvidadas y que ahora, a los mandos de la moto francesa, te asaltan de nuevo.
Una vuelta al pasado que esta Mash proclama sin el más mínimo rubor, sólo hay que echar un vistazo a su apellido, Classic, para ver que la marca francesa no esconde sus intenciones. Pero no te lleves a engaño, esa voluntad de pretérito no significa una renuncia al presente, ni mucho menos. La X-Ride, pese a algunas concesiones, monta componentes de plena actualidad, mecánica Euro 5, luces led, ABS…, todo lo necesario para convertirse en el renacido espíritu de las trail ochenteras.
¿Quién no recuerda aquella época en la que las monocilíndricas eran el común denominador de la incipiente categoría trail? Evidentemente hay que peinar ya algunas canas para tener una ligera idea de lo que comento, pero los herederos de la movida, la Bola de Cristal, Karate Kid y la música tecno, saben bien de lo que hablo. Entonces reinaban modelos como la Yamaha XT 500 (lamentablemente pocas en España), la Honda Dominator, las Suzuki DR, la Kawasaki Tengai e incluso las Gilera RC.
Ahora la Mash X-Ride 650 Classic rescata la esencia de esa época y la traslada al presente digital, con la virtud de no desentonar entre tantas motos 3.0, hipervitaminadas de soluciones electrónicas.
Simple, sencilla y capaz de resolver cualquier necesidad sin excesos ni complicaciones. La X-Ride mira de reojo aquellos inolvidables 80 sin perder de vista las exigencias de 2021.
Ayer y hoy
Con la intención de lograr tan loable propósito, Mash ha vestido a esta trail neo-retro con un look inconfundible, salpicado de soluciones actuales. Veamos.
Alta, de líneas simples y estilo clásico, la Mash requiere decisión a la hora de moverla en parado. Sus más de 180 kilos y la altura del asiento – 860 mm – no la hacen una moto apta para todos los públicos pero tampoco especialmente complicada a la hora de maniobrar si ya cuentas con una mínima experiencia.
La figura de esta monocilíndrica es inconfundible, faro redondo, guardabarros elevado, depósito casi plano en la misma línea que el asiento de una sola pieza, placas laterales para un hipotético dorsal, una sencilla parrilla trasera de tubo, manillar ancho y ruedas de radios con neumáticos de taco mixto.
Esa es la radiografía básica. Ahondando en algunos detalles, podemos destacar un cuadro de instrumentos reducido a su mínima expresión, un único reloj colocado sobre el faro, presidido por un gran tacómetro analógico y completado con una pequeña pantalla LCD con la información esencial: velocidad, marcha insertada, kilómetros totales y parciales y nivel de gasolina. Finito.
Por cierto, el faro, pese a su tradicional aspecto redondo, aloja una óptica de leds, tecnología que se aplica al resto de componentes lumínicos de la X-Ride, o sea intermitentes y piloto trasero.
El manillar es ancho y dispone de una barra de refuerzo central muy al estilo trail, en tanto que el depósito de gasolina es ancho y bastante plano, con un tapón cromado de estilo clásico. Casi de forma ininterrumpida se extiende un amplio asiento de tapizado tradicional y marcadas costuras. Esta pieza ofrece un correcto mullido y es bastante condescendiente con nuestras posaderas, pero adolece de un encaje ligeramente holgado con el depósito, lo que provoca algún que otro pellizco en los muslos.
Finalmente, la zaga se remata con una robusta y corta parrilla de tubo que permitirá transportar algún que otro bulto o colocar un baúl de mediano tamaño. A ambos costados del asiento se han dispuesto unas placas laterales a modo de portanúmeros como en las viejas motos de competición. Otro guiño al pasado.
Otras particularidades
Más detalles a tener en cuenta son las piñas de mandos, en este caso algo toscas y de aspecto ya no clásico si no más bien viejuno. Por otra parte, el tapón de llenado de aceite lo encontramos justo detrás de la pipa de dirección ya que el depósito se ha instalado en el mismo bastidor al tratarse de una mecánica de cárter seco.
Subirse a la X-Ride 650 Classic no supone un problema. El asiento, relativamente alto y ancho, permite llegar con un pie al suelo para una talla media y la única pega en estos preliminares antes de comenzar a rodar llega del caballete lateral. Este elemento se ha situado algo retrasado y cuesta encontrar la manera de desplegarlo cuando estas montado. Algo a revisar.
Cuando cobra vida, el mono de 650 c.c. emite un agradable ronquido y unas ligeras vibraciones, algo natural en un motor de estas características. Su configuración recuerda mucho a la arquitectura del motor que montaba la Honda Dominator y una vez comienza a girar, cuando alcanza su régimen medio es cuando empieza a encontrarse cómodo. A partir de aquí es capaz de estirar y alcanzar una zona alta de giro en la que también se muestra muy eficaz.
Rodando por ciudad la X-Ride se mueve con soltura y aunque la mecánica en bajos no resulta especialmente brillante, tampoco vibra en exceso. La moto se mueve con agilidad y desenvoltura y sólo hay que andar con cuidado al pasar entre coches ya que el ancho manillar puede impedir el paso en los pasillos más estrechos.
El escape discurre por el costado derecho con una doble salida del silencioso junto al colín y emite un agradable petardeo que nos acompaña sin llegar a ser molesto.
A su manera
La sorpresa llega cuando al salir a carretera la Mash se destapa como una efectiva devoradora de curvas. Tiene sus particularidades, derivadas de su concepción clásica y al hecho de montar unas llantas de 17 calzadas con neumáticos de taco mixto, pero lo cierto es que puede ser muy efectiva y divertida.
Su bastidor, realizado en tubo de acero de sección rectangular, forma una doble cuna que se desdobla a la altura del cárter y monta una generosa horquilla hidráulica con barras de 43 mm. delante. A esta pieza la acompaña un amortiguador trasero que trabaja sobre bieletas progresivas, fijadas a aun basculante de doble brazo simétrico de aluminio.
El trabajo de esta parte ciclo alcanza un compromiso bastante equilibrado para un uso combinado carretera/tierra, algo que no nos sorprende a priori, pero que resulta mejor de lo imaginado. La X-Ride se desenvuelve muy bien entre curvas, estable y aplomada en giros rápidos y rápida y precisa en los cambios de dirección una vez te acostumbras a su postura clásica a los mandos. La frenada es potente y modulable en un primer momento, mientras que las suspensiones trabajan de forma progresiva sin hundirse demasiado. Es más, se muestran más bien duras para el concepto general de la moto.
Esta sensación se acentúa cuando pisamos fuera del asfalto, donde un poco más de recorrido iría bien para lidiar con el terreno. No obstante, las ruedas de 17” y los Kenda de taco rebajado sorprenden por su buena labor sobre caminos de piedras y arena. Mucho mejor de lo esperado. Y en previsión de correrías en estos escenarios, la X-Ride ofrece la posibilidad de desconectar el ABS, ayudando a la seguridad y precisión en este tipo de conducción.
Quizás sería interesante mejorar el rendimiento de los frenos, ya que cuando se les exige de forma exhaustiva y durante largo rato comienzan a acusar algo de fatiga. No es algo preocupante pero si mejorable.
Está claro que no es una enduro, pero puedes ira a buen ritmo en escapadas off-road.
Y aunque no es una moto para largos viajes, alcanza una buena punta de velocidad, pero por postura y nula protección no es amiga de largos trayectos ni vías rápidas, en tanto que sí se desvela como una buena acompañante del día a día y una divertida compañera para tu recorrido de curvas preferido o para aventuras por caminos de montaña. La X-Ride no le hace ascos a casi nada.
Además, su ajustado precio, apenas 5.700 euros, hacen de ella un bocado apetecible. Así que ya lo sabes, si quieres probar un punto de nostalgia, en una máquina sencilla pero tan actual como práctica y efectiva, puede que el lado Classic de la Mash X-Ride 650 sea una buena opción para ti.
Lo que más nos ha gustado y lo que menos…
Solo+
Ofrece una equilibrada efectividad entre carretera y off-road, además de una estética clásica muy conseguida. La mecánica trabaja muy bien, sobre todo en medios y altos. ABS desconectable.
Solo-
La instrumentación es algo pobre, queda excesivamente retrasada y los frenos acusan fatiga si los castigas mucho.
Ficha Técnica
Motor tipo: Monocilíndrico, 4T refrigerado por aire SOHC 4V
Diámetro x carrera: 100 x 82 mm
Cilindrada: 643,7 c.c.
Potencia máxima: 40 CV a 6.000 rpm
Par motor máximo: 45,1 Nm a 4.500 rpm
Emisiones de CO2: N.d.
Alimentación: Inyección electrónica Delphi
Cambio: 5 velocidades
Embrague: Multidisco en aceite
Transmisión secundaria: Cadena de retenes
Tipo chasis: Doble cuna en tubo de acero
Geometría de dirección: N.d.
Basculante: Doble brazo de aluminio
Suspensión delantera: Horquilla telescópica de 43 mm
Suspensión posterior: Monoamortiguador ajustable en precarga, bieletas progresivas
Freno delantero: Disco de 320 mm con pinza radial de cuatro pistones, ABS
Freno trasero: Disco de 240 mm con pinza de un pistón, ABS
Neumáticos: 120/70 x 17” y 150/60 x 17”
Distancia ejes: 1.470 mm
Altura asiento: 860 mm
Peso -llenos-: 189 kg
Depósito: 12 l
Garantía oficial: 2 años
Importador: Mash Motor Spain
Contacto: 912 680 855 – [email protected]
Web: mashmotorspain.com
Galería:
Tomado de solomoto.es