La moto en la Luna, el sueño de Armstrong casi fue realidad
En pleno apogeo de las misiones espaciales, en la NASA pensaron en enviar una moto a nuestro satélite para mejorar la movilidad de los astronautas, la moto en la Luna, el sueño de Armstrong.
En 1969 el hombre llegó a la Luna, una hazaña que fue más fruto de una maniobra política contra el poderío soviético que un logro científico, que lo fue.
Ahora tocaba el siguiente golpe de efecto: que los astronautas pudiesen tener un vehículo explorador que les otorgara autonomía en sus andanzas por la superficie lunar. Se le bautizó como Lunar Roving Vehicle (LRV).
El primer vehículo que se les ocurrió fue una moto, por su simplicidad y peso liviano, crucial en una misión espacial en el que cada kilo vale su peso en oro, literalmente.
Para comenzar a probar la viabilidad de la idea simplemente tomaron un sencillo Honda CT90 convencional -un ciclomotor de chasis abierto monocuna de chapa estampada- con neumáticos esculpidos de off road y pusieron un astronauta cargado con su equipo sobre él.

La NASA valoró la posibilidad de la moto en la Luna como vehículo de transporte
Para simular la gravedad lunar (una sexta parte de la de la Tierra) suspendieron parcialmente la moto de unos arneses y crearon un terreno arenoso como el de nuestro satélite.
El aparatoso traje dificultaba enormemente el control de la moto, por lo que pensaron en una moto aún más pequeña y manejable.
Para ello fabricaron una especie de minimoto eléctrica, como una Honda Monkey, con pequeñas llantas de 10 pulgadas y un gran manillar que fuese fácil de alcanzar al astronauta.
Las pruebas fueron más allá, ya que la probaron en situación real de ingravidez simulada, gracias a un avión de carga Boeing KC-135 que en un vuelo parabólico de caída de 30 segundos lograba recrear la menor gravedad.
No es que fuesen muy satisfactorias, pero poco a poco comprendieron los problemas de pilotar una moto en la Luna.

La falta de gravedad provocaba que hacer girar la moto fuese realmente difícil, obligando al astronauta a inclinar mucho más de lo normal.
Además, equipar una moto con neumáticos llenos de aire tampoco era buena idea, ya que éstos tendían a hincharse mucho más y sin amortiguación.
La moto en la Luna era ideal, pero no tenía capacidad de carga y era difícil de pilotar
Pero había que solucionar también el problema de la refrigeración de las baterías y el motor eléctrico, ya que al no haber atmósfera el calor no se propagaba al exterior.
Y un último problema fue que en la moto no había espacio para cargar con equipo científico de medición, comunicación y demás, por lo que tuvieron que inventar un remolque, que tampoco se mostró viable…
El resultado lo conocemos todos. Finalmente se optó por fabricar un coche lunar con neumáticos de malla de acero, espacio para dos astronautas y todo el equipo científico, y aquí se acabó con la romántica idea de una moto en la Luna.
Y una última curiosidad: el proyecto no fracasó por los astronautas, y es que ¡Neil Armstrong era motero!
Tomado de solomoto.es