Crítica de Twilight: Sign of the Times
“Never Surrender”, que decían los clásicos, míticos y aún vigentes en la primera línea del heavy metal internacional, Saxon. Expresión perfectamente atribuible a la historia y mejor hacer de los malagueños Twilight, pues tras numerosos reveses, cambios de formación y diversas complicaciones, mantienen todavía viva la llama del metal de corte más añejo: “Keep the Flame Burning!”
Tras un primer larga duración titulado ‘Legend’, editado por el ya desaparecido sello Arise –¿os acordáis de aquella maravillosa época?– y tras diversos ir y venir de miembros y no menos complicaciones de índole puramente atribuibles a la vida cotidiana, los de Málaga, incluso pandemia por todos y todas conocida mediante, deciden poner todo su empeño para lograr sacar a la luz su tercer disco de estudio diecisiete años después de su anterior obra, ‘Born Undivine’, de 2005. Ahí es nada.
Como decíamos más arriba, manteniendo viva la llama y como si el tiempo no hubiese pasado por ellos, agarrándose a esa especie de revival a cuya nostalgia muchas agrupaciones se aferran, Twilight han sorprendido a la escena metálica nacional por medio de este nuevo disco, titulado ‘Sign of the Times’.
Ya desde el inicio, con la clásica y típica intro épico-noventera, el oyente puede imaginar por dónde van los tiros, mejor dicho, los espadazados, hachazos… siempre a gusto del agresor… Épica por todos lados para que los agudos de Fran nos revienten los oídos en “(Another) Fallen Angel”. Notas de otra época para que un sorprendente gutural inicie “The Chaosbringer”, nada de fusión, podemos estar tranquilos los defensores de los más altos estándares metálicos, pues volvemos a las clásicas estructuras de heavy power propias de otra época. ¡Fantástico!
Cumpliendo el paradigma de contundencia, melodía y acertada agudeza vocal, “In Aeternum”, “Lovesong” y la judaica “Unhuman Kind” sin duda harán las delicias de los mayores baluartes que llevan por orgullo la palabra –y más allá, el concepto- “metal”.
“Dawning” es el idóneo puente entre lo anteriormente citado y un magum opus de casi veinte cuatro minutos de duración divididos en cuatro actos. Al más puro estilo Virgin Steele, los andaluces son capaces de hacernos sentir las más espeluznantes, épicas y grandilocuentes emociones jamás descritas en el metal patrio por medio de cortes como “A Crimson Awakening” y sus grandilocuentes coros finales, los cuales amalgaman perfectamente con la contundencia de “A Titans Testimony”, sin olvidarnos del contraste generado gracias a las bien gustosas melodías -al más puro estilo de los maestro en el materia, Helloween- en la final, “A Requiem For a Winter”.
En conclusión, una vuelta más que necesaria para hacer justicia a todas y cada una de las bandas que, bajo el sello Arise, alzaron alguna vez la más que honesta bandera del heavy metal.
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