Prueba BMW F900 R: Más por menos

por admin · 6 marzo 2020

La nueva F900 R se postula como una de las naked de cilindrada media con mayor carga tenológica y mayores prestaciones del momento. Sustituye a una moto que se convirtió en un icono, pero desde el primer momento nos ha dejado claro que, en este caso, no hay lugar para la nostalgia.

La segunda mitad de la presentación de BMW en Marbella tuvo como protagonista a la F 900 R, una moto que llega con una misión que, a priori, es todo un reto: sustituir a la F 800 R.

En nuestro mercado, casi la mitad de las ventas de motos entre 500 y 900 c.c. son naked, entre las cuales, las F 800 R llevaban muchísimos años vendiéndose muy bien. Pero tocaba renovación exhaustiva, y BMW ha decidido llevarla a cabo haciendo entrar por la puerta grande esta 900.

De entrada, como carta de presentación, llega con un precio base de 8.995 euros, cuando la 800 se podía comprar a partir de 9.450. Eso, a pesar de que es un modelo con mucha mayor carga tecnológica, con más potencia, y con todos los elementos de seguridad disponibles a día de hoy.

Estilo agresivo

Las líneas afiladas de su faro (full led) y de las tapas que se prolongan a partir del depósito (porque ahora está ubicado delante, y no bajo el asiento del pasajero, como antes), son personales y muy deportivas.

Pero no nos llevemos a engaño: esa deportividad no exime a la F 900 R de tener un más que correcto nivel de confort, con una óptima triangulación de manillar, asiento y estriberas. Esa posición de conducción nos deja en un punto perfecto para lograr maniobrabilidad en parado, agilidad en marcha y un aplomo notable.

Sus reacciones son muy rápidas, es una moto que se siente muy ágil de tren delantero, pero nunca sientes que sea demasiado nerviosa en este aspecto. Imagino que el amortiguador de dirección que acompaña discretamente tiene algo que ver con ello, pero la mayor parte viene del chasis, con geometrías muy bien estudiadas y un alto grado de rigidez.

Frenos y suspensiones trabajan en armonía con el resto del conjunto, sin estridencias, pero con una gran eficacia. Como sucede en el caso de la XR, probamos esta roadster con todo el equipamiento extra, desde los modos de conducción Pro hasta el sistema Dynamic ESA, pasando por el ABS Pro o el asistente de cambio (quickshifter).

Todo exquisito, lo que nos hace quedarnos con las ganas de probarla en una versión algo más básica para apreciar con claridad de dónde viene tanto equilibrio, qué apartado es responsable de cada cosa.

Como en la XR, la elasticidad del motor es una poderosa arma entre curvas, pero también lo es a la hora de callejear con suavidad. Si en la hermana mayor, que pesa más y cuenta con un mayor volumen, funciona desahogadamente, imaginaos en la compacta F900 R, una moto de tamaño y peso muy reducidos.

Por cierto, como aquella, puede adquirirse en versión de 35 kW/48 CV para los usuarios del A2, y sin sobrecoste. ¡A por la tuya!