Crónica de Avalanch + Midjungards + Reylobo en Madrid: El metal de los dioses

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Este pack, con los horarios tan medidos de este tipo de salas que se utilizan a posteriori para eventos ajenos a nuestro entorno, hizo que acudiera a primera hora para no perderme detalle de ninguno de sus actos.

Reylobo es una de las bandas a las que llevo siguiendo la pista desde que surgió, habiendo tenido la posibilidad de conocer muy a fondo las historias que se encuentran en sus dos publicaciones editadas. que me parecen fascinantes propuestas de nuestro heavy metal en castellano. Ya era hora de descubrir cómo lo trasladan al directo, y no quise perderme este momento.

El acceso tras la apertura de puertas apenas había comenzado, pero la sala se fue llenando progresivamente, teniendo una cantidad de público bastante notable, que fue creciendo conforme iban avanzando los temas.

El inicio lo materializaron con “La jauría humana”, editado en su álbum debut, ‘El octavo pecado’, un contundente y poderoso tema que enlazaron con “Valeria”, el emotivo medio tiempo dedicado a la hija de Momo, batería de la formación.

El siguiente tema en caer fue “Requiem”, con varios cambios de ritmo entre los que vimos a una banda se notaba que estaba dando lo mejor de sí, aprovechando una noche que era para disfrutar.

En cuanto a los aspectos visuales, como es habitual, las pantallas superiores tematizaban anunciando los temas que iban sonando. También destacó el micrófono con el logo metálico del lobo que tenía Nacho Fernández, que nos agradeció a todos por estar presentes tan temprano disfrutando de su show. Otro atractivo visual que añadieron en esta ocasión fue una puerta de luces que simulaba el acceso a otra dimensión mientras sonaba “Universo”, tema que iniciaron con la introducción de los teclados de Miguel Torralba.

Disfrutamos con creces de la energía del power metal en castellano a cargo de la poderosa guitarra de Pedro Gallego junto con Wen Miralles al bajo, entre los que vimos complicidad, llegándose a acercar en algún momento en escena. Sin olvidar la pegada de Guillermo Barranco “Momo”, que llevaba su propia batería en un lateral del escenario, donde se veía por completo su entrega.

La inevitable recta final se hacía con dos grandes temas elegidos a conciencia: la locura de “Hidalgo”, que aparece en su último trabajo, ‘Infinito’, como uno de sus hits imprescindibles; así como “Las águilas blancas”, que fue el himno por excelencia por el cual se les dio a conocer en su debut. Dos grandes temas que dejaron como colofón y que el público, mucho más caliente, sintió con complicidad.

Un breve show que nos dejó con ganas de ver más de esta banda y poder disfrutar de un concierto completo. Sin duda, estaremos al tanto de ello, pero para esta velada fue suficiente para experimentar la variedad de las bandas sobre el escenario.

Desde Finlandia, llegaba Midjungards, la banda liderada por el cantante y guitarrista Toni Cano, que fue el verdadero artífice para que este gran concierto pudiera llevarse a cabo, además, según nos comentó, dado que la baja de su bajista no se pudo suplir, temieron  por la cancelación hasta última hora. Menos mal que se hartó de valor y salieron a la escena en formato de power trio, y la verdad que consiguieron hacer un gran directo. Quizás, nos sorprendió de entrada que el estilo de la banda no fuera acorde a las otras dos bandas que compartían escena, así mismo, como todos sabemos, en la variedad está el gusto, y sin duda vimos que desde abajo la gente lo disfrutó.

La brutalidad nos desgarró desde el primer minuto, con la voz gutural de Toni influenciada por los cantos godos y los acelerados riffs de “Hordes Of Hate”, tema que se abre su álbum debut,‘From Scandza’.

Su recién incorporado guitarrista alemán Murilo Gouvêa estuvo realmente implacable junto con la destreza del poder a la batería del finlandés Timmo Salakka. Parece mentira que con tan sólo tres componentes consiguieran sacar ese sonido tan elaborado, con tan solo dos guitarras y sin contar con bajo, aunque sí con las bases pregrabadas.

El set continuaba con los temas que seguían el tracklist del álbum, “Dark Streets”, con una línea melódica que parece dar tregua dentro de lo que es el metal extremo; la oscuridad de “Still Here” y el contundente tema que da nombre en parte a su trabajo “From Scandza To Covadonga”, que causó éxtasis.

Su estilo es difícil de catalogar, pero engloba elementos de varios estilos, todos ellos con una atmósfera de oscuridad, generalmente aderezados por riffs cercanos a un thrash metal que nos pueda recordar a Venom o Sodom, y como sello más representativo, una voz desgarradora que parece estar evocando a los dioses godos. No faltan elementos del death o del sludge.

A pesar de todas estas variantes, se conjugó de manera bastante lineal el show. Eso sí, se notó mucha pasión sobre las tablas y ganas de darse a conocer en una sala que se encontraba repleta y con un público que lo vivió con muy buenas sensaciones. Para finalizar, lo hicieron con un tema más acompasado. como es “The Day After”, y el cierre fue con un gran tema como es “Fire Storm”, con fuerza, poder, ganas y sentimiento que vienen desde adentro.

Agradecieron al público por la buena acogida esperando regresar de nuevo y continuar esta gira por nuestro país. Una propuesta diferente para la velada, que nos hizo sentirnos vivos.

Para terminar, teníamos a una banda como Avalanch, liderada por un genio compositor como es el guitarrista Alberto Rionda, que a pesar de todos los cambios que ha habido a lo largo de la historia en la formación, no ha decaído la ilusión por seguir adelante ni el nombre de la misma ha dejado de ser un auténtico reclamo para congregar al público que ama el heavy metal en castellano.

Como decía, los he visto en infinidad de ocasiones, etapas, cambios de formación, y recordaba con nostalgia la etapa del “All Star Band”, en la que reunieron músicos de una talla de excepción, de la cual aún sigue vigente el mejor batería de todos los tiempos, como es el gran Mike Terrana.

La formación que reúnen en este momento también está repleta de talento, pues a los teclados tenemos a Manuel Ramil, conocido por todos por ser una pieza clave en la historia de nuestro heavy metal; así como los recién incorporados Nacho Campos al bajo y José Pardial como vocalista.

Tengo que decir que era la primera vez que veía este combo en directo, y aunque la música es primordial, sobre todo quería ver a José en escena, ya que inevitablemente la voz juega un papel muy poderoso tanto en el registro vocal como en la puesta de escena a la hora de transmitir al público.

Sin duda, ha sido una decisión muy acertada. Su bagaje musical es muy extenso y versátil, teniendo unas capacidades vocales que son excepcionales. Su puesta en escena es rompedora. En un primer momento no lo asociaría al concepto de Avalanch por lo diferente que es respecto a sus antecesores, pero sin duda me parece que es bastante personal, innovador y cuenta con un estilo propio que le caracteriza, con su larga cabellera abultada, una falda de tipo escocés, elegante, se manejaba por las tablas con gran simpatía y cercanía con los que allí estábamos presentes.

Manuel Ramil en los teclados fue otro de los músicos que sin duda vimos disfrutar con una sonrisa siempre en su rostro. Nos deleitó en un lateral de la escena buscando el feedback con un público bastante entregado.

Alberto Rionda, como es habitual, estuvo más concentrado en sus labores como guitarrista. En su forma de ser se le notó contento por la gran noche que aconteció en la capital. Por su parte, a Nacho lo vimos bastante suelto en escena. Ajeno a todo ello, Mike Terrana se mostró tal como es, como un auténtico genio con la facilidad de ganarse al público con su destreza y su forma de deleitarnos con sus dotes tan características. Todo ello los pudimos disfrutar sobre todo en el habitual parón que la banda hizo y que dejó para que pudiera exhibirse con unos solo, que se marcó de forma sorprendente.

Avalanch lleva muchos años de trayectoria y quisieron enfocar su set en hacer un breve repaso a toda ella. Comenzaron con “El Oráculo”, alternando con la presentación de su nuevo trabajo, ‘El dilema de los dioses’, del que sonaron “Horizonte eterno” y “Expulsando a mis demonios». No faltaron temas imprescindibles como “El hijo prodigo”, “El viejo torreón», “Hoy te vuelvo a recordar”, “El peregrino” o “La flor en el hielo”. La banda estuvo entregada en todo momento y muy respaldada por su público fiel, que no falta a la cita.

Personalmente, eche en falta un poco más de contundencia, algo que se hubiese suplido fácilmente con temas de sus trabajos ‘Llanto de un héroe’ o ‘El ángel caído’, que son los que absolutamente todos los fans de la banda admiran como clásicos imprescindibles. Igual es que me he convertido en un “viejo rockero” anclado en el pasado, ya que lo cierto es que a sus seguidores se les vio absolutamente satisfechos durante toda la actuación, pero se nota con creces cómo aumenta la euforia al máximo con los bises, que llegaron con dos himnos de excepción: “Xana”, en el que se volcó todo el público; y el poder acelerado de “Torquemada”, que incendiaria la sala por completo.

La intensidad vivida se alcanzó con el espíritu más crudo del heavy metal en estado puro.

El concierto contó con un sonido de excepción, se notaba que todo estaba cuidado al mínimo detalle en cuanto a producción gracias a las labores técnicas una de las mejores profesionales, como es Carla Fábregas, y la confianza de la productora Duque Producciones, que nos asegura que todo va a salir bien.

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Tomado de https://mariskalrock.com