Morbidelli celebra su renacimiento con la llegada de la cruiser C1002V
Ya sabéis que Morbidelli renace tras su fusión con MBP, la marca de raíces italianas y fabricación china propiedad del Grupo Keeway. Un renacimiento que la marca ha hecho coincidir con la llegada de la nueva cruiser V2 de 1000 cc al mercado español.
Morbidelli fue una marca importante en la historia del Mundial de Velocidad. Llegó a ganar varios campeonatos mundiales y estrellas de los 70, como nuestro Ángel Nieto, pilotaron sus motos. La marca, fundada en Pésaro por un apasionado del motociclismo, Gianni Morbidelli, desapareció en los años 90 con un proyecto que fue un verdadero «canto del cisne»: una espectacular V8 de corte GT, ligera, rápida y espectacular, que llegó a ser probada por Alan Carthcart, quien nos pasó su prueba para que la leas aquí.
MBP tiene una historia más corta. El grupo Keeway decidió hace un par de años crear una nueva marca para desarrollar motos de media y alta cilindrada. Debía ser una marca al estilo de esas otras marcas que están llegando a Europa, de buen nivel de calidad y garantía, y debía ser independiente de sus otras marcas. Benelli, la marca que tradicionalmente hemos asociado con Keeway en España, es solo en parte propiedad del grupo Keeway: un 30% de Benelli pertenece a Keeway; el otro 70% pertenece a Qianjiang, que es el grupo que fabrica y comercializa QJ Motor, rival, por tanto, de MBP.
MBP, cuyas siglas en italiano significan Moto Bologna Passione, quería ser, por tanto, una nueva marca de ese estilo (QJ Motor, Voge, Kove, Zontes…) y llevan, desde su creación, poniendo las bases para ello. En Milán, en el salón ya hemos visto algunas de sus ideas, tales como esta cruiser V2 o la nueva trail, con el mismo motor, así como algunos scooters. Y en estas estaban cuando Morbidelli se cruzó en su camino…
De MBP a Morbidelli
Y no cabe duda de que una marca como Morbidelli, con una historia detrás y un nombre conocido, resulta mucho más atractivo en Europa que una recién creada, como podía ser MBP, por mucho que hayan llamado la atención con motos grandes y bien dibujadas, por lo que la decisión no se hizo esperar.
MBP se convertirá en Morbidelli desde ya, con sede en Pésaro (donde se montará un centro de diseño) y con sus propias fábricas, para no depender de otros socios.
Pero como también sabrás, MBP, ahora Morbidelli, es nueva entre comillas: hace casi dos años que ya venden la MBP M502N, hasta ahora dentro de la gama Keeway, aunque ya bajo la marca MBP, pero ahora, con nuevo nombre y un nuevo modelo tan espectacular como esta C1002V, se puede contar como un nuevo reinicio de la marca: no solo llega esta cruiser y se mantiene la 502N; antes de que acabe el año llegarán hasta 10 modelos más entre motos y scooters, con motores entre 125, 300, 500 y 1000 cc. Digno de atención, sin duda.
Cómo es una muscle bike por menos de 10.000 €
Una BMW R12 tiene un par de unos 110 Nm. Una Honda CMX Rebel 1100, unos 98 Nm. Por poner unos ejemplos de menor cilindrada, las Guzzi V9 están en unos 73 Nm o una Triumph Bonneville 900 andan por los 89 Nm. Y estarás de acuerdo conmigo en que todas esas motos buscan tener motores muy repletos desde abajo y en medios.
Bien, la nueva Morbidelli C1002V busca lo mismo y está en el centro de las cilindradas de esas motos: 997 cc exactamente. Y con esa cilindrada obtiene 89 Nm de par, a 5.250 rpm, para una respuesta tan contundente y llena desde abajo como cualquiera de las anteriores.
Pero empezando por el principio, la Morbidelli es una moto llamativa. Es una custom, sin duda, pero con cierto estilo moderno que le viene por el faro, la horquilla invertida, el doble disco lobulado delantero y otros muchos detalles que le dan un aire distinto. Eso sumado a ese par motor y a los 88 CV declarados hacen que puedas considerarla más bien una especie de «cruce» entre las custom típicas y una «muscle bike» más deportiva que esas custom clásicas. Y esto se nota además en su comportamiento, como veremos más adelante.
Un motor nuevo en una moto muy aparente
El motor, por supuesto, es propio. Es un V2 a 80° refrigerado por agua (tiene ciertas aletas para aparentar) con culatas de cuatro válvulas y arquitectura de carrera corta (92×75). Lleva caja de cambios de seis velocidades y transmisión final por correa, lo que suaviza aún más su respuesta.
Según la marca, es capaz de alcanzar los 198 km/h, aunque seguramente a esa velocidad será capaz de arrancarte los brazos, puesto que la posición de conducción de esta moto y su estilo no es precisamente el más indicado para esos «alardes».
El chasis es una estructura de acero que permite ese estilo largo y bajo que requiere una moto así. Tienes una distancia entre ejes de nada menos que 1.665 mm pero una altura de asiento de solo 680 mm. Eso sí, pesa en vacío 268 kg. Se llega de sobra al suelo y eso hace que el peso se controle con facilidad en parado y en marcha está bien equilibrada y se nota aún menos.
Suspensiones correctas y equipamiento básico pero suficiente
Para que ese tamaño y peso sea fácil de controlar en marcha es básico contar con «socios de confianza». Una horquilla invertida firmada por KYB y un amortiguador trasero, con sistema progresivo Pro-Link, regulación de precarga y de la misma marca KYB, todo ello sobre neumáticos Metzeler, en llantas de 18″. La rueda trasera es otro de esos detalles más cercanos a las muscle bike más radicales que a las custom, con un espectacular 240/40 VR18. Lleva dos discos lobulados, de 320 mm delante y 300 mm detrás, en un equipo de frenos firmado por J.Juan.
La moto trae un bonito faro delantero con tecnología LED; lleva un cuadro TFT, de buen diseño y de buena lectura y cuenta con un control de crucero en la piña izquierda. En la derecha, un extraño botón marcado «BL» nos ha costado descubrir para qué era: es para encender las luces de retroiluminación de las piñas (nunca había visto unas que pudieran encenderse y apagarse) y lleva un enchufe USB sobre el lado izquierdo del manillar.
A nivel de electrónica, es una moto bastante simple: no hay controles de tracción ni ayudas a la conducción, más allá del obligatorio ABS, pero, la verdad, tampoco parece necesitar mucho más. Eso sí, hay un modo sport que se activa desde la piña derecha que vuelve el mando del gas mucho más directo. Incluso yo diría que algo brusco, en una moto así.
Cómo va: chasis suficiente para un motor con respuesta
Cuando te subes a la nueva Morbidelli resulta cómoda. Este tipo de motos, a veces, no son muy recomendables para los que nos hemos quedado en «chasis corto»: 1,65 m de alto. Porque, sí; obviamente con 680 mm de altura de asiento llegas sobrado al suelo pero recuerdo más de una custom con plataformas y mandos avanzados en las que tenía que estirarme más que el sueldo a fin de mes para llegar al cambio y meter marcha.
No es el caso: los mandos están en una posición muy cómoda, con el pedal de freno algo alto. El gas, el embrague y el cambio tienen un tacto perfecto, con manetas regulables en distancia. El freno delantero es algo esponjoso, pero para bien la moto y regulas la presión que quieres. El trasero es algo justo de rendimiento y este sí, blando de tacto. Y el asiento, cómodo, en un principio.
Ya en marcha, el motor es el mejor componente de la moto. Es potente, progresivo, muy suave y, sobre todo, agradable desde abajo y en medios. Sube bien de vueltas y emite un sonido realmente bonito, aunque contenido, como corresponde a una Euro 5 de 2024.
Cuando abres gas, sale fuerte, manteniendo la compostura en todo momento y no llegan las vibraciones hasta bastante arriba aunque tampoco llegan a ser molestas en ningún momento. Además, con el desarrollo del cambio que lleva, algo largo, para aprovechar el buen par, antes de las vibraciones te molestará el aire, algo típico en cualquier moto con esta posición de conducción.
Llegas a las curvas y descubres el buen trabajo que se ha hecho con el chasis y las suspensiones. No es incómoda pero sí firme. Y vas sentado prácticamente sobre el amortiguador trasero, que con esta altura de asiento tampoco puede tener un gran recorrido. Cuando pasas sobre baches, lo notas en la espalda: mejor pasar despacio.
Pero es otra de las cosas en las que la C1002V coincide con infinidad de custom con esta estructura. Sin embargo, cuando llegas a esas curvas, la moto se siente muy noble y tiene buen agarre. No es fácil, sentado tan atrás y con ese lanzamiento de horquilla, con manillar largo, que te lleguen buenas sensaciones a las manos y, sin embargo, lo consigue.
Se deja llevar deprisa, divirtiéndote en las curvas. Pone el límite la altura de sus componentes por los lados: por la derecha tocas con un soporte de escape, demasiado pronto. Por el otro, con la pata de cabra. Las plataformas no llegan a tocar nunca y además tampoco sería mucho mejor: son fijas y sin avisadores.
Un punto a revisar en una moto que, por lo demás, merece la pena conocer, entre otras cosas, porque te están dando mucha moto por 9.990 €.
Lo mejor:
-Una custom muscle bike a precio competitivo
-Diseño elegante
-Motor agradable en un buen ciclo
Mejoraría con:
-Roces en el suelo
-Freno trasero mejorable
Así la vemos:
- En carretera: 3.
- En ciudad: 4.
- Pasajero: 2.
- Confort: 3.
- Equipamiento: 2.
- Autovía: 3.
(De 1 a 5 puntos)
Morbidelli retoma la posición de MBP y lo hace con una moto que sienta unas bases muy serias para ver qué hace en el futuro. Un gran motor, en una parte ciclo de buen nivel, con algún pequeño punto mejorable, como es su capacidad de inclinación o el tacto del freno trasero.
Un equipamiento justo, pero en una 1000 a precio de 600 cc, en una moto que será cómoda en desplazamientos en ciudad y divertida de llevar en carreteras de buen asfalto, capaz de rodar deprisa en autovía, con el clásico asiento, algo justo, del pasajero.