3 bandas del metal para los amantes del trap

El trap ha conquistado las calles, los clubes y los corazones de una generación que busca expresión, rebeldía y conexión directa con su realidad. Nacido del hip hop sureño, el trap evolucionó como una estética sonora que mezcla ritmos oscuros, letras crudas y atmósferas digitales. Su influencia ha superado fronteras, mezclándose con géneros como el pop, el reguetón y la música electrónica. Pero ¿qué ocurre si eres fan del trap y quieres explorar sonidos más intensos, más pesados, pero sin perder esa vibra urbana y rebelde?
La respuesta está en el metal. Aunque pueda parecer un mundo distante, hay bandas que comparten con el trap su actitud provocadora, su brutal sinceridad y, sí, incluso sus ritmos. A continuación, te presento tres bandas del metal que podrían fascinarte si eres amante del trap. No se trata de una fusión superficial, sino de propuestas que vibran con la misma intensidad, pero desde otro espectro sonoro.
Attila: la arrogancia como estética musical
Attila es una banda que, desde sus inicios, ha adoptado una actitud desafiante y provocadora que recuerda directamente a los códigos del trap moderno. Originarios de Atlanta —una ciudad clave tanto en el desarrollo del trap como del metalcore—, esta banda liderada por Fronzilla ha sabido incorporar líricas explícitas, beats electrónicos, breakdowns violentos y una presencia escénica que grita exceso, velocidad y descaro.
Su música mezcla deathcore, nu metal y metalcore, pero lo que los acerca al trap es su mensaje de empoderamiento individual y su celebración del hedonismo urbano. Canciones como “Middle Fingers Up” o “Party with the Devil” podrían resonar con fans de artistas como Travis Scott, Bad Bunny o Lil Uzi Vert, por su contenido audaz y su estilo directo. Además, Fronzilla ha trabajado como artista de rap/trap en solitario, lo que refuerza esta conexión entre mundos.
Attila no busca aceptación: busca impacto. Sus letras presumen dinero, fama, excesos y rabia juvenil. Si te gusta el trap por su actitud irreverente y sus ritmos violentos, Attila es un puente metálico hacia ese mismo horizonte.
Hacktivist: el cruce perfecto entre grime y metal
Hacktivist es una banda británica que ha revolucionado el concepto de fusión entre rap, trap y metal. Su estilo se basa en el grime —una variante dura del rap británico— pero sobre una estructura de metal djent, riffs técnicos y producción moderna. Aquí no hay concesiones: Hacktivist no es una banda que intenta sonar urbana, lo es. Sus vocalistas rapean con fuerza, sus letras atacan al sistema, y su sonido te golpea como un beat de trap con esteroides.
Lo que vuelve a Hacktivist perfecta para los fans del trap es su uso rítmico del verso, sus bajos subterráneos, sus percusiones digitales y su filosofía contestataria. Al igual que muchos traperos que critican el sistema desde la calle, Hacktivist lo hace desde un escenario de metal moderno que no tiene miedo a fusionar culturas y géneros.
Canciones como “Unlike Us” o “Elevate” son ejemplos de cómo se puede rapear sobre riffs complejos sin perder autenticidad. Esta banda representa la transición natural entre el trap consciente y el metal de vanguardia. Si te atrae la crudeza de artistas como Denzel Curry, Skepta o Cardi B, Hacktivist puede ser la explosión que estabas buscando en otra frecuencia.
Sylar: emociones urbanas con guitarras afiladas
Sylar es una banda que ha sido comparada con Linkin Park por su capacidad de fusionar rap, electrónica y metal moderno sin perder emoción. Pero lo que conecta a Sylar con el trap es aún más profundo. Sus letras hablan de aislamiento, ansiedad, desesperación, lucha interna y autodefinición: los mismos temas que resuenan en muchas canciones de trap introspectivo y melancólico.
Musicalmente, Sylar utiliza riffs groove, sintetizadores atmosféricos, bases rítmicas profundas y una ejecución vocal que alterna entre rapeo melódico y gritos llenos de sentimiento. El resultado es una música urbana pero feroz, ideal para fans de XXXTentacion, Juice WRLD o Trippie Redd que están dispuestos a explorar una versión más explosiva de las emociones que ya les conmueven.
Canciones como “All or Nothing” y “Soul Addiction” son himnos para quienes viven entre la angustia y el empoderamiento. Y justo como el trap, Sylar representa a una generación que no teme expresar su dolor, su rabia ni su vulnerabilidad a través del sonido.
El punto de encuentro: actitud, emoción y ritmo
El trap y el metal, aunque con estéticas muy diferentes, comparten un núcleo común: la actitud. Ambos rechazan lo superficial, abrazan lo real y buscan conectar con el oyente desde la emoción cruda. En el trap esa emoción viene de las calles, de la experiencia personal, de la cultura urbana. En el metal, viene del alma, del cuerpo, del grito colectivo.
Pero hay más. Los ritmos del trap —especialmente sus bajos 808, sus pausas dramáticas y su estructura repetitiva— se reflejan en subgéneros del metal como el nu metal, el metalcore moderno o el djent. Del otro lado, las letras del trap, que suelen hablar de superación, tristeza, lucha, ambición y deseo, se ven reflejadas en muchas composiciones metaleras que no temen explorar lo humano.
Incluso visualmente, las fronteras se han difuminado. Artistas de trap usan estética oscura, maquillaje gótico, referencias satánicas y ropa inspirada en el metal. Bandas de metal se han sumado al uso de bases digitales, flows urbanos y estructuras propias del trap. Lo que importa es el resultado: música que te golpea, que te mueve, que te representa.
Conclusión: de los beats a los riffs sin perder la esencia
Ser fan del trap no significa estar lejos del metal. Al contrario, hay caminos sonoros que te pueden llevar desde un beat de 808 hasta un breakdown salvaje sin que tu sensibilidad cambie. Bandas como Attila, Hacktivist y Sylar representan puntos de conexión entre ambos universos, donde la rabia se transforma en ritmo y la emoción se amplifica con distorsión.
Si te atrae el trap por su crudeza, por su sinceridad, por su vibra callejera y su energía íntima, el metal puede ofrecerte todo eso… en una frecuencia aún más intensa. Y no se trata de cambiar de identidad musical, sino de expandirla. Porque al final, lo que une géneros tan distintos como el trap y el metal es lo más importante: la pasión.
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