Las 5 bandas de power metal menos pesadas de los años 90

El power metal es sinónimo de épica, velocidad, melodía y fantasía. Surgido como una evolución del heavy metal y el speed metal, este subgénero se afianzó especialmente en los años 90, con una estética que abrazaba lo sinfónico, lo heroico y lo emocional. Mientras muchas bandas se lanzaron al vacío de los riffs explosivos y los bombos a doble pedal, otras optaron por un enfoque más melódico, accesible y luminoso. No todas las agrupaciones de esa época se aferraron a la pesadez; algunas construyeron universos sonoros más suaves, incluso cercanos al pop melódico, sin perder la esencia del power metal.
En este artículo exploramos cinco bandas de power metal que destacaron en los años 90 precisamente por no ser tan pesadas como sus contemporáneos. Son proyectos que conquistaron por su lirismo, su producción clara y su capacidad para emocionar más que aplastar. Esta es una celebración a la diversidad del género, donde no todo tiene que rugir para brillar.
Royal hunt: sofisticación melódica desde dinamarca
Royal Hunt, fundada en 1989 por el teclista André Andersen, fue una anomalía dentro del power metal europeo. Mientras otras bandas apostaban por los riffs potentes y la velocidad desenfrenada, Royal Hunt optó por una propuesta cercana al rock progresivo y al AOR (album-oriented rock). Con discos como Moving Target (1995) y Paradox (1997), la banda ofreció una experiencia sonora elegante, atmosférica y profundamente melódica.
La producción de Royal Hunt se caracteriza por un protagonismo absoluto de los teclados, armonías vocales limpias y un ritmo que nunca se precipita. En lugar de doble bombos agresivos, encontramos pasajes instrumentales fluidos, solos virtuosos pero relajados y estructuras narrativas que evocan el rock sinfónico de los 70. La voz de D.C. Cooper, con un timbre emotivo y operístico, refuerza ese enfoque melódico.
Aunque Royal Hunt comparte el ADN del power metal en cuanto a las temáticas épicas y la pomposidad sonora, su peso es emocional, no rítmico. Fue, sin duda, una de las bandas más suaves y sofisticadas de su generación.
Stratovarius (era early 90s): melodía finlandesa antes de la tormenta
Stratovarius es hoy considerada una institución del power metal. Sin embargo, en sus primeros años, especialmente entre 1989 y 1994, su música era mucho más moderada en términos de intensidad. Discos como Fright Night (1989), Twilight Time (1992) y Dreamspace (1994) presentan una banda aún en búsqueda de identidad, con un sonido más cercano al heavy melódico que al power metal bombástico que alcanzaría con Episode (1996).
Durante esa etapa, los riffs eran más sencillos, las baterías menos frenéticas y los teclados más atmosféricos que sinfónicos. La voz de Timo Tolkki tenía un enfoque más suave y melancólico, sin alcanzar aún el rango y la fuerza que más tarde mostraría Timo Kotipelto. La producción era discreta, limpia, sin sobrecarga sonora.
Esos años marcaron un Stratovarius delicado, introspectivo y aún lejos del metal sinfónico de velocidad supersónica que dominaría la segunda mitad de la década. Una joya para quienes valoran el power metal más contenido y reflexivo.
Heavenly: encanto juvenil con brillo francés
Heavenly es una banda francesa que surgió a finales de los años 90, y aunque su debut Coming from the Sky (1999) ya mostraba influencias del metal melódico alemán, su enfoque fue siempre más liviano, colorido y accesible. En lugar de agresividad, sus canciones rebosan luminosidad, estructuras sencillas y coros inolvidables.
La producción del disco debut es clara y poco saturada, con guitarras que buscan melodía antes que densidad. Los teclados se utilizan para realzar la atmósfera heroica, pero sin sumergirla en estruendo. El vocalista Benjamin Sotto canta con un tono juvenil, casi angelical, lo que acentúa la ligereza emocional de la banda.
Heavenly nunca fue brutal ni densa. Su propuesta fue desde el principio una celebración de la fantasía y la energía positiva. A diferencia de bandas que buscan el dramatismo oscuro, ellos eligieron la luz. Eso los convirtió en uno de los exponentes menos pesados del power metal noventero.
Helloween (era post-kiske): transición hacia el pop metal
Helloween, pioneros indiscutibles del power metal, vivieron en los años 90 una etapa de transición que los llevó a un sonido más accesible y menos pesado. Tras la salida de Michael Kiske y la llegada de Andi Deris, el enfoque de la banda se transformó en algo más comercial, más cercano al hard rock melódico que al power metal rápido y dramático de Keeper of the Seven Keys.
Discos como Master of the Rings (1994) y The Time of the Oath (1996) tienen riffs más simples, voces menos operísticas y estructuras más orientadas al estribillo. La producción se volvió más brillante, menos cruda, y el uso de teclados y efectos melódicos ayudó a suavizar el impacto general.
Aunque la banda mantuvo su identidad power, esta etapa se alejó del metal bombástico para acercarse a una fórmula más pop-rockera. Las canciones eran pegajosas, pero menos oscuras, menos pesadas, más aptas para audiencias que preferían emoción a estridencia.
Rhapsody (antes de convertirse en rhapsody of fire): sinfonía sin pesadez
Rhapsody, conocidos hoy como Rhapsody of Fire, irrumpieron a finales de los 90 con un sonido cinematográfico que redefinió el concepto de power metal sinfónico. Con su debut Legendary Tales (1997) y su continuación Symphony of Enchanted Lands (1998), presentaron una música cargada de teclados, coros épicos, pasajes orquestales y temática fantástica. Pero pese a toda la pomposidad, su peso instrumental era suave, casi etéreo.
Las guitarras no eran saturadas ni agresivas, sino melódicas y limpias. Los teclados dominaban el paisaje sonoro, creando una atmósfera de cuento de hadas antes que una guerra sonora. La voz de Fabio Lione era potente pero refinada, casi lírica. La batería mantenía el pulso sin buscar el caos.
Rhapsody fue sinfónico, majestuoso, pero no abrasivo. Su música apelaba al corazón y a la imaginación, más que al instinto. Su peso estaba en la narrativa, en la emoción, no en el decibel. Por eso fueron una de las bandas más accesibles y menos pesadas del power metal en los años 90.
Conclusión: la otra cara del poder épico
El power metal no necesita gritar para ser grande. Si bien el género se caracteriza por su fuerza sonora y su velocidad instrumental, los años 90 nos dejaron agrupaciones que eligieron caminos más suaves, melódicos y accesibles. Royal Hunt, Stratovarius en su primera etapa, Heavenly, Helloween post-Kiske y Rhapsody construyeron obras que brillan sin aplastar, que emocionan sin agredir.
Estas bandas demostraron que el poder también puede expresarse desde la armonía, desde la elegancia y desde la fantasía sin estruendo. Para quienes buscan epicidad sin saturación, belleza sin pesadez y emoción sin violencia, estas cinco agrupaciones ofrecen una ruta luminosa dentro del universo metálico.
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