Las 5 bandas del doom metal más pesadas de los años 80

El doom metal nació como un grito sombrío contra la velocidad desenfrenada del thrash y el brillo superficial del glam. En los años 80, mientras el mundo se rendía ante el virtuosismo de guitarristas veloces y las baladas de estadio, un puñado de bandas decidió ralentizar el ritmo, oscurecer el alma y amplificar el peso. Este artículo celebra a las cinco bandas más pesadas del doom metal de esa década maldita, aquellas que con riffs monolíticos y atmósferas opresivas definieron el sonido de la desesperación.
1. Candlemass – Los arquitectos del epic doom
Desde Suecia, Candlemass irrumpió en 1986 con Epicus Doomicus Metallicus, un álbum que redefinió el género. Con la voz operática de Messiah Marcolin y riffs que parecían esculpidos en piedra, Candlemass no solo era pesado: era majestuoso. Su estilo épico, influenciado por la música clásica y el heavy tradicional, elevó el doom a nuevas alturas sin perder ni un gramo de oscuridad.
Álbum clave: Nightfall (1987) Por qué pesa: Cada canción es una marcha fúnebre adornada con melodías que cortan como cuchillas.
2. Saint Vitus – Crudo, sucio y sin concesiones
Desde Los Ángeles, Saint Vitus canalizó el espíritu de Black Sabbath y lo empapó en nihilismo punk. Su sonido era primitivo, casi cavernoso, y su actitud desafiante. En una época dominada por la producción pulida, Saint Vitus ofrecía riffs lentos, distorsión fangosa y letras que hablaban de desesperanza y decadencia.
Álbum clave: Born Too Late (1986) Por qué pesa: Porque su crudeza no es una pose: es una declaración de guerra contra la esperanza.
3. Trouble – El peso espiritual del doom
Originarios de Chicago, Trouble aportó una dimensión espiritual al doom metal. Con influencias bíblicas y una estética más luminosa, su música era igual de pesada, pero con un enfoque más introspectivo. Su debut homónimo y el poderoso Psalm 9 son testamentos de cómo el doom puede ser aplastante sin perder profundidad lírica.
Álbum clave: Psalm 9 (1984) Por qué pesa: Porque sus riffs son martillos que golpean el alma, no solo los oídos.
4. Pentagram – Los pioneros malditos
Aunque su reconocimiento llegó tarde, Pentagram fue una de las primeras bandas en moldear el sonido doom en los años 70, pero su influencia se consolidó en los 80. Bobby Liebling, su líder carismático y torturado, canalizó demonios personales en canciones que son verdaderos himnos de oscuridad.
Álbum clave: Relentless (1985) Por qué pesa: Porque cada riff es una lápida, y cada verso una maldición.
5. Witchfinder General – El doom con sabor británico
Desde Inglaterra, Witchfinder General ofreció una mezcla irresistible de doom y heavy metal tradicional. Con una estética provocadora y letras que evocaban brujería y perversión, su música era tan pesada como seductora. Aunque su carrera fue breve, su impacto fue duradero.
Álbum clave: Death Penalty (1982) Por qué pesa: Porque su sonido es como una misa negra en medio de un bosque maldito.
Conclusión: El legado eterno del doom ochentero
Estas cinco bandas no solo definieron el doom metal en los años 80: lo convirtieron en una forma de arte. En una época de excesos y velocidad, ellos eligieron la lentitud, la densidad y la introspección. Hoy, su influencia resuena en cada banda que se atreve a desafiar la luz y abrazar la sombra.
Foto: Internet
Tomado de https://heavymextal.com/feed





