Le metió 200 CV más a su Suzuki Hayabusa y se puso a hacer pruebas en un aeropuerto. ¿El resultado? Casi sale volando
En manos de la mayoría de los mortales, una Suzuki Hayabusa de serie ya es una experiencia que deja huella: 1.340 cc, 188 CV, 111 Nm y casi 300 km/h si nadie ha puesto limitador de por medio. Vamos, que de por sí ya es bastante moto, digamos.
Pero si a eso le sumas casi 200 caballos extra y un piloto con el currículum de Alastair Fagan (nuestro protagonista de hoy, que es ex piloto del British Superbikes e Isle of Man TT, y cofundador de 44Teeth), la ecuación empieza a sonar peligrosa. De hecho, el vídeo es bastante temerario como estarás a punto de comprobar.
Que gane el más rápido… O no
La culpable de este exceso se llama SuperBusa y es obra de TTS Performance. Bajo el carenado (y los alerones de fibra de carbono) esconde un Rotorex C30-94 (una especie de super cargador que no es un turbo, pero ya coges la referencia) y una mecánica reforzada para entregar 370 CV y 264 Nm de par. Eso significa un cuarto de milla en ocho segundos, una punta de 351 km/h y, lo que es más preocupante, la capacidad de comerse la pista en menos de lo que tardas en parpadear.
En el vídeo grabado en un aeródromo británico, Fagan acelera como si quisiera doblar el espacio-tiempo. El asfalto se acaba tan rápido que los carteles de frenada parecen un borrón. “Whoa, whoa, whoa… that was the limit” (ese es el límite), se le escapa por el intercom. Y el tono de voz deja claro que no hay actuación para la cámara: el final de la pista estaba llegando mucho más deprisa de lo deseado.
El apartado de frenos, al menos, está a la altura del susto: discos delanteros StopTech de 330 mm y trasero TTS aligerado. Pero cuando el marcador ya ha pasado de largo la cifra máxima y la aerodinámica empuja, ni el mejor sistema de frenado del mundo te da metros extra.
Por si la dosis de adrenalina no fuera suficiente, en la misma jornada se enfrentó a otra máquina con supercargador: una GSX-R1000 K8 que, gracias a otro TTS, rinde 230 CV. Sobre el papel, menos potencia significa más control… `Pero incluso así, las dos lanzaban la rueda delantera al cielo con una facilidad insultante. En el cuarto de milla, la diferencia fue mínima, demostrando que tanta caballería solo sirve si puedes ponerla en el suelo.
La SuperBusa no es un prototipo de dragster ni una moto de circuito. Lo mejor de todo es que es totalmente legal para calle, con luces, matrícula y todo lo necesario para circular. Lo que no tiene es un botón de “modo tranquilo”: basta un golpe de gas para que cualquier pueblo inglés a kilómetros a la redonda sepa que te acercas. Fagan lo resumió de forma sencilla: “Es la cosa más ridícula que he probado en mi vida… Y me encanta”.
Imágenes | TTS Performance
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