Cómo es “Fiesta de zombis”, el primer disco de Los Caballeros de la Quema en 25 años

Los piojos llenan estadios. La Bersuit (re)presenta Hijos del culo. Y Caballeros de la Quema edita un disco con canciones nuevas. Ahora sí… ¿¡el rock argentino volvió a los 90!? A ocho años del regreso a los escenarios, con shows intermitentes aquí y allá, la banda que lideran Iván Noble y Pablo Guerra decidió sumar un capítulo discográfico a su historia, a 25 años de su última producción, Fulanos de nadie (2000). ¿Por qué? Porque pueden.
De eso va Fiesta de zombis, un disco autocelebratorio que bucea en el ADN del grupo del oeste bonaerense para rescatar las dosis justas de letras de impacto costumbrista, riff contagiosos, guiños barriales, pecados de juventud y el alma siempre nostálgica del Noble caballero. Un universo propio en el que pueden confluir tanto Wanda Nara y los Rolling Stones a ritmo milonguero (“Milonga rota”) como escenas de grotesco contemporáneo en plan reggae veraniego: “Hay una chiflada tirando el tarot abajo en la cocina/ La novia de mi amante con mi exmujer vomitan caipiriña/ Una rubia en tetas que ni sé quién es, llorando en el jacuzzi/ Pregunta el diputado si acá en el barrio alguien vende tusi”, canta Noble en “Fiesta de zombis”.
El álbum arranca con “Otro día en la oficina”, una suerte de statement caballero que marca el rumbo de este regreso: a pesar del cuarto de siglo que ha pasado desde su último disco con canciones nuevas, la banda retoma la historia desde donde la había dejado. Más allá de que Noble dé cuenta de que “envejecen los James Bond” y dé vueltas sobre el concepto del “paso del tiempo” una y otra vez, eje del álbum de principio a fin.
“Y acá me ves” lleva el swing de la canción/balada de la Quema con la que supieron conquistar a propios y extraños (“rompí el carnet de socio, del club de los mentirosos”), mientras que “Alma de mocasín” se apoya en un riff que parece salido de un disco de los 90 de Aerosmith. La banda suena madura, sin preocuparse por el riesgo que podría conllevar ese volver al primer amor. Esto es lo que hay. Así somos hoy. Tómenlo o déjenlo.
“Tanto vino bajo el puente” podría ser un out-take de cualquier álbum de Andrés Calamaro, en donde Noble vuelve sobre la idea base del disco: “Pasa la vida, pasan las cosas y pasarás vos”, canta y luego insiste: “Nos queda poco y nada que perder”.
La segunda mitad de Fiesta de zombis arranca con lo mejor de este repertorio: “Vuelven los cuervos”, un tema comandado por el bajo de Pato Castillo y algún que otro gesto de renovación y cambio sonoro que oxigena. La voz de Noble vuelve al centro de la escena en “No empujen el río”, un rockito festivo y juguetón para bailar en el bar de la esquina.
La guitarra acústica de “Es hora” preanuncia el fin de fiesta bajón/reflexivo que llegará, finalmente, con “Todo va a pasar” (sí, otra vez el tiempo, maldito tiempo), en plan balada stone: “El tiempo nos curtió, nos lima el corazón/ Y aunque duele, mal que pese/ Todo va a pasar”.
A manera de bonus track, solo queda una versión de “Costumbres argentinas”, de Los Abuelos de la Nada. Los Caballeros de la Quema muerden el anzuelo y vuelven a empezar de nuevo. ¿Por qué? Porque pueden.
Tomado de https://es.rollingstone.com/