Prueba Zero XB y XE
Prueba Zero XB y XE: El pedigrí de un líder eléctrico
Cuando hablamos de Zero Motorcycles, no hablamos de una marca recién llegada. Fundada en 2006 en un garaje de Santa Cruz, California, por el exingeniero de la NASA Neal Saiki, la compañía nació como Electricross con el sueño de crear una moto de offroad ligera y pequeña.
Desde el lanzamiento de su primer modelo de producción en 2010, la Zero S, la marca se ha consolidado como la referencia mundial en motocicletas y propulsores eléctricos, fusionando la innovación de Silicon Valley con la pasión por el motociclismo.

El pedigrí de Zero es uno de sus mayores avales. Con casi dos décadas de experiencia y millones de kilómetros recorridos por sus usuarios, la fiabilidad de sus productos está más que demostrada. Existen incluso clubes de propietarios como el «Zero Legends Club» en España, con usuarios que han superado los 100.000 km en sus motos, certificando una degradación mínima de las baterías, que mantienen cerca del 90% de su capacidad. Este historial de calidad y durabilidad respalda ahora la llegada de la nueva X Line.

Con el lanzamiento de la iniciativa «All Access», Zero busca acercar su experiencia premium a un público más amplio, con seis nuevos modelos previstos por debajo de los 10.000 €. La X Line, compuesta por las XB y XE, es la primera fase de este ambicioso plan.
Estas motos recuperan la esencia original de la marca, enfocándose en un segmento, el de las motos ligeras, que ha experimentado un gran auge en los últimos años. Están pensadas para ser ágiles, divertidas y fáciles de usar, tanto en un entorno urbano como, sobre todo, fuera de carretera.

Aunque las XB y XE son matriculables y perfectamente legales para circular por la calle (con su placa, retrovisores e intermitentes), su uso principal se alinea con la filosofía americana de «cargar la moto en un remolque (o pick-up) e ir a un lugar a divertirte».
Ya sea un circuito de off-road como en el que las hemos probado hoy, o una zona de campo controlada, su hábitat natural es el ocio. Podrían ser una solución de movilidad urbana muy pintona también, pero su marcado carácter off-road es innegable.

Prueba Zero XB y XE, características técnicas: Tecnología Zero para todos
Empezando por el corazón, la Zero XB está equipada con un motor que ofrece una potencia máxima de 7,5 kW (10 CV), lo que la sitúa como una equivalente a un ciclomotor; y presenta un par motor de 42 Nm.
Su velocidad máxima está limitada a 45 km/h. La energía proviene de una batería extraíble de 2,4 kWh que promete una autonomía de unos 75 km. La recarga se realiza mediante un cargador portátil no integrado de 800 W, completando el proceso en aproximadamente 3 horas.

Por su parte, la Zero XE eleva las prestaciones para ser equivalente a una 125 cc. Su motor rinde 15,5 kW (20,1 CV) de potencia máxima y 58 Nm de par, permitiéndole alcanzar una velocidad de 85 km/h.
La batería, también extraíble, aumenta su capacidad hasta los 4,3 kWh, lo que le otorga una autonomía teórica de 100. El tiempo de carga con su cargador portátil de 800 W se extiende hasta las 5,5 horas.

En cuanto a la parte ciclo, Zero ha desarrollado estas motos en colaboración con un gigante de la fabricación como ZONSEN, lo que garantiza una base sólida. Ambas motos cuentan con suspensiones totalmente regulables delante y detrás, aunque con mayor recorrido en la XE, adaptado a su mayor tamaño y pretensiones. Los frenos, en ambos casos, se muestran más que suficientes para detener con solvencia unas motos de este peso y rendimiento.

La XB presenta ruedas de 19 pulgadas, horquilla con 195 mm de recorrido y monoamortiguador con 176 mm. Los frenos se componen de disco delantero de 220 mm y trasero de 203 mm.
La XE por su parte, trae rueda de 21 pulgadas delante y 18 detrás. Con una horquilla de 210 mm de recorrido y monoamortiguador trasero de 85 mm de recorrido (que puede parecer poco, pero es porque está montado de forma muy vertical). La XE completa su parte ciclo con frenos de disco delantero de 240 mm y trasero de 200 mm, ambos con pinza de doble pistón.

Un aspecto destacable en ambos modelos es su equipamiento tecnológico. Las dos montan un moderno cuadro de instrumentos TFT a color, cuyo manejo resulta muy intuitivo y fácil. Su interfaz recuerda más a la de un gadget tecnológico que a los complicados menús de otras motos, con botones que responden de inmediato.

Desde estas piñas se gestionan los tres modos de conducción disponibles: Eco, Standard y Sport. Además, ambas cuentan con control de tracción desconectable, una función que se activa y desactiva de forma sencilla con un botón dedicado en la piña, incluso en movimiento, sin necesidad de navegar por menús complejos.

Toda esta tecnología de software y programación es herencia directa del conocimiento acumulado por Zero, una de las compañías punteras en el sector eléctrico. Esta facilidad de uso y la calidad de los componentes demuestran que, aunque sean modelos de acceso, no dejan de ser auténticas Zero Motorcycles.

Prueba Zero XB y XE: Similitudes y Diferencias
La XB y la XE comparten una misma filosofía: la diversión accesible y sin complicaciones. Ambas ofrecen una entrega de potencia amigable, tecnología intuitiva con la misma pantalla TFT y modos de conducción, y una parte ciclo solvente para su propósito.
Están diseñadas para iniciarse en el off-road o simplemente para disfrutarlo de una manera menos intimidante y más lúdica. Son motos que te invitan a jugar, a derrapar y a levantar rueda casi sin quererlo.

Sin embargo, las diferencias marcan claramente el público de cada una. La XB, con sus 10 CV y 45 km/h, es la puerta de entrada ideal. Es una moto-escuela perfecta para quien no tiene experiencia, ligera y manejable para aprender y coger confianza en tierra sin miedo.
La XE, con el doble de potencia y una velocidad máxima de 85 km/h, es un paso más allá. Es una moto con más entidad, más grande y con la garra suficiente para satisfacer a usuarios con algo más de experiencia que busquen sensaciones más intensas.

Prueba Zero XB y XE: Ergonomía, Pesos y Dimensiones
La Zero XB destaca por su extrema ligereza, con tan solo 63 kg en orden de marcha. Esto, combinado con una distancia entre ejes de 1240 mm y una altura de asiento de 832 mm, la convierte en una moto extraordinariamente manejable y nada intimidante. Su estrechez y bajo peso hacen que moverla en parado o levantarla del suelo sea un juego de niños, lo que aporta una gran confianza.

La Zero XE es notablemente más grande y pesada, deteniendo la báscula en 101 kg. Su mayor tamaño se refleja en una distancia entre ejes de 1355 mm y una altura de asiento considerable de 910 mm, lo que la hace más adecuada para pilotos de cierta talla. A pesar del aumento de peso, sigue sintiéndose una moto ágil, pero con un aplomo y una presencia que la acercan más a una moto de enduro convencional.

Prueba Zero XB y XE: Comportamiento Dinámico
En el circuito del Rocco’s Ranch, la Zero XB se reveló como una herramienta de diversión pura. Su ligereza es su gran virtud. Permite corregir errores con facilidad y te da la confianza para explorar los límites sin miedo
Los modos de conducción marcan una diferencia notable, permitiendo una progresión muy natural: empecé en modo Eco para hacerme a ella, pasé al Standard para coger ritmo y acabé en Sport, donde la entrega de potencia es instantánea y juguetona.

A pesar de su potencia contenida, la aceleración es sorprendente y te saca una sonrisa en cada curva. El control de tracción desconectable con un solo botón es ideal para empezar a jugar a derrapar y perder el miedo al deslizamiento de atrás.
Las suspensiones, aunque sencillas, cumplen su cometido absorbiendo las irregularidades del circuito de entrenamiento. Es, en definitiva, una moto que me ha permitido disfrutar como un niño, incluso a mí, que no hago offroad habitualmente.

Al subirme a la Zero XE, la sensación es de estar en una moto «de verdad». Es más grande, más alta y se siente más aplomada. La diferencia de potencia es abismal; los 20 CV se notan desde el primer golpe de gas.
En modo Sport, la aceleración es contundente, y si te descuidas, te la pones de sombrero. La rueda delantera se levanta con una facilidad pasmosa, lo que demuestra la garra que tiene.

Dinámicamente, se siente más estable y capaz gracias a su mayor recorrido de suspensiones y a su chasis más robusto. Permite atacar los saltos y las curvas con más decisión.
Los frenos y las suspensiones regulables van sobrados para el rendimiento que ofrece, transmitiendo mucha seguridad en todo momento. Es tan divertida como su hermana pequeña, pero con un extra de picante que exige y recompensa a partes iguales.

En ambos modelos, la autonomía es un factor a tener muy en cuenta. Es una cifra que varía enormemente según el uso, el modo de conducción y el peso del piloto. En mi caso, con 100 kg de peso, he notado un consumo notablemente superior al de mis compañeros más ligeros. Esto refuerza la idea de que son motos para un uso recreativo y controlado, donde la distancia no es el principal problema.
Tomado de https://soymotero.net/