Hells Angels en La Plata: Alarma, misterio y un desembarco internacional que sacude a la ciudad
La ciudad de La Plata vive horas de inquietud y asombro tras la llegada multitudinaria de los Hells Angels, la famosa agrupación internacional de motociclistas originada en California en 1948. Barbas tupidas, tatuajes y los icónicos chalecos negros con bordados rojos de “Hells Angels” llenaron plazas, hoteles y restaurantes del centro platense, despertando una mezcla de curiosidad y temor entre vecinos y comerciantes.
Durante la última semana, más de 150 motociclistas estadounidenses y europeos desembarcaron en La Plata, con la expectativa de que la cifra crezca a varios miles para el fin de semana, en ocasión del “World Run”, el encuentro anual internacional del club. El evento, que promete reunir motoqueros de todo el mundo, mantiene en vilo a las autoridades locales y al Ministerio de Seguridad, que desplegaron un fuerte operativo de vigilancia por los antecedentes globales de la organización y sus supuestos nexos con actividades criminales, según consideran agencias estadounidenses.
Sorprendentemente, muchos de los visitantes no llegaron en las clásicas Harley-Davidson, sino en vans y vehículos particulares, ocupando casi toda la capacidad del hotel Grand Brizo y otros alojamientos céntricos. La búsqueda de un predio adecuado para la convención también sumó intriga, luego de fracasar negociaciones con sindicatos locales y mantener en secreto el lugar exacto del evento, finalmente trasladado a Berazategui.
El origen legendario de los Hells Angels marca una trayectoria de rebeldía y fraternidad, pero sus antecedentes internacionales —asociados a delitos como tráfico de drogas y armas, extorsión y episodios de violencia— generan una alerta inevitable. Aunque en Argentina no pesan por ahora denuncias graves, el club mantiene una reputación de hermetismo y poder de convocatoria que no pasa inadvertida para la comunidad local.
A pesar de los temores, el presidente nacional de la filial argentina aseguró que la intención de la visita es solo celebrar, intercambiar culturas y disfrutar de la ciudad: “Es una fiesta anual, nos reunimos quinientos o seiscientos miembros, la pasamos bien e intercambiamos la cultura. Garantizo personalmente que el evento va a salir de la mejor manera”.
Mientras las actividades continúan, el contraste entre la celebración anunciada por los Hells Angels y la tensión en la comunidad ilustra el desafío de recibir uno de los encuentros motociclistas más enigmáticos y controversiales del mundo en pleno corazón bonaerense.
por Alejandro Palma