Prueba MITT GT-K Sport / Touring
Prueba MITT GT-K: Una Gran Viajera con ADN Español
MITT es una marca española, perteneciente al grupo Jets Marivent, con ya una década de experiencia trayendo diferentes tipos de motocicletas al mercado español. Aunque inicialmente se centraron en modelos orientados a la movilidad urbana, su catálogo ha ido añadiendo motos de todo tipo, incluidas custom y deportivas de media cilindrada.

Esta MITT GT-K es una clara muestra de su ambición por ofrecer motos para un público más exigente. En este caso, los amantes de las largas rutas y por crear una imagen de marca más sofisticada y completa.

La GT-K se presenta como la primera gran turismo de MITT y no hay más que echar un vistazo a su estampa y su equipamiento para ver que está diseñada para recorrer kilómetros con el mayor confort posible. Las maletas integradas, el parabrisas electrónico, su gran puesto de conducción o los puños y asiento calefactables ponen de manifiesto sus aspiraciones desde el primer momento.

Resulta muy evidente que estamos ante una moto muy específica, con un cometido muy claro. Es una moto pensada para viajar, para viajar con acompañante, con carga y hacer grandes distancias. Esto es algo que hace muy bien, así que vamos a ver cómo.
Prueba MITT GT-K: Parte Ciclo y Motor sólidos
A diferencia de otras ocasiones, quiero empezar por destacar la parte ciclo de esta MITT GT-K, y especialmente su sistema de frenos, que para mí es de lo mejor de la moto. Cuenta con un doble disco delantero de 298 mm con pinzas Brembo de cuatro pistones y una bomba también Brembo de anclaje radial. Detrás también encontramos Brembo, con una pinza de dos pistones opuestos y un disco de 220 mm.

Este conjunto ofrece una frenada potente y con un tacto exquisito, algo fundamental teniendo en cuenta que la moto alcanza los 225 kg en seco y tiene un depósito de 24 litros, lo que puede llevarnos a superar la aterradora cifra de 250 kg en orden de marcha.
Cuando entramos en estos pesos, lo que más le preocupa a uno es estar seguro de que va a poder parar con seguridad y en el caso de la MITT GT-K, el sistema de frenos da un resultado muy bueno. Además, incorpora un ABS de Bosch que funciona a las mil maravillas.

Siguiendo con el peso de la moto, sorprende comprobar que lleva un chasis de aluminio que solo pesa 9 kg, al que se le une un basculante que también es de aluminio y suma 7 kg al conjunto. El subchasis sí es de acero y además, la moto presenta un gran carenado para protegernos, maletas integradas y defensas. Todo esto le da a la MITT GT-K un empaque y un tamaño imponentes, además de una gran capacidad para proteger al piloto y pasajero de las inclemencias del tiempo.

Las suspensiones son Kayaba y son regulables: la horquilla invertida con barras de 41 mm es ajustable en compresión y extensión, y un amortiguador trasero horizontal con botella de gas separada, es regulable en precarga y rebote.
El recorrido tanto en la horquilla como en el amortiguador es de 80 mm y cumplen bien su función en la mayoría de situaciones. Si bien se trata de suspensiones más orientadas al confort que a otra cosa y al buscar los límites pueden mostrar cierta falta de firmeza, sobre todo con carga y especialmente el amortiguador trasero.

Los neumáticos Pirelli Angel GT contribuyen a un buen rendimiento dinámico, ofreciendo un buen compromiso entre agarre y durabilidad para el turismo. La rueda delantera monta un 120/70-ZR17 y en el eje trasero observamos un 180/55-ZR17, tamaños de rueda muy adecuados para el cometido rutero de esta MITT GT-K.

En cuanto al motor, se trata de un bicilíndrico en línea de 730 cc que entrega 75 CV a 8.500 rpm y tiene un par máximo de 70,6 Nm a 6.700 rpm. Con estas cifras y también por la filosofía de la moto, uno puede esperar un motor que tenga todo el jugo a bajas vueltas, y al que no le sentará bien estirar. Pero sorprende precisamente por su capacidad de llegar arriba con alegría y empujar también en medios y altos regímenes.
Para rutear y viajar con carga o pasajero, la potencia es más que suficiente, permitiendo mantener velocidades elevadas sin esfuerzo. Las marchas quinta y sexta son largas, ideales para viajar relajado en autopista. A bajas revoluciones, el motor es controlable y no tose. Solo al llevarlo muy alto de vueltas se pueden percibir algunas vibraciones en las estriberas.

Respecto a la capacidad y potencia del motor, creo que es más que suficiente para lo que se le pide: rutear y viajar con carga y con pasajero a velocidades altas sostenidas. Pero para aquellos que piensen que puede ir algo corta de potencia, decirles que no sería justo compararla con una BMW R 1250 RT que casi le dobla en caballaje y por supuesto también en precio.
En cambio cabe recordar que no hace tanto que Honda convirtió en superventas su Deauville, precisamente para hacer lo mismo que esta GT-K, pero con 20 CV menos y el mismo peso. Por aquel entonces, sencillamente no estábamos tan acostumbrados a las prestaciones y capacidades que tienen las en los tiempos que corren.
Prueba MITT GT-K: Dame equipamiento que nos vamos de viaje
La MITT GT-K viene repleta de equipamiento pensado para el confort y la funcionalidad en ruta. Lo primero que establece esa intención es el enorme carenado que nos protege de las inclemencias del tiempo y ayuda a conseguir un rodar suave y relajado.

Las ópticas de la moto son muy atractivas, teniendo los intermitentes integrados en las ópticas principales que a su vez forman un conjunto de tres volúmenes con un aspecto moderno. Por supuesto toda la moto es Full LED y su funcionamiento es muy adecuado, ya que iluminan muchísimo durante la noche.

Otro detalle de gran turismo son los retrovisores integrados, que además se pueden plegar en el caso de pasar por un sitio muy estrecho, tal vez metiendo la moto en algún garaje o sencillamente para dejarlos protegidos al aparcar. Eso sí, el plegado es manual, no electrónico.

Lo que sí tiene accionamiento electrónico es el parabrisas, que funciona muy bien. Tiene un buen rango de desplazamiento y queda bastante lejos del piloto, lo que hace que el espacio que cubre sea aún mayor y por este motivo, si lo levantamos más de lo necesario notaremos cierto rebufo en la parte trasera del casco. Esto es muy fácil de evitar, simplemente no hay que levantar siempre el parabrisas al máximo, sino hasta el punto justo en que desvía el aire a la parte alta de nuestro casco.

La instrumentación corre a cargo de una enorme pantalla TFT de formato apaisado que protagoniza el puesto de conducción. En este apartado conviene mencionar que si bien la pantalla es enorme y llamativa, es cierto que se ve con dificultad cuando le da el sol de manera muy directa.
Una forma de paliar este efecto (que por otro lado, no es grave) es a través de unas gráficas que son de muy alto contraste y que utilizan guarismos bastante grandes. Prácticamente todo es blanco sobre negro y los datos más importantes se ven bastante grandes.

La pantalla principal, continúa visualmente hacia los lados, creando un trampantojo que la hace parecer mucho más grande, cuando en realidad lo que hay en los laterales son dos grupos de avisadores luminosos tradicionales. Es un efecto muy interesante que está muy conseguido y creo que queda muy bonito. El puesto de conducción parece de una nave espacial.

De hecho, siguiendo la línea visual hacia el asiento del conductor, encontramos una botonera integrada en la cima del depósito, que tiene mucho protagonismo estético. Su funcionamiento es muy sencillo, puesto que no hay menús ni combinaciones de pulsaciones.
Todos los botones hacen una sola cosa y con ellos podemos subir y bajar el parabrisas, abrir las maletas, la tapa del depósito o desbloquear el asiento del acompañante, entre otras cosas.

Trae dos maletas laterales integradas de 20 litros cada una. Tienen apertura electrónica, que les da un toque sofisticado y están bien terminadas por dentro, con elásticos para sujetar la carga y cables de acero para aguantar las tapas.

También incluye puños calefactables y asiento del piloto calefactable. Creo que debería tener calefacción en el asiento del pasajero, que lo suelen agradecer mucho también, pero no es el caso. El funcionamiento de los elementos calefactados es correcto y hay varios grados para regularlos. El asiento está especialmente conseguido y calienta mucho.

Existen muchos más elementos notables en el apartado de equipamiento, como vemos, todos muy orientados al confort en ruta y a los grandes viajes, que se suman a todo lo ya comentado y entre los que cabe enumerar los siguientes: indicador de presión baja en los neumáticos, arranque sin llave (keyless) para el contacto y la apertura del depósito, tomas de corriente USB, USB-C y otra de 12 voltios; piñas retroiluminadas, defensas delanteras y traseras de serie, guantera frontal de tamaño adecuado para pequeños objetos y un portaequipajes trasero por si le queremos instalar un baúl o acoplarle una bolsa.

Sin embargo, se echa en falta el control de crucero, algo que para una gran rutera sería muy útil en autopista. Tampoco cuenta con control de tracción, aunque personalmente no lo considero imprescindible en esta moto.
Prueba MITT GT-K: Confort para el Piloto y el Pasajero
La ergonomía de la MITT GT-K está claramente enfocada al confort para largos viajes. El asiento se sitúa a tan solo 780 mm del suelo, lo que la hace muy accesible para pilotos de casi cualquier talla, permitiendo llegar al suelo con facilidad. El manillar ancho y cercano al piloto favorece una postura relajada, con los brazos casi caídos.
La protección aerodinámica es excelente gracias al amplio carenado y la pantalla regulable eléctricamente en altura e inclinación. Esta pantalla, incluso en su posición más baja, ofrece una buena protección, y al elevarla, el aire se desvía por encima del casco.

El pasajero también disfruta de un buen nivel de confort, con un asiento amplio y bien mullido, y asideras para sujetarse. Puede que el diseño de las defensas dificulte un poco la subida y bajada para algunos tipos de calzado, pero en general, el espacio y la comodidad son notables.
Para mi estatura de 1,86 m y mis 100 kg de peso, la postura me resultó cómoda, aunque quizás pilotos más altos podrían sentirse un poco encogidos. El radio de giro, considerando el tamaño de la moto, es bastante aceptable.

En general el puesto de conducción es un lugar acogedor, espacioso y muy cómodo, que es exactamente lo que se espera de una gran rutera como esta. La moto resulta además bastante accesible y yo diría que cualquier persona que supere los 1,70 m de altura, podrá manejarla con garantías.

Prueba MITT GT-K: Devorando kilómetros con placer
Subirse a la MITT GT-K transmite inmediatamente una sensación de moto rutera pensada para viajar. El motor arranca suave y, aunque inicialmente esperaba un motor más poderoso en bajas revoluciones, su respuesta en medios y altos es muy agradable, invitando incluso a estirarlo un poco.
En carreteras secundarias y autopistas, la GT-K se muestra extremadamente cómoda y estable, permitiendo viajar durante horas sin fatiga. La protección contra el viento es muy efectiva, lo que se agradece en trayectos largos.

La parte ciclo transmite confianza, especialmente los frenos Brembo, que ofrecen una potencia y un tacto excelentes. En curvas enlazadas, la moto se aploma bien y no es complicada de hacer cambiar de dirección, aunque al buscar un ritmo muy deportivo se pueden notar las suspensiones más orientadas al confort. Los neumáticos Pirelli contribuyen a un buen agarre y agilidad.

A velocidades de crucero, el motor funciona de forma suave y relajada, con unos consumos contenidos que en nuestra prueba se situaron en torno a los 5 litros a los 100 km, muy cerca de los 4,6 l/100 km anunciados por el fabricante. El depósito de 24 litros asegura una gran autonomía, un punto clave para una moto de este tipo.
Tomado de https://soymotero.net/