La nueva estrategia de Harley-Davidson para salir de la crisis y vender más: menos motos gordas y hola motos más pequeñas
Harley-Davidson se rinde al mercado que antes despreciaba: motos pequeñas, baratas y para todos los públicos. Es lo que les queda a los nortamericanos tras firmar una serie de resultados no demasiado buenos en estos últimos años.
Tras años apostando casi en exclusiva por sus míticas cruiser de gran cilindrada y precios inalcanzables para el común de los mortales, la firma de Milwaukee admite que necesita abrirse si quiere sobrevivir.
Harley quiere «abrirse» a otro tipo de público
Menos motos gordas, más motos accesibles a partir de ahora. Y no, no es solo una estrategia de marketing: en Europa ya no se venden las Sportster 883 ni la Forty-Eight, y el modelo de entrada parte ahora de los 14.495 euros. Demasiado alto, demasiado lejos.
Kolja Rebstock, vicepresidente de Harley para mercados internacionales, lo reconoce sin rodeos en declaraciones recogidas por MCN: «Perdimos volumen cuando dejamos de vender las Sportster. El reto es claro: cómo lanzar motos pequeñas que den beneficios y al mismo tiempo atraigan nuevos motoristas».
El primer paso podría llegar desde Asia. Harley ya vende en India la X440, una monocilíndrica fabricada por Hero MotoCorp que cuesta poco más de 2.000 euros al cambio. Ahora se plantean adaptar esa fórmula para otros mercados como el europeo. El espejo: modelos como la Honda GB350S o la Triumph Speed 400, que están arrasando en ventas en Reino Unido.
El plan no solo pasa por cambiar el catálogo: también por cambiar la mentalidad. «Necesitamos seguir fieles a nuestros clientes tradicionales, pero si solo hacemos eso, nos aislamos«, dice Rebstock.
Harley quiere a otro tipo de público… Y dejar atrás la imagen del tipo maduro con chaleco de cuero. «Algunos ni siquiera saben que vendemos una trail como la Pan America desde 2021″, añade.
Con producción ya asentada en Tailandia y buena parte del catálogo internacional saliendo de esa planta, los problemas logísticos no son un obstáculo. Lo que sí podría complicar las cosas son los posibles aranceles a las exportaciones desde EE. UU., reavivados tras el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. Harley ya sufrió ese golpe en 2018 y, aunque ahora hay margen de maniobra, el riesgo está sobre la mesa.
Mientras tanto, Harley también busca aire fresco en otros frentes. Uno es el deportivo: a partir de 2026 correrá con sus baggers preparadas en un campeonato internacional que acompañará al mundial de MotoGP. El otro es el diseño: aunque sus modelos parezcan no cambiar nunca, aseguran que hay evolución constante y “una tubería llena de grandes ideas”.
El mensaje es claro: Harley-Davidson quiere dejar de ser una marca de nicho para convertirse en una opción real para el gran público. Y si eso significa fabricar motos más pequeñas, más baratas y más simples, están dispuestos a hacerlo. Lo que una vez fue anatema, hoy es tabla de salvación.
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Tomado de https://www.motorpasionmoto.com/