¿El groove metal está infravalorado?

El groove metal es uno de los subgéneros más potentes y rítmicos del metal moderno, pero también uno de los más ignorados por la crítica y los medios especializados. Nacido en los años 90 como una evolución del thrash metal, este estilo apostó por riffs pesados y una cadencia que golpea directo al cuerpo. A pesar de su influencia en la escena global, el groove metal rara vez recibe el reconocimiento que merece. ¿Está realmente infravalorado?

Una revolución sonora que no necesita velocidad

Bandas como Pantera, Sepultura, Machine Head y Lamb of God redefinieron la brutalidad sin depender de la velocidad. Álbumes como “Vulgar Display of Power”, “Chaos A.D.”, “Burn My Eyes” y “Ashes of the Wake” son pilares del género, con canciones como “Walk”, “Refuse/Resist”, “Davidian” y “Laid to Rest” que se convirtieron en himnos de una nueva era del metal.

El groove metal introdujo una forma distinta de agresión: más controlada, más física, más visceral. Su enfoque en el ritmo y la potencia lo convirtió en una experiencia sonora que se siente tanto como se escucha.

El prejuicio de lo simple

Una de las razones por las que el groove metal ha sido infravalorado es la percepción de que es “demasiado simple” en comparación con otros estilos extremos. Al no tener la velocidad del thrash ni la complejidad técnica del death metal, algunos lo ven como una versión diluida del metal. Pero esta visión ignora la precisión rítmica, la fuerza compositiva y la intensidad emocional que define al género.

Además, el groove metal ha influido directamente en el desarrollo de otros subgéneros como el nu metal y el metalcore, demostrando que su legado es profundo y duradero.

Conclusión: ritmo que merece respeto

El groove metal está infravalorado por quienes no han comprendido su impacto. Es un género que cambió la forma en que sentimos el metal: más físico, más directo, más contundente. Escuchar groove metal es dejarse arrastrar por una ola de fuerza controlada, donde cada golpe de batería y cada riff son una declaración de poder. Su lugar en la historia del metal merece más que respeto: merece reconocimiento.

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