Moto del día: Aprilia Red Rose 50
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La Aprilia Red Rose 50 fue toda una ruptura con la tendencia entre los ciclomotores. Era la moto que enseñó a los chavales de finales de los 80, que podía ser auténticos bikers antes de afeitarse; podías tener una moto con el más puro “estilo Harley” para lucir por las calles de tu barrio y arrasar entre los colegas en la puerta del instituto.
A simple vista, lo primero que llama la atención es que no intenta maquillar nada: adopta todos los clichés custom posibles, pero aplicados a una escala imposible. Depósito estrecho y con forma de lágrima, asiento bajo, manillar tirando a alto, llanta delantera “fina”, cromados por todas partes y un guardabarros trasero más grande de lo que la potencia justificaba. Todo lo que hacía reconocible a la Red Rose 50… empaquetado para que un chaval de 15 años se sintiera protagonista de un videoclip de rock suave.
En lo referente a la mecánica, como puedes imaginar, no había milagros. Aprilia recurrió a un bloque Minarelli sencillo, robusto y fácil de mantener, orientado más a la fiabilidad que al rendimiento. Con sus obligados 45 km/h legales, aquello corría lo justo, pero tampoco pretendía hacerlo, las custom no son motos para rodar rápido, son motos para pasear, para lucirse y disfrutar de otras sensaciones. La Red Rose era la típica 50 con la que aprendías a mantener el motor alegre, a vigilar carburación y bujía, y a sobrevivir a cualquier repecho aunque tu compañero de clase llegase cinco minutos antes en su Jog R; que llegaran antes no eclipsaba el estilo con el que llegaría la Aprilia Red Rose.
Donde sí tenía encanto era en la posición de conducción, que imitaba fielmente la estética custom. Ibas sentado bajito, con los brazos algo abiertos y el manillar lejos del cuerpo, lo justo para sentirte diferente al resto del pelotón de ciclomotores deportivos. La postura hacía que la moto pareciera más grande de lo que realmente era, y si no te fijabas en la llanta trasera —estrecha como una bici de montaña— la verdad es que tenía su punto.
La Red Rose 50 fue también un producto curioso dentro de la propia Aprilia. Mientras la marca despegaba públicamente con las RX de enduro y las RS deportivas, decidió mantener en catálogo una propuesta calmada, estética, para otro tipo de usuario: el que buscaba estilo antes que prestaciones. Hoy eso le da un aura especial. No era rápida, no era técnica, no era el juguete ideal para curvear… pero era una custom verdadera, llevada al extremo mínimo de cilindrada que la ley permitía.
No tuvo grandes cifras de ventas ni un impacto profundo en el mercado, pero quienes la recuerdan lo hacen con una sonrisa. Representa esa época en la que existía una 50 de cada estilo, y hasta los amantes de las motos “grandes” tenían su versión infantil para empezar. Una rareza con encanto que merece ser rescatada.
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