Moto del día: Honda EXP-2

Tiempo de lectura: 3 min.
Hubo un tiempo en el que Honda, el gigante que hoy reniega de los humos azules, se propuso salvar el motor de dos tiempos de la quema de las normativas anticontaminación. A mediados de los 90, mientras todos daban por muerto al 2T en el uso civil, los ingenieros de la marca del ala dorada sacaron de su departamento de I+D una joya experimental que parecía sacada de una película de ciencia ficción: la Honda EXP-2.
No era una moto de producción, sino un laboratorio rodante de 402 cc que Honda decidió probar en el escenario más duro del mundo, el Granada-Dakar de 1995. Y ojo, porque no solo terminó, sino que ganó su categoría y quedó quinta en la general, demostrando que su revolucionario motor no solo era limpio, sino una roca en términos de fiabilidad.
La verdadera “chicha” de la EXP-2 estaba en su sistema de combustión. El gran problema del 2T es la pérdida de carga –gasolina sin quemar que sale por el escape– cuando el motor trabaja a pocas vueltas. Honda solucionó esto con la Combustión por Radicales Activados –ARC–.
Básicamente, el motor utilizaba una válvula de escape de guillotina controlada por la CPU que regulaba la presión dentro del cilindro. A bajas revoluciones y con poca carga de acelerador, la válvula se cerraba lo justo para retener una cantidad residual de gases de escape muy calientes. Esos gases provocaban que la siguiente mezcla de aire y gasolina se autoencendiera por calor y presión, de forma muy similar a como funciona un motor diésel, sin necesidad de que la bujía soltara la chispa. El resultado era una combustión completa, sin humos y con un consumo de combustible ridículo para una 400 cc de dos tiempos.
Cuando el piloto abría gas a fondo, el sistema ARC se desconectaba y el motor funcionaba como un 2T convencional de altísimo rendimiento. Estamos hablando de unos 54 CV para un peso pluma de 155 kg en orden de marcha –con los depósitos de combustible necesarios para el desierto–.
En el Dakar, esto se traducía en una ventaja competitiva brutal. Mientras las pesadas 4T de la época sufrían en las dunas, la EXP-2 flotaba sobre la arena con la agilidad de una moto de enduro pero con la pegada de una moto de raids. Además, al quemar de forma tan eficiente la mezcla a bajas vueltas, la entrega de par era mucho más lineal y tratable que la de una CR500, por ejemplo, lo que permitía traccionar donde otras solo cavaban zanjas.
A pesar de su éxito rotundo en competición –ganó también la Baja 1000–, la Honda EXP-2 se quedó en un cajón. La inversión necesaria para llevar la tecnología ARC a la producción en serie era altísima y Honda ya había decidido que el futuro de la marca pasaba por el “Clean 4 Stroke”. Básicamente, la EXP-2 fue el último gran “lo siento, pero podemos hacerlo” de Honda antes de cerrar la puerta del garaje de los dos tiempos.
Hoy, la EXP-2 es recordada como el eslabón perdido. Una moto que demostró que el 2T no era el culpable de la contaminación, sino que simplemente necesitaba un cerebro electrónico y un sistema de escape inteligente. Es, sin duda, una de las motos más fascinantes que jamás han pisado el desierto y un recordatorio de que, cuando Honda quiere, puede reinventar la rueda.
#LargaVidaalMotociclismo #BikerSonora #SonoraRiders #MotociclismoyRocknRoll #Motociclismo #MotociclistasdeMexico #Rock #Siguenos #Rodadas #México #Sonora #Arizona #Nogales #Navojoa #Obregon #Guaymas #Empalme #AguaPrieta
Tomado de https://motos.espirituracer.com/feed/



