Rueda por Túnez y descubre la ruta del desierto
La travesía comienza en Túnez capital, una ciudad vibrante junto al Mediterráneo. Desde aquí, toma rumbo sur por la carretera A1, que conecta con Sfax y Gabès. El camino es fluido, bordeado de olivares infinitos y pueblos donde los mercados callejeros invitan a detenerse por un té de menta o un pan recién horneado.
Al dejar atrás Gabès, la vegetación comienza a desvanecerse y el aire se torna más seco. La carretera hacia Matmata, hogar de antiguas viviendas trogloditas excavadas en la roca, es el primer contacto con lo inesperado. Aquí, las casas parecen cuevas lunares, y cada curva revela un paisaje más árido e hipnótico.
Desde Matmata, toma la ruta hacia Douz, la puerta del Sahara. El trayecto se vuelve más arenoso y los pueblos más dispersos. Douz es un oasis real: palmeras, camellos y un mercado de especias que parece detenido en el tiempo. Desde aquí, se puede acceder a pistas de arena que atraviesan el Gran Erg Oriental, una vasta región de dunas móviles.
Este es territorio de verdaderos aventureros. Las motos deben estar listas para tramos sin señalización, donde solo las estrellas y el sol guían el camino. Si te aventuras hacia Ksar Ghilane, un remoto oasis termal, sentirás que el mundo moderno ha desaparecido por completo. Hay campamentos beduinos, baños en aguas calientes y cielos que arden de estrellas.
Más al oeste, se encuentra Tozeur, una joya entre palmerales. Desde aquí se puede visitar el oasis de Chebika, enclavado entre cañones y cascadas. Las carreteras serpentean entre paredes de piedra y valles escondidos, ideales para una moto trail o adventure.
No muy lejos está Ong Jemel, el famoso “cuello de camello”, donde se filmaron escenas de Star Wars. Rodar entre estos escenarios naturales es como cruzar una frontera entre la Tierra y otro planeta. También puedes aventurarte hacia Nefta y el Chott El Jerid, un lago salino que brilla como un espejo bajo el sol y crea ilusiones ópticas imposibles de ignorar.
La mejor temporada para recorrer Túnez en moto es de octubre a abril, cuando las temperaturas son más amables y las rutas del desierto aún son transitables. Evita el verano, cuando el calor puede ser extremo y peligroso.
Las motos ideales son ligeras y resistentes, como una KTM 690 Enduro, una Yamaha Ténéré 700 o una Royal Enfield Himalayan. En las zonas urbanas es fácil encontrar combustible, pero al adentrarte en el sur es clave llevar bidones extra y repuestos básicos.
Túnez es una mezcla única de hospitalidad árabe, misticismo africano y legado mediterráneo. Rodar por este país es una experiencia que despierta todos los sentidos: aromas, colores, silencios, viento y arena. Aquí, cada kilómetro te acerca a una historia milenaria y cada parada deja una marca profunda en el alma.
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