Las 5 bandas del doom metal más importantes del siglo XX

El doom metal es uno de los subgéneros más densos, oscuros y emocionalmente intensos del heavy metal. Nacido de las raíces del hard rock y el heavy metal de los años 70, el doom ha evolucionado en distintas direcciones, pero su esencia se ha mantenido intacta: tempos lentos, riffs pesados, letras sombrías y una atmósfera opresiva. A lo largo del siglo XX, varias bandas dejaron una huella imborrable en el género, definiendo su sonido y expandiendo sus horizontes estilísticos.
Este artículo explora las cinco bandas más importantes del doom metal del siglo XX, aquellas que sentaron las bases, impulsaron el género y lo convirtieron en una de las formas más expresivas del metal.
Black Sabbath: el origen del peso y la oscuridad
No se puede hablar de doom metal sin mencionar a Black Sabbath, la banda británica que dio origen no solo al género sino a toda la estética del metal pesado. Formada en Birmingham en 1968, Black Sabbath transformó el rock psicodélico y el blues en algo mucho más sombrío y poderoso.
El álbum debut homónimo de 1970, especialmente la canción Black Sabbath, es considerado por muchos como la primera canción de doom metal. El riff lento y ominoso de Tony Iommi, combinado con la voz espectral de Ozzy Osbourne y la letra inspirada en el ocultismo, establecieron el tono para todo lo que vendría después.
Otros discos como Paranoid (1970), Master of Reality (1971) y Vol. 4 (1972) cimentaron su legado como pioneros del doom. Aunque Black Sabbath exploró otros estilos, sus momentos más lentos y pesados influyeron directamente en generaciones posteriores de bandas doom.
Su importancia es tan grande que incluso hoy, más de cinco décadas después, siguen siendo el estándar por el cual se mide todo el doom metal.
Candlemass: los padres del epic doom
En los años 80, cuando el metal estaba dominado por el thrash y el glam, surgió desde Suecia una banda que devolvería la oscuridad al primer plano: Candlemass. Fundada por el bajista y compositor Leif Edling, Candlemass fue fundamental en el desarrollo del subestilo conocido como epic doom metal.
Su debut Epicus Doomicus Metallicus (1986) no solo es un clásico instantáneo del género, sino que redefinió el enfoque del doom. Aquí encontramos riffs monumentales, una producción poderosa y una atmósfera majestuosa, casi teatral. La voz de Johan Längqvist en ese álbum, melódica y dramática, contrastaba con el estilo más rasposo de otros vocalistas de metal de la época.
Sin embargo, fue con el ingreso de Messiah Marcolin como vocalista en los siguientes discos —especialmente Nightfall (1987) y Ancient Dreams (1988)— que Candlemass alcanzó su cénit creativo. Marcolin, con su voz operática y su presencia escénica en túnicas negras, convirtió cada actuación en una misa oscura.
Candlemass trajo al doom un sentido de grandeza y solemnidad que aún hoy sigue siendo imitado pero rara vez igualado.
Saint Vitus: la esencia del underground
Mientras Candlemass traía una visión épica al doom, desde California, Saint Vitus ofrecía una interpretación más cruda, directa y ligada a las raíces del rock psicodélico y el punk. Formados en 1979, Saint Vitus se convirtió en uno de los pilares de la escena doom estadounidense, particularmente del movimiento conocido como traditional doom.
Su sonido era más sucio, sus grabaciones menos pulidas, y sus letras más personales, con temas sobre el aislamiento, el consumo de drogas y la alienación. Esta honestidad brutal los convirtió en referentes del doom underground, muy respetados aunque nunca alcanzaron una fama masiva.
El ingreso del legendario Scott “Wino” Weinrich como vocalista en 1986 marcó un antes y un después para la banda. Discos como Born Too Late (1986) y Mournful Cries (1988) se volvieron esenciales para cualquier fan del género. La voz desgarradora de Wino y su actitud desafiante ayudaron a dar forma al arquetipo del vocalista doom.
Saint Vitus no solo influyó en bandas contemporáneas, sino que también fue clave en la conexión entre el doom metal y la escena stoner que surgiría en los 90.
Trouble: la fusión de fe y oscuridad
Procedente de Chicago, Trouble es otra banda fundamental para entender la evolución del doom metal en el siglo XX. Aunque compartían con Saint Vitus una afinidad por los riffs pesados y la herencia sabbathiana, Trouble introdujo una temática inusual en el género: la espiritualidad y los textos bíblicos, pero desde una óptica introspectiva, filosófica y a veces incluso crítica.
Su debut Psalm 9 (1984) es uno de los discos más potentes y distintivos del doom clásico. Guitarras gemelas al estilo de Iron Maiden, una producción densa y la voz intensa de Eric Wagner marcaron el inicio de una carrera que influiría tanto al doom como al grunge y al metal alternativo de los 90.
Discos como The Skull (1985), Run to the Light (1987) y su álbum homónimo Trouble (1990) producido por Rick Rubin, demuestran la versatilidad de la banda. A pesar de su carga espiritual, Trouble nunca fue una banda religiosa, sino una que abordaba el bien y el mal, la redención y la desesperación, desde un prisma existencial.
Trouble ayudó a expandir los límites temáticos del doom metal, sin abandonar la pesadez característica del género.
Pentagram: los oscuros profetas del doom
La historia de Pentagram es una de las más fascinantes y trágicas del metal. Formados a principios de los años 70 en Virginia, Estados Unidos, Pentagram fue contemporánea de Black Sabbath, pero por diversas razones —entre ellas, problemas personales, inestabilidad de formación y falta de apoyo discográfico— su reconocimiento llegaría mucho después.
El carismático pero problemático vocalista Bobby Liebling fue el corazón de la banda durante décadas. Su estilo vocal y su presencia escénica eran inconfundibles. A pesar de grabar decenas de demos en los 70, Pentagram no logró lanzar su primer álbum oficial hasta 1985, ya con una alineación reformada. Ese disco, titulado simplemente Pentagram (más tarde reeditado como Relentless), es considerado un pilar del doom clásico.
Con riffs que recordaban a Sabbath pero con un enfoque más directo y lúgubre, Pentagram creó una fórmula única, oscura y profundamente emocional. Day of Reckoning (1987) y Be Forewarned (1994) son otros ejemplos de su legado.
La influencia de Pentagram en el doom underground y en el desarrollo del doom revival de los 2000 es incalculable. Su historia, llena de altibajos, refleja la lucha del artista contra sus demonios internos, una narrativa muy alineada con la esencia del género.
El legado de un siglo oscuro
El doom metal del siglo XX fue mucho más que un estilo musical. Fue una forma de resistencia cultural, una respuesta sombría y poderosa a un mundo cada vez más acelerado, superficial y deshumanizado. Bandas como Black Sabbath, Candlemass, Saint Vitus, Trouble y Pentagram no solo crearon música pesada y lenta: construyeron un refugio para quienes buscan profundidad, introspección y catarsis en el arte.
Sus contribuciones definieron el camino que seguirían innumerables bandas en los siglos venideros, y su influencia se sigue sintiendo en cada riff distorsionado y en cada verso melancólico del doom contemporáneo.
Para quienes desean comprender la historia y el corazón de este género, conocer a estas cinco bandas es esencial. Porque el doom no es solo música: es una forma de ver el mundo a través del velo de la verdad, sin temor a la oscuridad.
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