Si no te parece suficiente la potencia de la Husaberg FS 570 siempre puedes ponerle un turbo…
Hay marcas que hacen historia por aguantar el paso del tiempo contra viento y marea, pero hay otras que a pesar de ser efímeras dejaron un legado espectacular. Ese es el caso de Husaberg, una marca que nació en 1988 como escisión de Husqvarna cuando esta la compró Cagiva (otro mito), y que estuvo en activo 25 años.
Aun así fue tiempo suficiente para que destacase por su calidad, por la competitividad de sus motos y por modelos que eran auténticos misiles. Y es que a pesar de su paso relativamente fugaz, Husaberg creó un lema que quizás te suene: “Ready To Race”. Y cuando desapareció, lo hizo para refusionarse con Husqvarna, ya entonces propiedad de KTM que también muestra esa filosofía.
Así que podemos decir que muchas de las Husaberg son prácticamente objetos de culto y entre ellos está una de sus últimas joyas, la Husaberg FS 570 que era una moto lista para el circuito pero con matrícula, faros e intermitentes.
Una bestia en la que destacaba su motor monocilíndrico de 565,5 cc estaba colocado casi horizontal en el chasis (70 grados). Esa opción hacía que hubiera más distancia al suelo a la vez que desplazaba la masa del propio motor y la inercia rotacional más cerca del centro de gravedad. De esta manera se buscaba hacer que la moto fuera más ágil a pesar de su cilindrada.

Así de natural nació la idea de la Husaberg FS 570 turbo
Y ahora que conocemos ligeramente la historia de Husaberg y también de la FS 570, vamos a integrar a la tercera pata de esta historia: Alex Silversjö. Sueco como la marca, y fan de la 570, tuvo una idea sobre su propia FS 570 tras tener un accidente con ella en octubre del año pasado. Se estaba recuperando y empezó a pensar en la opción de crear un kit de turbo que lograse sacar 20 o 30 CV más, pero manteniendo la fiabilidad y la silueta de la moto.
Una vez la idea fue madurando en la cabeza de Alex, el siguiente paso fue llevar el plan a la realidad. Lógicamente, conseguir poner un turbo a una moto que ha nacido sin él, lograr que todo funcione correctamente, que la fiabilidad se mantenga y los costos no se disparen es todo un desafío, pero lo cierto es que parece que lo ha conseguido.
Aunque no ha llegado, por ahora, a ganar esos 30 CV que soñaba, ha logrado un 30% más de potencia. Es decir, ha pasado de los 56 CV originales a 73 CV en la rueda trasera. Ahora está inmerso en el segundo paso de rendimiento, llegar a los 80 CV a rueda, lo que implica entre 90 y 95 CV en el cigüeñal.

Eso es una auténtica locura para una moto que pesa menos de 120 kilos. Y es solamente un paso intermedio, porque ya está pensando en integrar un intercooler y mejorar la admisión para continuar aumentando la potencia de una Husaberg FS 570, que tiene que ser tan divertida de pilotar como aterradora.
Tomado de https://soymotero.net/